miércoles, 31 de julio de 2013

El reconocido director y productor teatral que dirige (Love, love, love), Carlos Rivas, hizo llegar al matutino La Nación la siguiente carta:

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‘Nunca fui peronista. Ni creo que lo sea alguna vez. Nunca fui kirchnerista, y tampoco me veo allí en el futuro, si es que esta facción política tuviese algún futuro. No milito ni milité orgánicamente en ninguna organización política. Me sentí más o menos interpretado, a lo largo de casi 40 años, con lo que hoy se da en llamar “centroizquierda”, algo parecido a las socialdemocracias. Fui a la Plaza a apoyar a Alfonsín.
Fui a apoyar la elección de Cámpora. Fui a la cárcel de Devoto a reclamar la liberación de los presos políticos. Fui a muchos lados. Y también fui a la ESMA en aquel famoso acto de principio de gestión de Néstor Kirchner, apoyando la recuperación para las organizaciones de derechos humanos de esa vergonzosa institución militar que manchará eternamente la historia argentina.
Me gusta ser argentino, a pesar de las innumerables razones (pobreza y corrupción estructurales, represión, discriminaciones) que la práctica política y social de instituciones varias me han ido dando a lo largo de mi vida, para empujarme a sentir vergüenza más de una vez.
Pretendo ser un artista y colaborar con mi obra a la construcción de una conciencia comunitaria más solidaria, justa, equitativa y de signo nacional. Desde hace más de 40 años voy de teatro en teatro actuando y dirigiendo obras que me alimenten en la comprensión de la vida humana y sus misterios. No soy político. Pero no soy estúpido, creo. Sé que mis actos públicos (a través del teatro) constituyen un acto, también, de naturaleza político-social. Bienvenido sea, pero esencialmente soy un artista (lo pretendo) del teatro argentino.
Admiro la lucha de la Madres de Plaza de Mayo en los “años de plomo”. Admiro la lucha de las Abuelas y la altísima dignidad con la que buscan a sus nietos. Admiré (y quisiera que ella me permitiera seguir haciéndolo) a la señora Estela de Carlotto, con un énfasis que tuve el honor de transmitirle personalmente pocos meses atrás, cuando tuvo la deferencia de responder a una invitación nuestra y asistir a una función de la obra Love, love, love , que dirijo. Aunque aborrezco las actitudes “cholulas” y huyo de ellas como de la peste, le pedí que me permitiera tomarme una foto a su lado para mostrársela a mi hijo, con orgullo.
Hace unos días me piden que se lea al público una carta apoyando la nueva edición del ciclo Teatro por la Identidad al finalizar la función de nuestra obra, como es costumbre en todos los teatros de Buenos Aires.
Decenas de veces lo hicimos en otros espectáculos y yo mismo, en persona, fui el encargado de leerlo alguna vez. Siempre lo hice muy entusiasmado, como un acto que me obligaba moralmente y a la vez me enaltecía.
Pero esta vez, con enorme dolor, no pude, Estela. La encrucijada moral en la que usted y su organización me encerraron no me dio alternativa. De ahí el motivo de esto que hoy me siento compelido a expresarle.
Al llegar al teatro donde se representa nuestra obra con la intención de leer vuestra carta, me encontré en la puerta misma de nuestra sala (dentro del teatro, no en la calle) con un grupo de legítimos adherentes de Abuelas repartiendo al público que se retiraba el periódico oficial de su organización. En la primera plana estaba una gran foto suya junto a la señora Gils Carbó, apoyando la exótica y tendenciosamente bautizada “democratización de la Justicia”. Había también otros titulares de primera plana acusando a la Corte Suprema de la Nación de atentar contra actos legítimos de gobierno, por el solo hecho de cumplir con las funciones a las que la Constitución (con la que este gobierno fue elegido) la obliga. En mi barrio no estaba bien visto ir corriendo los arcos en medio de un partido. Imposible para mi conciencia ética ser cómplice de semejante autoritarismo encubierto, contra el que traté de luchar durante toda mi vida. Con la carta de Teatro por la Identidad en la mano, a punto de leerla, me sentí violentado ideológicamente. Víctima de una encerrona fáctica que pretendía obligarme a convertirme en Drácula si la leía o en Frankenstein si no lo hacía.
Pero aun había agravantes éticos más repugnantes a mi conciencia. Esto ocurría el día en que la presidenta de la República pretendía que se aprobara el pliego del general Milani, mientras una madre de desaparecidos de La Rioja lo acusaba de responsabilidad en la desaparición de su hijo conscripto.
Todo esto, además, estando en plena campaña electoral.
¿Cómo no leer al público la carta que apoya el noble objetivo de ayudar a la recuperación de hijos de desaparecidos? ¿Cómo leerla sin estar implícitamente apoyando acciones netamente partidizadas por una organización que (a mi juicio) jamás debió abandonar su misión de reclamar desde ese lugar de dignidad ética, que no es propiedad de ningún gobierno, cualquiera sea su signo político?
Decidí no leerla: no quiero ser parte obligada de la campaña electoral del gobierno nacional. Y pedí que si alguno de mis compañeros de trabajo en el teatro quisiera hacerlo, aclarase al finalizar que no todos los integrantes de la compañía coincidían con esta acción.
Debatimos, y se concluyó que no la leeríamos. Así fue. Por primera vez una compañía en la que yo participo no adhirió a lo que siempre habíamos adherido con el corazón.
Tristeza, congoja, desazón. Dolor profundo. Angustia. Noche de pesadillas en mi cama.
Decidí escribir este doloroso texto para explicarme. Decirles a mis amigos, a mi hijo, por qué “traicioné” la noble búsqueda de Estela de Carlotto a pocos días de fotografiarme con ella.
Ayer vi un cartel de la campaña política del Gobierno: “En la vida hay que elegir”. Por debajo del afiche creí ver chorrear el pegamento del autoritarismo.
Elijo la duda. No es pragmática y trata de eludir la soberbia de los necios’.

domingo, 28 de julio de 2013

En una entrevista con Christian Broadcasting Network (Red de Transmisión Cristiana), el Senador Ted Cruz declaró que cree que la legalización de los “matrimonios” del mismo sexo podría provocar que aquellos que expresen objeciones religiosas contra la homosexualidad sean juzgados por discriminación.

Notifam: Agencia de Noticias de Vida y Familia


Kirsten Andersen
Washigton D.C., 25 de julio de 2013 (Notifam) – 
“Si observamos a otros países que ya han recorrido el camino del matrimonio homosexual, ese es el siguiente paso para imponerlo,” dijo Cruz a David Brody, anfitrión de CBN. “Se impone yendo contra los pastores cristianos que se niegan a celebrar matrimonios gays, que predican las verdades bíblicas sobre el matrimonio. Esto ha sido definido como discriminación, como inconsistente con la visión del gobierno.”
En Canada, donde el “matrimonio” gay se legalizó en 2005, pastores cristianos, servidores públicos, educadores y dueños de negocios han enfrentado multas, cargos y largos litigios en las cortes por haber criticado abiertamente el estilo de vida homosexual. En uno de los casos, un pastor fue multado por $7000 USD y fue obligado a no volver a hablar públicamente sobre el tema de la homosexualidad, todo por haber escrito una carta a un editor local en la cual criticaba la existencia de la agenda homosexual en las escuelas.
Tanto en Suecia como en el Reino Unido, ha habido personas llevadas a juicio por expresar su visión tradicional sobre el matrimonio, incluyendo a un pastor cristiano en Suecia que fue llevado a la cárcel por supuestamente “incitar al odio” mientras predicaba en contra del comportamiento homosexual.
Últimamente en el Reino Unido se han visto varios casos en los que los cristianos que predican en las calles son arrestados simplemente por decir que la conducta homosexual es pecaminosa.
El gobierno francés ha criminalizado cualquier comentario contra la homosexualidad, resultando en que un miembro del parlamento fuera multado por $4000 USD y se le obligara a pagar $2000 USD de honorarios para la corte, después de que dijera que la homosexualidad es “inferior” a la heterosexualidad y que esta sería “un peligro para la humanidad si es llevada al límite.”
El Senador dijo a CBN que le preocupa que los Estados Unidos está a punto de convertirse hostil para aquellos que critiquen el estilo de vida homosexual.
“Pienso que no hay ninguna duda de que los que llevan adelante este esfuerzo en los Estados unidos, quieren ver que terminemos en el mismo lugar,” dijo Cruz. Le comentó a Brody que le parece que la nación está al borde del precipicio.
“Si seguimos por este camino corremos el riesgo de perder nuestra nación, corremos el riesgo de perder este oasis increíble de libertad,” declaró.
En los Estados Unidos ya ha habido casos en los que cristianos, dueños de negocios, enfrentan cargos y demandas por negarse a participar en ceremonias de “matrimonios” gays.

Régimen corporativo.

Red Patriotica Argentina


EL REGIMEN CORPORATIVO


Régimen corporativo. Un régimen connotado por este signo: corporati­vo. ¿Qué significa por tanto este úl­timo término? Etimológicamente la palabra deriva del latín Corpus-Cor­poris y Sancho Izquierdo nos dice que si en la antigüedad clásicaera usada generalmente para designar la substancia material... más tarde pa­so a significar un organismo, un todo bien ordenado,un agregado de personas que constituye una socie­dad y finalmente una casta o clase, un orden, un estamento.

El principio formal de este régi­men parece ser el reconocimiento de las clases, entendidas, desde Luego, en un sentido funcional y no en el sentido arbitrario y dogmático que establece la doctrina marxista. De ahí el nombre de corporación dado a las organizaciones de clase. Este re­conocimiento proporciona una garantía al individuo, que no se encuentra así aislado frente al Estado y a su vez una garantía al Estado contra la anarquía individual. La corporación aparece así antes de toda precisión como un organismo medio, como un punto de contacto entre el individuo y el Estado que evita o atempera sus mutuas diferencias.

Históricamente, la corporación ha significado también esto. Lo que fue­ron las corporaciones medioevales, sus glorias y su decadencia, no inte­resa ahora recordarlo. El concienzu­do burgomaestre de Paris, Etienne Boileau, nos ha dejado en su Livre des nétiers una idea bastante clara de lo que representaron en aquél su tiempo las corporaciones de artes y oficios. La organización corporativa del medioevo, fundada principalmen­te en un estado individual traducido en la espontánea colaboración jerárquica de los elementos que concurren a la producción, constituye lo que podríamos llamar, en lenguaje de filó­sofo moderno, el periodo ingenuo de la organización corporativa. El cri­terio de clase existe ya, pero no como valor absoluto e irreductible, sino co­mo diferenciación de funciones. Por ello es posible que en la corporación medieval coexistan el elemento pa­tronal y el elemento obrero, sin que se susciten en su seno los conflictos a que asistimos hoy cuando se ponen en contacto los intereses de ambas partes. Es que el obrero tiene una condición jurídica dentro de ese régimen, diversa de la actual; el tipo de producción por medio del trabajo ar­tesano, manual, realizado en el pe­queño taller, favorece un clima de en­tendimiento mutuo por el contacto permanente entre patrón y obrero. La situación de este último se ase­meja más a la de un miembro de la familia patronal que a la de un sim­ple asalariado.

Pretender en las actuales circuns­tancias suscitar un fenómeno corpo­rativo de tipo medieval es ignorar las condiciones reales y existenciales del mundo capitalista moderno, pro­fundamente dividido en su seno por odios, pasiones y resentimientos que el juego de la voluntad individual ha puesto en libertad.

Otros tiempos, otras costumbres. El principio fundamental de la colaboración subsiste pero la corporación no tendrá ya las características de la antigua institución.

La primera distinción se refiere al modo de constituirse las corporacio­nes. En efecto: la corporación mo­derna se estructura sobre la base de la organización sindical. Una excep­ción la constituye sin embargo la or­ganización española, en la que se prescinde de los sindicatos profesionales creando, con el nombre de sindicatos verticales, unos organismos a los que Se atribuye, preferentemente, funcio­nes de auto-disciplina económica. La otra distinción se refiere a su situa­ción con respecto al Estado: la cor­poración aparece suscitada por una actividad del Estado que busca re­solver mediante ella los problemas de la producción y el consumo.

Precisemos, pues, la noción de ré­gimen corporativo. La unión de Friburgo lo define como el régimen de organización social que tiene por ba­se la agrupación de hombres según la comunidad de sus intereses naturales y de sus funciones sociales y por coronamiento necesario. la represen­tación pública y distinta de estos dife­rentes organismos. Para Gaetan Pi­rou el régimen corporativo implica que cada profesión, debidamente or­ganizada, recibe atribuciones regla­mentarlas de orden social y aún de orden político. Veamos como se realiza la organización del régimen. Por la comunidad en el trabajo se constituyen los sindicatos de empresarios y trabajadores. El Estado reglamente la constitución de esos sindicatos por­que el régimen corporativo supone la autoridad del Estado. En unos casos se limita el derecho a asociarse reconociendo un sindicato único obligatorio. En otros, la sindicación es libre siempre que se satisfaga un cierto minino de condiciones. Sobre este punto es particularmente interesante la solución aportada por la ley italia­na del 3 de abril de 1926. Por di­cha ley se reconoce un solo sindicato como persona de derecho público, el que representa legalmente a todos los individuos pertenecientes a la profe­sión; pero la inscripción en el sindi­cato reconocido no es obligatoria, pu­diendo constituirse asociaciones de hecho en ejercicio de la libertad de asociarse. El reconocimiento se con­fiere a los sindicatos una vez satis­fechos los recaudos que exige la misma ley: que lo constituyan a lo me­nos un décimo de los representantes, y cumpla fines de tutela material y moral de los asociados. Otras garantías se exigen relativas a las autori­dades sindicales y el reconocimiento se efectúa por la aprobación del estatuto respectivo, previa solicitud al Ministerio de las Corporaciones.

La organización de la profesión significa la posibilidad de resolver los conflictos relativos al trabajo como propios de una categoría profesional, en sede sindical. Mediante la institu­ción de los contratos colectivos es­tos conflictos tienen un principio de solución, pues estos contratos se con­cluyen por las asociaciones legalmentereconocidas de empresarios y tra­bajadores y contienen los principios generales que han de regir las rela­ciones de trabajo. No obstante, pue­de ocurrir que las partes no lleguen un acuerdo y en este caso es ne­cesaria la institución de un organis­mo que establezca las justas condi­ciones de trabajo. Esto se ha reali­zado en algunos países mediante la institución de la Magistratura del Trabajo, que puede asumir diferentes modalidades ya sea bajo el tipo de tribunales arbítrales constituidos por representantes de las partes y del Es­tado; o en forma de órgano judicial especializado tal como se halla orga­nizado en Italia, por ejemplo, en don­de la Magistratura del Trabajo constituye una sección de la Corte de Ape­laciones; o con el carácter de tribuna­les distintos de los ordinarios.

Pero la colaboración obtenida me­diante contratos colectivos o por la conciliación ante los organismos au­torizados, no basta para fundar un orden. Es necesario transformar en permanente esta colaboración de los distintos factores pie concurren a la producción, lo que se obtiene median­te la institución de las Corporaciones. La transformaci6n del Estado no se realiza siempre, por otra parte, con caracteres de violencia. El derecho sindical ha precedido al derecho cor­porativo y la intervención del Estado en los conflictos ha sido consagrada aún por los regimenes liberales. Lo que alguno llamó nuevo dereclzo es el derecho de siempre, el derecho que han tenido los trabajador-es a ser tra­tados como hombres y no como co­sas. Lo único que hace el nuevo Es­tado es reconocer este derecho, pero no crearlo. El Estado ha intervenido Cada vez más, obligado por las circuns­tancias, para reglamentar diversos aspectos del trabajo. La novedad del régimen corporativo consiste en transformar esta intervención en algo orgánico y permanente y en crear or­ganismos medios en los cuales el Es­tado puede descargarse de las tareas de regular las relaciones del trabajo. Estos organismos son precisamente las corporaciones en las cuales se integran los factores de la produc­ción: empresario, técnico y obreros.

Aquí también el régimen admite diversas realizaciones: puede conce­birse un corporativismo de asociación o un corporativismo de Estado. El primero es aquél que nace por el acuerdo de las partes; el segundo pro­viene de la iniciativa estatal. Seria fatigoso enumerar todos los matices a que puede prestarse la realización de cada una de estas soluciones. Un ejemplo del corporativismo de aso­ciación lo constituyen las leyes holandesas sobre relaciones entre empresa­rios y la ley belga de enero de 1935 que reglamenta la producción y la distribución. Estas Leyes permiten a una mayoría de empresas obligar con sus decisiones a una minoría disi­dente, cuando a juicio del Estado estas decisiones se acuerdan con el bien común. En cuanto al corporativismo de Estado el ejemplo más acabado es el italiano.

Otro problema a considerar es el ámbito que abarca el principio cor­porativo. Mientras unos proponen, como Manoilescu, la realización del corporativismo integral y puro, ex­tendiendo el concepto de corporación a cuerpos sociales con funciones no económicas, otros limitan a la sola actividad económica la organización de las corporaciones. A nuestro entender, la labor de Manoilescu, mag­nifica bajo muchos aspectos, adolece de un excesivo intelectualismo y corre el riesgo de acabar en ideología. Ahora bien, hacer una ideología del corporativismo es negar la esencia misma del corporativismo, que implica el reconocimiento de la reali­dad social. Se justifican así las criti­cas que esta concepción ha encontra­do en eminentes autores italianos. Por su parte Manoilescu, coincidiendo en esto con la mayoría de los autores franceses que han considerado la organización fascista, reprocha a ésta una excesiva dependencia respecto del Estado. Indudablemente la corpora­ción debe tender a una cierta inde­pendencia con respecto al Estado y en ese sentido creo que nadie haya ex­presado mejor que el conde de La Tour du Pin, en su obra ya clásica, cuales deben ser las características de un re­gimen corporativo ideal. Pero la rea­lidad social admite diversas conside­raciones. Puedo considerar al estruc­turar un régimen el mejor régimen simplemente, o considerar el mejor régimen posible de acuerdo con las realidades sobre las cuales debe es­tructurarse. La primera es posición de filósofo, de metafísico. La segun­da es la legítima posición del político. Ahora bien; la realidad contempo­ránea es, corno lo hemos establecido a través de este ensayo, demasiado imperfecta para que podarnos acomodar a ella toda la integridad de un régimen ideal. Es necesario imponer­se ciertas limitaciones y entre ellas ésta de una corporación cuya vida ha sido suscitada y favorecida por el Estado y depende en ciertos casos de él, como sucede por ejemplo para la Corporación fascista que tiene el carácter de órgano del Estado. De lo contrario, se corre el peligro de crear una fuerza que se añada a las muchas qué ya conspiran contra la unidad del Estado. Una fuerza que tienda, al modo del sindicalismo, a disolver en si el Estado o que aun, por la fal­ta de una dirección superior, disipe en los intereses particulares de las diversas corporaciones el bien total de la comunidad. Debemos convencernos que mientras no cambien las condiciones espirituales del mundo, mientras no se forme esa conciencia corporativa que muchos autores ita­lianos yen como fundamento del ré­gimen corporativo, la conciencia de la solidaridad social y el reconocimien­to de un bien común superior y dis­tinto del bien individual, no podrá prescindirse de la actividad del Esta­do en la instauración de un régimen corporativo.

En todo caso, si el Estado debe reconocer un derecho propio a la Cor­poración, a su vez tiene facultad pa­ra regular la actividad de éstas a fin de mantenerlas en la esfera de una utilidad propia que no vaya en de­trimento de la utilidad común.

Esto supone, desde luego, una modificación en la doctrina acerca del Estado. Así en el régimen italiano, que es d régimen tipo contemporáneo, el Estado se define como la realización integral de esa unidad moral, política y económica que es la nación italiana, la que a su vez queda defi­nida corno un organismo que tiene fines, vida, medios de acción superiores por su potencia y duración a aquéllos de los individuos divididos o agrupados que la componen. Con esto se afirma una profunda divergencia con los principios que informaron el mundo moderno y que provocaron los fenómenos económicos y sociales que hemos señalado en la primera parte de este ensayo. Y es que el ré­gimen corporativo, aunque nace como una exigencia de la realidad —y de intento he substraído a la conside­ración de los lectores los principios filosóficos que pueden darle forma, a fin de mostrar más claramente este carácter—, implica un cambio funda­mental en la concepción del mundo y de la vida.

Vengamos por ejemplo a los fenómenos económicos. Uno de los primeros efectos de La instauración de un régimen corporativo es La subor­dinación de Lo económico a Lo político y de Lo individual a Lo común. Si dejamos de lado ciertas paradojas su­tiles como las de Ugo Spirito, que pretende interpretar el corporativis­mo como súper liberalismo e identi­fica en virtud de una dialéctica de tipo claramente hegeliano el indivi­duo y el Estado, podemos yen que el régimen corporativo significa el re­conocimiento de un interés individual un interés social., como distintos. Las pretendidas leyes naturales por las cuales el interés individual, aun inconscientemente, realiza el interés común, son abandonadas por el cor­porativismo que se sirve precisamen­te de La corporación para mantener ese interés individual dentro de los límites del bien común al cual lo sub­ordina. Así la Carta del Trabãlo ita­llana define La Corporación como La organización unitaria de las fuerzas de producción, de las que representa los intereses. En virtud de esta re­presentación integral, siendo los in­tereses de La producción intereses na­cionales, las corporaciones son reconocidas por la ley como órganos del Estado.

Diversos problemas técnicos pue­den plantearse respecto a la consti­tución de las corporaciones. Uno de ellos es el modo mismo de constitu­ción que puede ser por profesión o por producto. La doctrina clásica supone las corporaciones con base profesional, es decir, como el enlace de los patrones y obreros pertenecientes a una misma profesión. Dentro de las doctrinas modernas que coinciden en esto con las realizaciones de corporativismo hechas hasta hoy, el criterio de la profesión solo rigepara determinar los sindicatos separa­dos. Pero la organización corporati­va reconoce otro principio determinante que es el ciclo productivo. La práctica ha mostrado cuántas difi­cultades .comporta el criterio de la profesión por la complejidad del proceso económico. El criterio del pro­ducto, por el cual se crearían tantas corporaciones corno productos hubiera, es también poco conveniente pues­to que multiplicaría inútilmente el número de las corporaciones. La adopción del criterio del ciclo pro­ductivo facilita la integración del mayor número de elementos afines en una misma corporación.

Todas éstas son consideraciones que se deben vincular una determinada realidad social. Un país industrialmente desarrollado tendrá un tipo diferente y un número tam­bién diverso de corporaciones que un país cuya estructura económica sea fundamentalmente agrícola. A la prudencia del Legislador corresponde determinar en cada caso particular cual es la conveniencia de la nación.

Las diversas corporaciones se re­únen en una Asamblea o Consejo que gobierna sus mutuas relaciones y resuelve las dificultades que puedan plantearse entre diferentes industrias, por ejemplo, o producciones afines. Con ello se limita al propio tiempo la competencia y sus riesgos e in convenientes. El establecimiento del precio corporativo asegura, por últi­mo, una justa retribución del traba­jo tanto al productor cuanto al inter­mediario, sin imponer al consumidor un esfuerzo superior al que permite el nivel de vida ambiente.

Finalmente, cabe considerar cómo se efectúan las relaciones de lo eco­nómico y lo político a través de la Corporación. Si en el régimen liberal la autonomía conferida a lo econó­mico determina Un desarrollo a veces exagerado y nocivo respecto del Es­tado, en régimen corporativo, la idea de bien común que lo informa esta­blece una jerarquía en los fines, subordinando los de la economía a aqué­llos propios de la política. En la vida nacional, los fenómenos económicos y los políticos se presentan por otra parte íntimamente vinculados, como propios de hombres cuya vida no es ni puramente económica, ni puramen­te política. De aquí la necesidad de traducir institucionalmente estas relaciones en modo de darle carácter orgánico y permanente.

La doctrina ha aceptado, en tér­minos generales, el principio de la representación profesional en subs­titución de la representación exclusi­vamente política y partidaria consa­grada por el liberalismo. La ventaja es notoria, pues mientras los inte­reses partidarios son transitorios, fundados en el artificio de la pasión momentánea, las más de las veces y en todo caso parciales —como su nombre mismo lo indica—, los inte­reses profesionales afectan algo fun­damental en el hombre cual es su ac­tividad, oficio o estado económico ­político.

Las diferentes realizaciones corporativas han aceptado también la representación profesional. En algu­nos casos el principio es atemperado por la supervivencia de una cámara política al lado de la Cámara Corpo­rativa a la que se atribuyen de pre­ferencia funciones de carácter econó­micoTal es el caso de Portugal, donde la Asamblea corporativa solo tiene funciones consultivas. En Italia existió, a partir de la reforma de 1928, una intervención de los sindi­catos en la vida política del país. Pe­ro recién en el año 1939 se dio cima a la organización corporativa con la creación de la Cámara del Fasci e delle Corporazionl, formada por los componentes del Consejo Nacional del Partido Nacional Fascista y del Consejo Nacional de las Corporaciones (Art. 39 de la Ley n° 129, del 19 de enero de 1939). Ninguna elección interviene, pues, en su constitución, habiéndose establecido que los consejeros Nacionales cesan en su cargo al mismo tiempo que cesan sus funciones en los Consejos que concurren a formar la Cámara (Art. 8).

Se comprende que el régimen cor­porativo no deja también de tener sus riesgos y no es mi intención exponerlo como una panacea universal. Mu­chos de ellos quedan señalados ya en el curso de la exposición. Digamos que el mayor es construir artificio­samente un sistema corporativo que no tenga correspondencia con ha rea­lidad. Las demás dificultades se re­suelven a poco que el sistema comien­za a funcionar y que se encara su movimiento como una dinámica per­petua, como algo en continuo perfec­cionamiento, tratando de cumplir au­ténticamente, sin sofismas ni metáforas, la misión del gobernante, que es atender al bien común.

Permítaseme ahora un retorno a mi comienzo. He dicho que esta ex­posición era el mirar apasionado de un hombre de este tiempo a las cosas de su tiempo. Y ¿cómo no había de mirar también a esta cosa tan próxima y tan nuestra que es ha tierra de los padres, esta Argentina que sentimos misional y recia pero que vemos desvalida y abandonada? Des­de luego, no voy a proponer ha re­forma corporativa del Estado argen­tino. Y no la voy a proponer, no porque no la crea necesaria, sino por­que pienso que eso es labor de mu­chos años y de muchas voluntades, que es labor de toda una generación, y no tema de disertaciones. De una generación que se sienta unida en una obra común y encendida en una mística constructiva.

Pero quisiera examinar ciertos ca­racteres del alma nacional, porque a los ojos de muchos ellos aparecen corno un obstáculo insalvable para una organización corporativa.

El primero: nuestro amor por la li­bertad. El argentino ama la libertad. Sus palabras, su gesto, revelan un cierto aislamiento, una filiación personal. Muchos piensan en esto co­mo en un defecto. Por mi parte, pien­so que nuestro amor a la libertad tie­ne una filiación más noble que la revolucionarla. Pienso que es el genio de la estirpe hispánica, La antigua hidalguía e intrepidez que se revelan en nuestra fisonomía espiritual. El se­gundo: nuestra incapacidad para organizarnos. Este rasgo de nuestra idiosincrasia, derivado sin duda del mismo amor a la libertad, parece ma­nifiesto en las penurias de nuestras luchas civiles. La difícil unidad na­cional, nuestra lenta organización política, consumada solo luego de cruentas batalla, si bien se explican en parte por la resistencia nativa a una ideología extraña, serían, según esto, un reflejo de nuestra falta de aptitud para la disciplina. ¿Cómo imponer entonces la compleja estruc­tura corporativa, si no hemos sido capaces de ubicarnos dentro de lasimple armazón del Estado liberal? A esto podemos argumentar que el régimencorporativo se acomoda me­jor que ningún otro a las exigencias de la libertad humana, en lo que ella tiene de necesario. El excesivo igua­litarismo democrático que substituye una igualdad aritmética a la igualdad de proporción que debe existir entre los ciudadanos, anula la personalidad humana y reduce a un patrón único hombres, cosas e instituciones. Su misma simplicidad conspira contra las posibilidades de su aplicación deri­vando en despotismo, mientras que la complejidad del régimencorpora­tivo denuncia su riqueza de conte­nido y la variedad de estructuras a que puede dar lugar. El mundo bus­ca la unidad; pero reconociendo el orden de las profesiones, reconoce en la unidad lo múltiple. No parece tan difícil, pues, integrar y organizar la libertad mediante el establecimiento del régimen corporativo. Claro que él debe estar informado por los ca­racteres propios del alma nacional y, en su aplicación práctica, por las con­diciones particulares de nuestra fisonomía geográfica y nuestras posibi­lidades económicas. Trasladar sim­plemente constituciones y regimenes es tarea de ideólogos. Adecuar los principios a la realidad, hacer de ellos aplicaciones analógicas es la tarea del político. Nuestra tarea de hoy para la grandeza de mañana.

domingo, 21 de julio de 2013

Relatos y mentiras.

SOBRE YPF - CHEVRON




(AW) La presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, afirmó ayer: “Ni qué hablar de la recuperación de YPF. Y yo sé que a muchos ayer el acuerdo importantísimo que firmamos con una de las principales petroleras del mundo, Chevron (…) les molestó a algunos. Y pasaron algunas cosas (…) sé que algunos se subieron a torres de YPF (…). Pero no hacían esas cosas cuando Repsol se llevaba toda la guita de la Argentina y no invertía un solo mango acá, no hacían nada, eh, no pasaba nada de eso, nadie se quejaba”. (17 julio 2013). Por Dario Aranda. 

El Pueblo Mapuche denuncia la contaminación de Repsol desde 1995 en Loma la Lata.

-La Defensoría de Menores de Neuquén (a pedido de las comunidades), en representación de los niños de las comunidades, inició una causa civil en 1997 para exigir al gobierno la provisión de agua potable . La demanda también solicitó atención médica para las comunidades afectadas.
-En abril de 1997, la Justicia hizo lugar al pedido y ordenó al gobierno de Neuquén la provisión inmediata de agua de manera permanente, realizar estudios médicos a todos los niños y tomar las necesarias para asegurar la preservación del ambiente (nunca lo hizo).
-El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó en 1998 un informe ambiental sobre la contaminación petroleras en Añelo y Pehuenches (en cercanías a Loma La Lata). Confirmó la contaminación

-En noviembre de 2001 se presentó en la Universidad Nacional del Comahue un estudio del laboratorio alemán Umweltschutz Nord. La investigación, de más de mil páginas, focalizó el trabajo en el impacto de la explotación hidrocarburífera sobre el ambiente y la salud en Loma La Lata

-Las comunidades Paynemil y Kaxipayiñ escribieron el 6 de diciembre de 2002 a los tres poderes del Estado. Exigieron que se cumpla el derecho básico a la consulta a las comunidad (vigente en Constitución de Neuquén, Nacional y Convenio 169 de la OIT). Dirigida al presidente Fernando de la Rúa, al ministro de Economía (José Luis Machinea), a la secretaria de Energía (Débora Giori), a los presidente de la Cámara de Senadores y Diputados de Nación, y a la Corte Suprema.

La carta explicitó la contaminación que la comunidad denunciaba hacía una década y cuestionaba la prórroga de concesiones hasta 2027.

No tuvieron respuesta.


Alcanza con abrir un buscador y se confirma que el Pueblo Mapuche denunció a Repsol muchísimas veces, y nunca fue escuchado por ningún Gobierno.

 http://www.pagina12.com.ar/
2001/01-05/01-05-03/pag16.htm


La Presidenta miente ante el sufrimiento de un pueblo y miente frente a comunidades mapuches que cuentan muertos por la explotación petrolera.

La Presidenta miente. Y muchos aplauden…

Fascismo.

Red Patriotica Argentina


"Los que, refiriéndose al fascismo, creen que es un fenómeno ligado a  Hitler, Mussolini o Franco solamente, no saben lo que es ni se han molestado en averiguar lo que supone la República Orgánica. Ni nos vamos a referir a los personajes que identifican al fascismo con cualquier manifestación política más o menos violenta o autoritaria, integrándolo como máximo insulto del repertorio de la corrección política, o sea del discurso políticamente analfabeto de los medios y del Sistema Global en sí . El discurso del “antifascismo” militante.Referirse a esa polución cultural es perder el tiempo.

La idea del  Estado orgánico, se debe en gran parte, al genio de Mussolini y sobrevivirá a su inspirador, porque constituye una organización inconmovible y robusta, muy diferente al Estado racista del III Reich a pesar de algunas semejanzas en lo político y económico y más allá de una natural alianza estratégica durante la Guerra Mundial.  La diferencia con la  dictadura española es que ella misma limitó constantemente su vida y apareció siempre, por propia voluntad, como un Gobierno conservador  temporal que abriría paso a una Monarquía plena cuyos resultados que apreciamos hoy, son consecuencia de los errores ideológicos y prudenciales de Franco de designar como sucesores a personajes no confiables y de atarse a la Iglesia Católica, de manera tal que el inicio de su descomposición en los 60 precipitara también la decadencia del franquismo.

No hay pues, que creer, no hay siquiera que pensar que nosotros perseguimos la implantación de un nuevo ensayo dictatorial (golpe militar mediante) como sueñan algunos trasnochados, hemos tenido ya experiencias de este tipo  que no han servido para terminar con el Sistema sino para sustentarlo o apuntalarlo. Lo que buscamos nosotros es la conquista plena y definitiva del Estado, no para unos años, sino de forma permanente.

Nosotros no propugnamos una dictadura que logre el calafateo del barco que se hunde, que remedie el mal de una temporada y que suponga sólo una solución de continuidad en los sistemas y en las prácticas del ruinoso liberalismo. Anhelamos, por el contrario,  una organización nacional permanente; a un Estado fuerte, enraizado en nuestra cultura, con un Poder ejecutivo que gobierne y una Cámara Social corporativa que encarne las verdaderas realidades de nuestra Nación. Que no abogamos por la transitoriedad de una dictadura, sino por el establecimiento y la permanencia de un Sistema."

jueves, 18 de julio de 2013

La estatua de Colón.

DESCOLONIZAR

Descolonizar Por: Martín Caparrós | 09 de julio de 2013 Muy pronto se sabrán los detalles: la operación Massa es una cortina de humo. Encuestas, declaraciones, proclamas, secretitos: todo con tal de hacernos mirar para otro lado. Y lo mismo pasa con las internas, y con el fiasco del Cedín, y con el precio de los panes y los peces, y con la huelga de camiones, y con ciertas denuncias –porque hasta los más impensables están confabulados–, e incluso, se rumora, con algún choque de trenes o planetas: distracciones que suscita el gobierno para que no miremos lo que sí le importa. Es que es ahí donde se juegan su futuro, su legado, sus diez líneas en los libros de historia, y no quieren arriesgar otro fracaso: necesitan controlar cada momento del proceso. Empezaron, como suelen, de a poquito: es su costumbre ir paso a paso, escondiendo baraja. Pero la semana pasada dieron el primer golpe: con el derribo de la estatua iniciaron las operaciones. Por supuesto, van a avanzar despacio: ya emprendieron la demonización de Colón –so pretexto de que es culpable de un genocidio del que no tuvo ni idea, tan culpable como Einstein de la bomba de Hiroshima–, pero hay que reconocer que es un albur difícil, porque todos aprendimos que fue un gran hombre, uno de los pocos que cambiaron la historia del mundo. Así que, como creen que los argentos nos regimos básicamente por símbolos e imágenes y figuritas varias –y los argentos no conseguimos desmentirlo–, se cargaron su estatua para poner la de una señora que peleaba junto a su marido hasta que se murió –él– y entonces –ella– mandó batallas sola. Después vendrá el segundo paso, ya inminente, del proceso de descolonización: la creación de un Instituto Recaudador de Historia Querandí –sponsoreado por la Barrick Gold, Monsanto y WalMart y dirigido por el insigne masajista Pancho O’– para recuperar la tradición injustamente olvidada y escandalosamente pisoteada y aterradoramente masacrada de los habitantes originales de esta bendita ciudad de Buenos Aires. E ir acumulando –quien dice acumulando dice produciendo– saberes, recuperando su lengua, reviviendo sus costumbres, difundiendo su Memoria para que esos bellos relatos se hagan carne en las tandas de la televisión, hasta que un día glorioso la señora presidenta salga por la televisión, justo antes de cerrar la televisión, y diga, en querandí ligeramente culterano –todavía subtitulado, por supuesto–, que el castellano, la lengua del imperio, parla de la invasión, jergón del genocidio, queda de ahí en más prohibido y olvidado y que todos los que no hablen querandí no hablen hasta que aprendan y se conviertan en argentinos verdaderos. Y solo los observadores más avezados verán esa perturbación levísima en su cara cuando diga argentinos, porque la doctora es una doctora exitosa y leída y sabrá que argentinos es una palabra extraña a nuestro sentir nacional querandí alguito pampa medio comechingón casi diaguita, una palabra que viene del griego a través del castellano, un vocablo con las manos repletas de sangre. Pero peor es Cristina, pensará, porque el que no se consuela es porque no se consuela –y en ese mismo acto anunciará que, primera de todos y todas, se cambia el nombre por Salmuncu. Y a partir de ese día todo será felicidad. Tendremos una historia, tendremos una coherencia, tendremos un idioma propio que no habla nadie más, tendremos un futuro realmente anclado en un pasado que, si bien no parece tan nuestro, haremos nuestro a golpe de relato. Para lo cual habrá que soportar, como en toda revolución, ciertas inmolaciones –de otros: los cuerpos del estado ex estado deberán, por ejemplo, liquidar de una vez por todas a Félix Díaz, el qom batiente desdeñado, que podría sugerir al gran público que todo el proceso es una mascarada. Nadie debe siquiera sospecharlo, y su muerte no es un precio demasiado alto para que no mengüe la confianza en tan gran cambio. Y todos tendremos que hacer, se dice, ciertos sacrificios: desechar toda rueda, cualquier rueda, porque antes de que llegara el hideputa de Colón tal cosa no existía en América; dejar de comer carne de vaca o cordero o cerdo o pollo porque sin el masacrador genovés esos pobres no habrían terminado muriendo en estas tierras; recuperar las costumbres nómades que tan poco nos gustó perder y hacer, en magna gesta cívica, la mayor hecatombre de caballos: millones de caballos degollados, un paraná de sangre purificadora –porque, ya lo sabemos, ese animal extraño fue la vanguardia y herramienta del imperio. Habrá, a cambio, placeres indudables: devoraremos con fruición mulitas y carpinchos, nos vestiremos con cueros de vaya a saber qué, nos sacudiremos por fin la lacra del cristianismo genocida, nos cambiaremos los nombres por nombres querandíes y la confusión que seguirá será ocasión de noches fastas. Seremos, por fin, felices, auténticos, tan cerca del principio. Algunos lo encontrarán acaso peliagudo –extrañarán el idioma, la pasta de la mamma, algún gefiltefish, las canciones de los redondos o los rolling, el vino, el código civil, los goles de boquita–; otros lo gozaremos tanto –aunque debo confesar que a veces me gustaba eso de ser hijo de gallegos, rusos y polacos. Y la doctora –convertida en khaleesi calchaquí– habrá encontrado por fin la razón de su vida. No falta mucho. El derribo de la estatua de Colón fue más que el primer signo: fue la campana de largada. Ya podemos proclamar que esa historia y esa cultura que trajo el invasor no son las nuestras y que debemos repudiarlas, bajarlas de su pedestal. Y que, dentro de nada, todos originarios, tremendos querandíes invencibles. (NdelT: por si alguien consiguió no enterarse: hace unos días, tras una pelea con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires y pese a la orden judicial de no innovar, la presidenta de los argentinos decidió retirar de su lugar frente a la Casa de Gobierno la estatua de Cristóbal Colón, acusado de genocida, y reemplazarla por una de Juana Azurduy, coronela del ejército boliviano en el siglo XIX.)
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domingo, 14 de julio de 2013

LA LEGALIZACIÓN DE UNA ACTIVIDAD MORALMENTE CENSURABLE.

 NOTIVIDAAño XIII, Nº 890, 7 de julio de 2013
Desde hace varios años en su reflexión televisiva semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor”Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata , viene denunciando el “desprecio de la condición humana del embrión” que implican las técnicas de procreación artificial (Vid, entre otros, Notivida Nº 583741779816). En su última intervención en el citado programa cuestionó la legalización de estas prácticas que eufemísticamente llaman de “reproducción humana asistida”.
La flamante ley tiene un texto muy breve, explicó el prelado platense, y delega en el Ministerio de Salud de la Nación “toda clase de reglamentaciones y de precisiones acerca de la aplicación de la norma”. 
Destacó que la disposición legal obedece al “deseo reproductivo del individuo” -porque podrán acceder a  estas prácticas matrimonios, parejas de hecho, mujer sola o varón sólo, o dos varones o dos mujeres- y que “la comunicación de la vida, que es el acto humano por excelencia, ahora queda sometida a técnicas de producción”. Señaló también que esta ley desplaza “definitivamente la importancia del instituto de la adopción, que es un gesto solidario y plenamente humano”.
Se preguntó finalmente si esta “aprobación legal de una actividad moralmente censurable” no responde a intereses económicos.
A continuación el texto completo de la alocución televisiva de Mons. Héctor Aguer:
“Hace unas pocas semanas la Cámara de Diputados de la Nación sancionó una ley que garantiza el acceso integral a los procedimientos y técnicas de reproducción médicamente asistida. Este es un eufemismo para hablar de procreación artificial”.
“Llama la atención que esta ley haya sido votada positivamente por 204 diputados, hubo algunas pocas abstenciones y un solo voto en contra. No se planteó seriamente en un largo debate alguna una posible limitación a las facultades concedidas. La ley es una especie de garantía universal. La técnica legislativa empleada es sorprendente, porque se trata de un texto muy breve que, además, delega a la autoridad de aplicación que es el Ministerio de Salud de la Nación prácticamente toda clase de reglamentaciones y de precisiones acerca de la aplicación de la norma”.
“Desde los años ’80 y ’90 se venía tratando este problema de la fecundación artificial y ha habido laboratorios que se han dedicado a esa actividad desde entonces. En realidad no resuelve el problema de la infertilidad o de la esterilidad, sino que suplanta el acto natural mediante el cual se comunica la vida”.
“Pero en los últimos años, el tema que prevaleció en la promoción de estas técnicas ha sido el deseo reproductivo del individuo. Y digo del individuo porque, efectivamente el acceso universal a estas técnicas incluye matrimonios, parejas de hecho, mujer sola o varón sólo, o dos varones o dos mujeres. Esta enumeración la hago yo por mi cuenta, porque en el texto de la ley no se pone límite alguno; no dice que tiene que ser un matrimonio o una pareja. Por eso digo que la disposición legal obedece al deseo reproductivo del individuo, y que la comunicación de la vida, que es el acto humano por excelencia, ahora queda sometido a técnicas de producción. Se comprende el deseo de tener un hijo, pero tal deseo, desconectado de toda referencia a la familia y al orden natural de la sexualidad no puede legitimarse y adquiere un matiz marcadamente egoísta. Incluso personas perfectamente fértiles podrían acudir a estos métodos de acuerdo a la Ley , porque no se pone ninguna limitación”.
 “Otro dato que realmente inquieta: “Quedan comprendidas las técnicas de baja y alta complejidad que incluyan o no la donación de gametos y/ o embriones”, Quiere decir esto que la identidad biológica del niño que nace puede no estar asegurada porque ¿dónde van a buscarse los gametos? Seguramente será en un banco de óvulos o espermatozoides y, lo que es más grave aún, se puede conseguir un embrión, es decir un niño “ya hecho” al cual le falta desarrollarse y nacer”.
“¿Y cómo se van a conservar tanto los óvulos y los espermatozoides cuanto los embriones, que son creaturas humanas? Será mediante congelamiento o crioconservación a 190° bajo cero. Pues bien esto afecta gravemente la dignidad de la persona humana”.
“Puede plantearse la cuestión eugenésica: ¿quién impide que haya una selección por razones físicas o de otra índole? Se podrá elegir el color del pelo o las características tales o cuales del niño que se quiera tener”.
Es notable también que en el Artículo 7 de la ley se diga que “hay un derecho de los pacientes”. Se los llama pacientes, aunque no están enfermos, a los que recurren a estas técnicas. Tienen que dejar expresado su consentimiento, pero el consentimiento a realizar estas técnicas es revocable antes de producirse la implantación del embrión en la mujer. O sea que se puede comenzar con este proceso productivo de fabricación de un bebé y luego los que lo han encargado se arrepienten; y entonces ¿qué se hace con el embrión? No se dice nada aquí. Se supone que irá a un banco y será congelado hasta que alguien quiera adoptarlo. Esto es realmente muy serio”.
“Otras cosas que llaman la atención en esta ley es que aquí se habla del acceso igualitario de todos los beneficiarios. Es una especie de beneficio universal. Una persona de 50 o de 60 años que quiera tener un hijo por estos métodos podría hacerlo en todo caso. ¿No se piensa en los derechos del niño por nacer en los inconvenientes del embarazo y demás?”.
“También llama la atención que se trate de prestaciones obligatorias para las Obras Sociales, como si el sistema de salud de la Argentina fuese tan floreciente que todo el mundo cuida su salud sin problemas y supera las limitaciones que se presenten en ese campo como si nada. Son prestaciones obligatorias, con cobertura integral, y todo debe quedar incluido en el programa médico de la Obra Social ”.
“Surgen algunas preguntas fundamentales, como por ejemplo ¿cuántos óvulos se van a fecundar en cada operativo de reproducción? ¿Cuántos embriones se van a implantar? No se precisa nada. ¿Acaso se considera al embrión un mero material biológico que puede resultar sobrante?”.
“Con esta ley se desplaza definitivamente la importancia del instituto de la adopción, que es un gesto solidario y plenamente humano”.
“Se reafirma, en cambio, el derecho del adulto autónomo que privilegia su proyecto egoísta de vida. Cuántos niños, en la forma elemental del embrión, queden en el camino parece que eso no importa al legislador. Tampoco cuántos niños huérfanos sigan esperando una familia que los adopte.”
“Si yo sugiero que aquí se juegan intereses económicos muy importantes van a decir que estoy sospechando indebidamente. Me pregunto si esta aprobación legal de una actividad moralmente censurable no responde a ciertos intereses de cierta gente que viene trabajando en este campo desde hace mucho tiempo y que quiere amparada por la ley su actividad. Lo cierto es que el paso que se ha dado crea un problema general y pone en cuestión una concepción de la vida humana y del trámite sagrado de su comunicación”.
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NOTIVIDAAño XIII, Nº 890, 7 de julio de 2013

Editores: Lic. Mónica del Río y Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja

miércoles, 10 de julio de 2013

Claudio Artaza: Otro caso de narcokirchnerismo explícito.

Claudio Artaza #26N

Hace rato recibimos una nota del Sr. Masciarelli en la que denunciaba el accionar de una "fundación", Alerta en el camino.
Rápidamente aparecieron personajes que en un léxico conventillero, comenzaron a atacar al denunciante, a lo que debí poner límites.
No obstante se insistió en utilizar en el sitio en carácter de comentarios, un lenguaje chabacano y desubicado.
No tardaron en aparecer las amenazas e insultos hasta que debutó Claudio Artaza, con comentarios de carácter imperativo, plagados de agravios.
El sujeto, obviamente acostumbrado al pútrido ambiente tucumano, cree poder amedrentar y callar las voces que lo incomodan con amenazas de juicios arbitrarios.
En este sentido confluye en el la condición de narcokirchnerista, y una prepotencia al tono politiqueril en cuestión.
A pesar de las advertencias el personaje insistió y redoblo la apuesta subiendo de tono los insultos, sarcasmos y amenazas.Ante esto se le dejó constancia del imperativo de retrotraer la situación, planteo que fué respondido con idéntica conducta pertinaz, esta vez amplificada.
Este sujeto pretende hacer un negocio con la seguridad vial a la sombra de los delincuentes que saquean  su provincia y da el ejemplo
Un ejemplo a seguir sin duda.
Desde la cima de su soberbia, y con la esperanza de zafar de rendir cuentas a la sombra del narcokirchnerismo este personaje quiere que nos callemos.
A lo largo de los años, diferentes engendros como el que nos ocupa, de los mas variados colores, me han reclamado que haga lo que ellos quieren.Y para lograrlo, no han trepidado en amenazarme, denunciarme, difamarme, insultarme o mandarme al hospital entre otras cosas.
JAMAS LEVANTÉ UNA NOTA, JAMAS EJERCÍ CENSURA ALGUNA, JAMAS CAMBIÉ LO PUBLICADO NI LO ALTERE TODO O EN PARTE Y SIEMPRE MANTUVE CON EL CUERO LO QUE DIJE CON EL PICO.
Cuando juzguemos a la basura moral que ha saqueado la República en en el último decenio, yo llevaré mi lista y muchos deberán rendir cuentas.
Tiempo, paciencia, memoria y monedas chicas.
El momento de los vueltos, siempre llega.
Nos vemos Claudio Artaza.

martes, 9 de julio de 2013

EL LENGUAJE DEL SISTEMA Y LOS POLITICOS.

Guillermo Rojas
 EL LENGUAJE DEL SISTEMA Y LOS POLITICOS
A veces no nos queda más remedio que releernos para no repetir conceptos y comentarios ya vertidos en situaciones que se repiten también como las películas de TV.
Resulta que el Sistema en su faz más grotesca, como es la partidocracia se reitera cada dos años, con su ya conocida retahíla de personajes inútiles para todo servicio, presentados en nuevas situaciones y renovadas pantomimas. Nuevas caras se suman al elenco estable que medra de la sobreactuación como candidatos a conducir el Estado, sean ellos ya vistos o ignotos para el vulgo.
Desprendidos de diferentes troncos y como ramas de un conocido árbol maligno, sus caras se repiten hasta el infinito de la mano de los diferentes medios de comunicación social que los promocionan de diferente forma. En definitiva ya sabemos quiénes son pues nuevos o antiguos miembros de la fauna partidocrática, tenemos en claro cómo van a actuar. No hay nada nuevo bajo el sol de la democracia inorgánica masiva y absolutamente corrompida. Ya lo dijimos, si intentamos siempre el mismo camino llegaremos siempre al mismo lugar. Esta verdad obvia parece no ser aún entendida correctamente por el pueblo en general.
Lo más patente es que algunos ensayan variantes del kirchnerismo. El postkirchnerismo o variantes transmutadas del radicalismo. Eso son las listas armadas tanto por Massa o Scioli o por Carrió, Stolvitzer y Alfonsín hijo. Lo común en ellos es el progresismo y ciertos aditamentos para seguir engañando a la gente que curiosamente gusta de ser engañada. La promoción de nuevas caras destinada a hacer lo mismo que otras nuevas caras (viejas ahora) presentadas años atrás con la misma finalidad. Lo normal en esto es el recurso a la mezcla de actores faranduleros con políticos impresentables, mechados en una misma lista. Un recurso que ya no engaña a nadie que no quiera ser engañado

 Nueva y reveladora  es la connivencia entre personajes que se mostraran antes absolutamente antitéticos. El progresismo de raíz ultraizquierdista no resulta incompatible con el capitalismo financiero. La Donda detentadora del título nobiliario de “hija de desaparecidos” y el ex sargento del ERP Tumini han hecho buenas migas con Prat Gay, ex miembro de la Banca Morgan y hoy titular de la Fundación ANDARES, expresión local de la banca franco-sionista-mundialista propiedad de Jakes Attali quien afirmara años atrás que el gobierno mundial era su norte y que el mismo llegaría indefectiblemente. Tarde o temprano la realidad se impone pese a la mentira permanente que es el Sistema. Izquierda y derecha tienen el mismo amo, el dinero Esa es la verdadera tiranía, no solo es patrimonio  de la insoportable viuda negra que habla idioteces en cadena Nacional

Así nos lo recuerda un camarada evocando la sabiduría clásica: La tiranía procura“primero, el abatimiento moral de los súbditos, porque las almas envilecidas no piensan nunca en conspirar; segundo, la desconfianza de unos ciudadanos respecto de otros, porque no se puede derrocar la tiranía mientras los ciudadanos no estén bastante unidos para poder concertarse; y así es que el tirano persigue a los hombres de bien como enemigos directos de su poder, no sólo porque éstos rechazan todo despotismo como degradante, sino porque tienen fe en sí mismos y obtienen la confianza de los demás, y además son incapaces de hacer traición ni a sí mismos ni a nadie; por último, el tercer fin que se propone la tiranía es la extenuación y el empobrecimiento de los súbditos….” A este paso va ganando por goleada. 
¿Nosotros que hacemos al respecto salvo imaginar que alguien va a venir a sacarnos las castañas del fuego, alguien que nos evitará que nos ensuciemos las manos y nos quedemos tranquilos en casita escuchando la marchita y el Comunicado N 1? ¿Llamar a manifestaciones anárquicas guiadas por "organizadores" tan enemigos como la Viuda Negra? ¿Decir que ya llega el fin del mundo que nos solucionará todos los problemas a los "buenos"? Por favor, dejemonos de joder...
Esto solo se va a terminar cuando debidamente organizados, con un plan coherente y verdaderamente alternativo a este chiquero que es el Sistema de Dominación, lo terminemos nosotros mismos, sino tendremos queaguantarnos la mecha y bancarnos el final lento y agónico de la Argentina. Pensemos: mientras imaginamos cosas que no van a ocurrir, mientras fantaseamos, el tiempo pasa y las posibilidades nuestras son cada vez menores.

Lo peor y-y lógico- es que nadie de los partidócratas tiene nada por decir o que agregar salvo más ruinas y un impresionante déficit de ideas y de principios. No hay una orientación, nadie plantea pensar la Argentina desde una perspectiva de Poder propio. Están conformes con la nada que somos y proponen seguir administrando esa nada, mientras les de dinero y prebendas. Son un leviatán incoloro inodoro e insípido cuando no la expresión acabada de la destrucción moral y la entrega material de la Patria. A derecha e izquierda se extiende un páramo. Nada mejor a lo reseñado es el liberalismo macrista o de Denarvaes y la derecha que solo protesta por las redes sociales o marcha en multitudinarias manifestaciones que no llevan a ningún lado como ya adelantáramos desde hace un tiempo y que se comprobara luego de producidas.
Por eso poco y nada se va a lograr sin un movimiento capaz de encender nuevamente una flama de esperanza. Nada que no se haga organizadamente va a poder oponerse al Sistema tiránico uno de cuyos pilares es la partidocracia disuelta, anárquica e incompetente. Un proyecto concreto y radicalmente opuesto a esto y que debe oponerse desde el universo de los valores, como encarnar en un proyecto ideológico verdadero y un programa de rescate de la Argentina concreto y viable. El realismo es lo que manda en esta hora, opuesto a cualquier ideologismo que propone remedios ideales e irrealizables por excelentes que pudieren serSolo es camino del esfuerzo, la militancia y el compromiso es posible para salir de la postración

Hablamos tambien de la formación de una nueva clase dirigente al servicio de ese proyecto de restauración integral de nuestra Patria. Pensante, patriótica y realista, con conocimientos y preparación además de amor por lo propio. Esa será la única manera de despegar de estas cíclicas exhibiciones de los corruptos y los ineptos que tratan de escalar la pirámide de la mano de este Sistema perverso.
Desgraciadamente compruebo a diario que la intención de formar esta nueva clase dirigente y este nuevo movimiento es muy poca y es muy grande el poder de adormecimiento del Régimen tiránico. Es de esperar que esto cambie, tal vez de forma repentina y a causa de acontecimientos gravísimos, que dadas las circunstancias se pueden dar en cualquier momento.

sábado, 6 de julio de 2013

LOS DESCARTABLES, LOS MERCENARIOS Y LOS OPERADORES.





            Todo régimen tiránico debe empeñar grandes esfuerzos para mantenerse en el poder, o como mínimo, echar mano a cualquier método para no perder ni ceder un ápice del mismo.  Para ello utiliza un conjunto de elementos que tributan diariamente a su jefe el estipendio de su deshonra y estupidez.  Su duración puede ser efímera, o al contrario, abarcar muchos años y hasta décadas (pero no mas de tres), siendo reclutados de entre los peores de sus respectivas sociedades, luego de ser convenientemente verificadas su indecencia y necedad.  Son instrumentos del mal, pues su misión última es rebajar a todos los que por su mérito y jerarquía puedan llegar a destronar a su esperpéntico jefe, siempre desgraciado y desnudo.  Aristóteles, en “La Política” precisaba los fines de la tiranía: “primero, el abatimiento moral de los súbditos, porque las almas envilecidas no piensan nunca en conspirar; segundo, la desconfianza de unos ciudadanos respecto de otros, porque no se puede derrocar la tiranía mientras los ciudadanos no estén bastante unidos para poder concertarse; y así es que el tirano persigue a los hombres de bien como enemigos directos de su poder, no sólo porque éstos rechazan todo despotismo como degradante, sino porque tienen fe en sí mismos y obtienen la confianza de los demás, y además son incapaces de hacer traición ni a sí mismos ni a nadie; por último, el tercer fin que se propone la tiranía es la extenuación y el empobrecimiento de los súbditos….”.  Los elementos que sirven al tirano son fáciles de advertir, al llamado o gesto de éste, salen presurosos  de sus fétidas guaridas escalando y resbalando para alcanzar esa superficie a la que sólo pueden llegar arrastrándose.  Repletas están sus alforjas de inmundicias, que piensan esparcir entre los hombres, que sin saberlo, son acechados y atacados sigilosamente.  Traición entre amigos, envidia entre compañeros, desconfianza entre hermanos y desunión en las familias, son inoculados por estos seres de las mas diversas maneras, para ello acuden a todo tipo de ingenio, y lo logran, lamentablemente.  Pero no sacian éstos sus ansias de destrucción, pues el alcance del daño que irrogan siempre les parece poco.  En oscuros conciliábulos intercambian sus perversas ideas para sacar de entre ellas la peor, y llevarla en bandeja de plata a su embotado jefe para su asentimiento y su posterior ejecución.  Aunque sean eficientes en su ruin tarea de sostenerlo, nada ayuda mas al déspota que una masa conformista y acomodaticia; José Ingenieros en “El hombre mediocre”, con su conocida lucidez nos dice: “No sólo se adula a reyes y poderosos; también se adula al pueblo.  Hay miserables afanes de popularidad, más denigrantes que el servilismo.  Para obtener el favor cuantitativo de las turbas, puede mentírseles bajas alabanzas disfrazadas de ideal; más cobardes porque se dirigen a plebes que no saben descubrir el embuste.  Halagar a los ignorantes y merecer su aplauso, hablándoles sin cesar de sus derechos, jamás de sus deberes, es el postrer renunciamiento a la propia dignidad.”

            A los esbirros del tirano los podemos clasificar en: descartables, mercenarios y operadores, sin perjuicio que puedan combinarse entre sí e incluso ser encarnadas en un solo individuo.

Los descartables (atentan contra la Jerarquía) deben ser personajes sombríos que tengan algún crimen que ocultar, o estén huyendo de algo o de alguien; su propia culpa los atormenta y buscan desesperadamente el cómodo y seguro regazo del poder, que los recibe con solicitud para sus faenas.  Ante el mas mínimo atisbo de titubeo o de incumplimiento de lo encomendado por sus mandantes o en el caso que ya dejen de ser funcionales al tirano de turno, serán extorsionados o presionados con amagues de quitarle la jugosa impunidad que usufructúan y/o de la renta que gozan, o son simplemente desechados.

            El mercenario es el cobarde por excelencia, casi podríamos afirmar que constituye el perfeccionamiento de la cobardía, ya que temeroso de perder su posición se reacomoda con quien sea el tirano de turno.  Generalmente, es un infeliz dominado por un insuperable sentimiento de inferioridad y fracasado crónico pues nunca ha tenido el valor en la vida para realizar algo loable o digno de estima, por ello ve en aferrarse al faldón de su jefe, una cuestión de supervivencia.  Es, quizás, el mas peligroso, ya que en su persona sólo caben la vagancia, el vicio y la vanidad.  La sed de dinero fácil para solventar sus malas costumbres choca con su pereza que lo aleja de toda labor digna.  El mercenario es la negación de la militancia y el coraje (que es su carencia básica, de allí su cobardía); la militancia, noble tarea a que se aboca un patriota que, aún sin tener poder, lucha por el Bien Común, da el posterior mérito para ocupar lugares relevantes en la política, resulta repugnante e inservible para la mentalidad degenerada del mercenario que sólo entiende de “oficialismos” y puestos mendigados.

            El operador, por su parte, es la negación del conductor político, éste es el hombre notable, es el militante con jerarquía, cuya principal cualidad es la autoridad moral de quien convoca a la lid, y él mismo se apresta en las primeras filas.  Aquél, no conduce, arrea, no  actúa con los pueblos, maneja a las masas; no exactamente todos, pero algunos tienen innegables vínculos con el hampa y cuya impunidad es garantizada por su jefe, que ejerce influencia sobre él.  Otra característica de este individuo, es que su relevancia es proporcional a su “capacidad de daño” rayano en lo extorsivo, ello hace que sea temido, suministrándosele lo que pide, ya que es la única posibilidad de mantenerlo obsecuente; si no fuera de esa manera, se rebela y se pasa a otra facción (de las que abundan en las “segunda” y “tercera” línea de las tiranías), vendiéndose como el mejor mercenario a cualquier capitoste del régimen.  Por lo tanto, el operador “mas valioso” o “mas importante” será aquel que sería peligroso si se pasa de bando; este truhán politiquero lo sabe muy bien y aprovecha sus beneficios.

            Vemos como las tres categorías descriptas: el descartable, el mercenario y el operador, son la antítesis de la jerarquía, la militancia y la conducción política respectivamente, que son las que hacen a la verdadera ACCION POLITICA que enaltece a los pueblos y revitaliza a las naciones.

            Identificar a estos individuos es sencillo, “por el fruto se conoce el árbol”, sin caer en las sofisticadas maniobras de engaño y disimulo, de la que son expertos, se los puede descubrir en el día a día cuando llevan adelante sus perversos planes que no tardan en destilar su hedor, aún cuando se los disfrace de buenas intenciones y falsos valores.