domingo, 31 de marzo de 2013

La vapuleada y manoseada democracia moderna, le viene dando cobijo a una casta de perversos políticos que, abusando de las características del sistema, han desplegado un deplorable culto al corto plazo.


El artículo pretende plantear un diagnóstico de lo que sucede con la política en buena parte del mundo y no solo en estas latitudes.

Espero que la pieza aportada, ayude a reflexionar, y ese pueda ser el punto de inicio de un cambio de actitud ciudadana.

Gracias por la difusión, la opinión y el debate siempre bienvenido.

Alberto Medina Méndez

La postergación como política


La vapuleada y manoseada democracia moderna, le viene dando cobijo a una casta de perversos políticos que, abusando de las características del sistema, han desplegado un deplorable culto al corto plazo.

Ellos descubrieron que a los votantes parece importarles más el presente inmediato que el futuro lejano. Su tesis la ponen a prueba a diario, y encuestas, estudios y cuanta medición está disponible, dice que la economía manda, y que si el hoy afirma que “estamos bien”, las perspectivas del largo plazo pueden interesar conceptualmente a algunos, pero no definen.

En ese juego, han aprendido a priorizar sus propios intereses, por sobre los de la sociedad a la que intentan representar, y así es que se han convertido en unos crónicos constructores de la postergación como política de Estado.

Su filosofía ahora consiste fundamentalmente en ganar elecciones, les importa el poder, su continuidad y por lo tanto dan preferencia al próximo turno electoral. En ese esquema, lo importante no es resolver problemas, sino que los mismos no exploten en sus narices, o al menos que ello no suceda demasiado pronto.

Esta estrategia general, los ha llevado a desarrollar, y perfeccionarse lo suficiente, en el arte de contener y sostener los inconvenientes. Ya no se trata de enfocarse en las soluciones, sino solo en trabajar sobre procedimientos que posibiliten posponer los malos efectos, al menos hasta que lleguen los siguientes comicios.

Con el resultado electoral en mano, cualquier fuera el mismo, casi siempre favorable, podrán reconsiderar la situación y actuar en consecuencia, ya sea con más de lo mismo o simplemente replanteando el discurso vigente.

Pero para ello no solo ejercitan políticas específicas, centralmente dilatorias, que tienen por objetivo amortiguar el eventual impacto, o más linealmente, trasladar sus circunstanciales efectos a sus nuevas víctimas y protagonistas.

En este contexto, también intentan buscar responsables, diluir culpas y sobre todo asegurarse que si algo sale mal, el chivo expiatorio estará al alcance, y se dispondrá del discurso adecuado que le endilgue la plena incumbencia por lo ocurrido.

La tarea no es muy compleja. Pero se debe ser consciente que como en todos los órdenes de la vida, los obstáculos deben en realidad ser enfrentados, más tarde o más temprano. La estrategia de “ganar tiempo”, es solo eso, y sus efectos no son neutros.

La dilación hasta el infinito, hace que el impedimento sea mayor, y que su salida resulte mucho más engorrosa, difícil y demasiado onerosa no solo en términos políticos para sus implementadores, sino para la sociedad que invariablemente pagará las consecuencias de decisiones desacertadas a un valor muy elevado.

Como ocurre en la vida misma, no ocuparse de los problemas, hacer de cuenta que no existen, ignorarlos, y al mismo tiempo priorizar la inmediatez de la efímera felicidad, es no comprender lo que sucede.

Cada asunto, como la corrupción, la inflación, la inseguridad, por solo citar ejemplos cotidianos, deben ser debidamente considerados, seriamente estudiados y adecuadamente enfrentados, eligiendo la estrategia correcta. Es posible tomar algún razonable tiempo, pero solo el suficiente para construir las herramientas que permitan dar la batalla final y derrotarlo con éxito. Una postergación ilimitada es sinónimo de seguro fracaso.

Los políticos que defienden esta idea de sobrevivir solo al próximo turno electoral, no solo muestran su escasa vocación de estadistas, sino la lineal perversidad de sus mentes y una maldad manifiesta.

Ningún ser humano de bien, frente a una contrariedad de un ser querido, elegiría el camino de engañarlo para pasarla bien, sabiendo que el hecho de no ocuparse de su problemática, solo empeorará el escenario.

Si fuera un tema de salud, la actitud de posponer, tendría el riesgo adicional, de poder alcanzar un punto sin retorno para intentar solucionarlo, por haberle permitido que se desarrolle, crezca y se torne incurable.

La comparación, solo pone en evidencia, que ya no solo se trata de dirigentes que quieren ganar elecciones, sino que fundamentalmente ni son estadistas, ni desean ayudar a la gente que pretenden representar. Solo los apasiona el poder, y la sociedad es solo un instrumento para lograrlo.

La mala noticia es que no se sale de este círculo vicioso así nomas. Para conseguirlo, hay que privarse de los supuestos beneficios del corto plazo, para entender la dinámica de la vida acabadamente, sabiendo que los dificultades no se solucionan esquivándolas, sino todo lo contrario, haciendo lo correcto, enfrentándolas, con inteligencia, soluciones e ideas claras.

Cuando la sociedad premie a los políticos que propongan sacrificio para dar la batalla contra los problemas estructurales que nos aquejan, tendremos alguna chance de cambiar el rumbo. De lo contrario, si seguimos igual, solo alimentaremos esta secuencial historia de dirigentes, que mienten descaradamente, estafan la buena fe de los más y por sobre todas las cosas, hacen de la postergación, su política.


Alberto Medina Méndez

sábado, 30 de marzo de 2013

Nuevo aniversario del golpe militar del 24-3-76.


Reflexiones sobre la Dictadura del ´76
Ademys fue invitado a participar de un acto en la Pcia de Misiones por el Sindicato Docente ¨Movimiento Pedagó-
gico Liberación", en el marco de un nuevo aniversario del golpe militar del 24-3-76
El mismo se ralizó presidido por la figura del compañero desaparecido Felix Escobar (militante estudiantil en la Universidad de la Plata), cuyos restos fueron recuperados en la Pcia de Bs As donde fue asesinado y trasladados recientemente a su Misiones natal
En el acto participaron familiares de Felix, e intervinieron docentes que hicieron uso de la palabra repudiando el Terrorismo de Estado ejercido en aquellos años.
Como parte de las actividades se constituyó una mesa debate, integrada por los compañeros, Jorge Rodriguez, Carlos Nardone,(docentes de la Universidad  Nacional del Litoral), y Manuel Gutierrez (Secretario de Prensa de Ademys).
En el panel hubo importantes coincidencias en el análisis: La memoria del 24 de Marzo del 1976, esta en disputa,hoy no tiene una significación política única, más alla del repudio generalizado de lapoblación a los hechos de violencia ejercidos desde el aparato represivo del Estado. La disputa por la memoria adquiere importancia para comprender el presente ,donde aspectos fundamentales del modelo productivo extractivo instalados por la Dictadura siguen vigentes, provocando la degradación del medio ambiente y la ruina de las economias regionales; como el caso de las papeleras en esta pcia. Como así también en las políticas educativas:Fragmentación del sistema educativo: transferencia a las provincias y proceso de privatizacion son algunos de los procesos inciados en los años de plomo.El acto culmino con un homenaje a los docentes que tuvieron una actitud heroica enfrentando a la dictadura y las políticas de ajuste del sistema educativo.Finalmente el compañero Ruben Ortiz, secretario general del MPL, saludo con entusiasmo la conformación de LA FEDERACION NACIONAL DOCENTE.cuyo objetivo fundamental será la de unir al movimiento docente en la lucha contra el vaciamiento de la Escuela Publica.

miércoles, 27 de marzo de 2013

En tiempos en que nos quieren convencer de que quieren debatir, cuando en realidad solo quieren imponer su visión, bien vale hacer una aproximación a esta descripción de la realidad.


La idea es que se puedan aportar argumentos que contradigan al artículo. Hacerlo demostraría la veracidad o inconsistencia del planteo de la pieza.

Espero que sirva para debatir y difundirlo.

Alberto Medina Méndez

Paupérrimo Libreto.

El populismo contemporáneo, ha construido una estructura desde la cual defienden su visión ideológica, que incluye una historia que redactaron a su arbitrio y que suscriben linealmente, para diseminarlo como verdad única.

Se trata de un relato de escasa jerarquía, que con el paso del tiempo y el esperable desgaste en el ejercicio del poder, se debilita progresivamente y ya no resiste el más mínimo contraste cuando se lo tamiza con la realidad.

Queda claro que los gurúes del poder, se han quedado sin letra y también sin creatividad, y no tienen otra alternativa que reiterarse, por eso es que abusan del mismo ardid, y lo replican hasta el cansancio.

Se amparan en esa vieja creencia, errónea por cierto, que dice que “si hasta aquí ha funcionado, porque habrían que cambiar”. Y así se mantienen firmes en esta variante, porque entienden que no hay motivos suficientes para modificar la estrategia. Se apalancan además en el éxito de los resultados electorales como aval inapelable de las decisiones elegidas.

Abundan ingredientes en ese discurso, pero algunos de ellos asombran por su evidente autoritarismo e intolerancia manifiesta.

Por un lado invocan aquel alegato que insiste en que aquellos a los que “les va bien” no deben quejarse. Bajo esa línea de razonamiento, los fanáticos del modelo, parecen pretender desde su posición de iluminados,  indicar que los únicos que pueden hablar son los perjudicados por el sistema, y como no los hay según su visión, pues entonces nadie puede reclamar.

Esta interpretación es despiadadamente despótica. Propone que los que se lamentan, se callen, solo porque su realidad económica es positiva, y como se atribuyen el mérito gubernamental de ese resultado, pretenden como agradecimiento el silencio de los que ellos definen como favorecidos.

Es tan básico y elemental ese razonamiento, que bajo esa forma de ver la realidad, el gobierno actual debería seguir siempre, porque al hacer las cosas bien, según ese criterio, casi no tendría sentido ir a elecciones.

Lo que no admitirán es que quieren “discurso único”, y por lo tanto que los que no están de acuerdo, enmudezcan. Es que se acostumbraron a que su voluntad, siempre se cumple. Compran a los mas con dinero, subsidios prebendarios y planes sociales, favores políticos o tráfico de influencias, créditos blandos o concesiones generosas, y en el caso de los medios y el periodismo, la suficiente dosis de pauta publicitaria oficial.

Les molesta terriblemente la opinión diferente y eso ya no lo pueden ocultar, por eso apelan a buscar cualquier mecanismo para minimizar las críticas ajenas, o bien al menos menoscabarlas sistemáticamente.

Es que cuando la razón no los asiste, el último recurso al que pueden apelar es el cruel e inconsistente, de desacreditar a su interlocutor de turno. Si tuvieran mejores argumentos para defender su postura, los usarían, pero como están frágiles en ese plano, entonces solo les queda la dinámica de desprestigiar a quien manifiesta el reproche.

Cuanto más flancos presente la víctima elegida, mucho mejor para los perversos operadores del NO debate. Ese eventual traspié, error o alocución desafortunada en el pasado, es suficiente para que sea castigado.

La otra variante, siempre posible, es condenarlo por su presente, sobre todo por su circunstancial cercanía a algún personaje público que disponga de algún costado endeble para ser así el blanco predilecto de la reprobación.

Una modalidad utilizada adicionalmente es la de juzgar al sujeto según la actividad profesional o el sector al que pertenece, o bien buscar algún pariente que, en el presente o en el pasado, permitan generar alguna relación familiar que posibilite desnaturalizar el primer esbozo.

Ese es el juego que proponen. Cambiar el eje, mutar el foco. El único que pueden usar. Lo concreto es que no tienen argumento mejor, solo les queda despotricar contra el interlocutor, lo que evidencia la debilidad de su razonamiento y la pobreza intelectual de su construcción dialéctica.

No tienen razón, y si la tienen, lo disimulan muy bien. Solo recurren a lo emotivo, para desarmar el debate en base al ataque personal para luego pasar a la quebradiza estrategia de la incomprensión y la victimización.

Cuando ya nada funciona, aparece la tesis de las mayorías, esa que utilizan también para finalizar la discusión. De última, si no tienen razón, tienen al menos el número suficiente para imponerla, porque han obtenido el voto popular. En fin, más de lo mismo. Nada nuevo ni demasiado atrayente. NO les interesa la discusión, ni el debate, solo los mueve seguir en el poder.

Es importante no entrar en el juego que ellos proponen. Por eso, cuando aparece este esquema que empuja a responder en línea con el planteo, no se debe seguir el ritmo del poder. Hacerlo implica ser funcional al relato que ellos intentan establecer.

Los argumentos malos solo se contrarrestan con argumentos mejores, superadores y no, a la defensiva, explicando si el protagonista que emite su opinión tiene pasado, presente, parientes, amigos, historias, o lo que sea que tenga que ver con su individualidad.

Si el ataque al referente en cuestión fuera veraz, eso no cambiaría en nada la eventual solidez o debilidad de su planteo para neutralizar el original.

Cuando recurren al golpe bajo, es porque se quedaron sin explicaciones consistentes. Esto queda cada vez más en evidencia. Ya está agotado el artilugio. No se puede mentir todo el tiempo. Solo les queda la agresión personal. Pero es  un error seguir ese juego irracional del relato como si fuera cierto. En definitiva estamos solo frente a un paupérrimo libreto.



Alberto Medina Méndez

¿Cómo se explica- a la sola luz de la razón, se entiende- el insólito nombramiento por el Colegio Cardenalicio de Jorge Mario Bergoglio como Papa Francisco ?



Porque, como es notorio, fue una decisión que sorprendió al mundo entero, no pronosticada por nadie.
Hasta la reunión del Cónclave, según todos los periodistas apodados “vaticanistas”, había acuerdo entre los cardenales acerca de:
  1º El perfil del nuevo Pontífice: por oposición al renunciante Benedicto XVI, el próximo Papa debía ser joven y fuerte para poder enfrentar los problemas que habían abrumado a Ratzinger.
  2º Que el Papa sería un “conservador”, del tipo del Cardenal Angelo Scola de Milán (favorito de Ratzinger) u Odilo Scherer (con el favor de la Curia romana, Bertone); o, aún, el canadiense Mark Ouellet.
Nadie, absolutamente nadie, mencionó al Cardenal  Bergoglio como un “papabile”, porque no reunía ninguna de las dos condiciones anteriores, salvo a. tornielli como lejana posibilidad. Además, en su contra operaban tres factores:
  1º La edad, 76 años, con un físico débil (le falta un pulmón), y con ninguna experiencia en el tipo de problemas (financieros y sexuales) que se agitaban por la renuncia de Benedicto XVI.
  2º Haberse significado en el anterior Cónclave como el rival del cardenal Ratzinger, hacia quien se derivaron los votos progresistas que en primer término votaron por el cardenal Martini.
  3º  Por motivo de la edad, debió haber cesado tiempo atrás como Arzobispo de Buenos Aires y haber quedado como mero Administrador Apostólico. Ese hecho fue un poco cubierto por Benedicto XVI. Pero podía considerárselo como un jubilado.
  Por esas razones, resultó absolutamente inesperado el nombramiento papal de Bergoglio.
  Y por eso mismo es necesario tratar de hallar una explicación. Que es lo que pasamos a hacer. 
  Hay una base social, que marca un tipo humano.
  Se trata del proceso de asimilación de ciertos descendientes de la emigración. Proceso que está en evolución.
  El “fare l´America” está aún presente en la Argentina.
  Son hijos y nietos de emigrantes- laicos o religiosos- que dedican su vida a sólo dos objetivos: conseguir dinero y obtener poder (político o social). Lo demás, es lo de menos.
  Junto a lo anterior va la acción de cubrir esos objetivos con el disfraz humanitario. Por ejemplo, el ansia de poder se recubre de un deseo de hacer el bien del pueblo, por vía democrática. Es lo que estilan los políticos argentinos.
  Ahora, si se trata de un clérigo, la lucha por el poder se suele teñir de “opción por los pobres”. Se muestran humildes, simpáticos, al tiempo que ganan espacios de poder. Para tales operaciones no suelen exponer referencias teológicas, sino argumentos de orden social, de “promoción humana”, dicen. Lo cierto es que hay muchos hombres de Iglesia que no están muy atentos a la difusión por la Fe, sino- más o menos subrepticiamente-  a la acumulación de poder.
  Si es un Obispo, esa búsqueda terrenal se expresará tratando de extender su dominio a otras jurisdicciones (intentar colocar a sus favoritos en otros obispados, caso Zecca), a la vez que reducir o eliminar los grupos o las personas autónomas (que conociendo las Escrituras, la Tradición y el Magisterio, y  adecuándose a esas fuentes, se animan a pensar por su cuenta).
  ¿Por qué el católico común no advierte esas conductas?
  Porque la enorme falta de doctrina en los cristianos de hoy hace que se muevan en puros planos afectivos o clericales. La ausencia de formación catequística se la cubre con un sentimentalismo subjetivista (típico del Modernismo). En el segundo caso, basta que hable un Obispo para que se tome su palabra como  una Biblia. Clericalismo que en su máxima expresión se traduce en la “papolatría”.
  Unos políticos arribistas como los Kirchner han aunado dinero y poder, sin rubor, porque el electorado no se los reprocha. El “fare l´América” sigue siendo ley no escrita de la sociedad argentina. Por eso, tampoco se percibe nada de extraño en el hecho de  que un Obispo, durante años, se haya aplicado a acumular poder institucional, descuidando ostensiblemente la propagación de la Fe (tan decaída en las últimas décadas en la Argentina y, en particular,  en la diócesis de Buenos Aires).
  Tal vez, por eso mismo, se ha dado el choque entre los representantes del poder temporal y el espiritual. Por la ley de la impenetrabilidad de los cuerpos (si yo quiero sentarme en esa silla, antes tienes que salir tú, que estás sentado en ella). Como decía Carlos V de Francisco I de Francia: “mi primo y yo estamos completamente de acuerdo: los dos queremos el Milanesado”. Sin ese factor de poder- divisorio- es inexplicable que Bergoglio y los Kirchner no se hayan entendido; porque todo indicaba que se iban a llevar complementariamente.
  Bien. Primera conclusión. Politiquería y clericalismo están sobre el tapete en estos hijos del “fare l´América”.
  En el mundo presente, en especial  en el sector occidental, y más particularmente, en el latinoamericano, el registro del predominio norteamericano es incontestable. La “real-politik” indica que si un aspirante al poder en Sud América quiere trepar alto y lo más rápidamente posible, lo mejor que puede hacer es ponerse a buenas con los intereses yanquis.
  Si en la Argentina no hubiéramos presenciado el caso del patilludo Carlos Menem, quien electo Presidente, se entregó atado de pie y manos a las directivas estadounidenses, nos asombraríamos ahora con la acción de otros sujetos que buscan igual sombrilla protectora. Pero ya sabemos de estos caballeros que montan por la izquierda y bajan por la derecha (de paso, recordemos que Menem, tan religioso él, fue uno de los primeros en felicitar a Bergoglio).
  Dando por conocido ese fenómeno, pedimos que se lea con cierta atención el mensaje de felicitación de Barack Obama  a Bergoglio. Entonces alguien nos aclarará si fue redactado por el Presidente de USA o por el Camarlengo Vaticano. Un Presidente que en su país goza de la fama de un pagano irredento, que ha apoyado cuanta medida antinatural y anticristiana se haya ventilado allí, y que,  en dicho mensaje, queda transformado en un devotísimo feligrés católico, lo menos que mueve es a suspicacia.
  No parece demasiado suponer que ahí hay gato encerrado. Felino que podría llamarse “Latino América”. Porque los mandos estadounidenses están preocupados por las convulsiones que se detectan al sur del Río Bravo, y quizás, crean que con un Papa de esta región pueden contar con una buena baza para enfrentar esos problemas. Se nos dirá que esa hipótesis fue esgrimida por un sujeto absolutamente desacreditado como es Luis D´Elía. Así es, pero también, admítasenos que cabe preguntarse qué pajarito le sopló al oído dicha teoría. Por ese lado aparece Fidel Castro, quien no es ningún novato en estas cuestiones de poder mundial, y puede estar bien informado. Un politólogo de izquierda, Claudio Fantini, acaba de escribir al respecto:
  “Algunos esperan que Bergoglio sea para los populismos de Latinoamérica lo que Wojtila fue al comunismo europeo. Ciertamente…para los liderazgos personalistas de la región no fue una sorpresa agradable. Esperaban alguien       que les resultara indiferente y apareció un hombre al que sienten como un cuestionador o, lisa y llanamente, lo que en su jerga califican de “enemigo” (“Todos los frentes del nuevo Papa”, en: “Noticias”, nº 1890,16 de marzo de 2013, p. 34).
  En la misma revista se insiste: “Juan Pablo II contribuyó a derrumbar el comunismo. Bergoglio nunca ocultó su aversión al populismo” (id., p. 33).
  Lo seguro, lo tangible es que los Estados Unidos han recibido con enorme beneplácito la elección de Bergoglio, subrayando su condición sudamericana. No sólo el Presidente Obama, sino el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, gran elector, considerado “el nuevo hombre fuerte de la Iglesia”, ha expresado: “Estamos muy felices con el resultado. Son emociones muy grandes” (”La Nación”, Bs. As., 16 de marzo de 2013, p. 8).  Esa es la siguiente conclusión, pues.
  Luego, al tema primero de la busca del poder, de fronteras para adentro, hay que adicionar este segundo, el de arrimar bochín junto los poderosos del mundo. Quienes entre otras cosas que pueden hacer, está la de inclinar una votación en un Cónclave.
  O sea, que hasta acá se trata de puro poder.
  Pero el poder, dijimos, hay que camuflarlo. Y si el disfraz es connatural, muy bien. De otro modo: si a la conquista del poder le podemos añadir la ideología progresista de la Modernidad, mucho mejor.
  Hemos hablado de Barack Obama. Ahora el nombre a considerar es Hans Küng.
  Este famoso teólogo suizo, enemistado con Joseph Ratzinger al punto de reclamar su destitución, es el sucesor natural de otro jesuita, Karl Rähner, que fuera la principal cabeza pensante del Progresismo Modernista Conciliar. Simplemente, este Progresismo, contrariando el “Syllabus”, quiere acordar a la Iglesia Católica con el Mundo Moderno, nacido de la Ilustración. Es la tesis expresamente condenada en la Encíclica “Pascendi” de SS San Pío X.
  Pues, Küng, separado de sus cátedras por su progresismo radical y arrogante, ha dicho ahora que:
“La elección de Bergoglio es lo mejor que le ha podido suceder a la Iglesia”.
  Los votos progresistas que enfrentaron en minoría a Ratzinger, al presente se han convertido en mayoría (quizás porque a los prelados genuinamente progresistas- varios de los cuales, se lo tenían bien calladito- se hayan unido otros, tenidos por “conservadores”, pero, que, en definitiva, suelen estar muy atentos a los consejos  y las señales de USA).
  La citada revista no-católica, apunta sobre el particular: “Para lanzar su programa de reformas, Bergoglio cuenta, en todo caso, con el apoyo aportado por Hans Küng. Hasta ahora, el teólogo suizo no había cesado de criticar a los papas y a las estructuras de la Iglesia” (idem, p. 33).
  Y hasta, citando al portavoz de la Conferencia Episcopal de Francia, Bernard Podvin, se animan a pronosticar la convocatoria a un nuevo Concilio Ecuménico, cuyo temario incluiría todos los asuntos que inquietan a los progresistas (episcopalismo, sacramentos para los divorciados, celibato sacerdotal, ministerio femenino, aborto, homosexualidad, etc.).
  Eso: ¿sería lo mejor para la Iglesia?...
  Es claro que la ideología eclesial de Bergoglio es progresista. Los “mass media” (que se sepa, no son muy cristianos que digamos), que de modo unánime han manifestado su alegría con la elección del Cónclave, lo han comparado con el Papa Juan XXIII. Más parece, en principio, emparentado con Paulo VI.
  Él está con la Modernidad; pero con ciertas salvedades. Es progresista, pero “moderado”. Porque le gusta que las cosas se cocinen a fuego lento, y porque no tiene ningún deseo de enfrentar ya a los seguidores de Juan Pablo II y Benedicto XVI.
  Su condición de progresista deviene también de su carácter de jesuita. ¿No ha llamado la atención que los medios masónicos y liberales del mundo entero, que en otras circunstancias hubieran puesto el grito en el cielo, al presente se limiten a registrar la Orden regular a la que pertenece Bergoglio, sin añadir ningún calificativo despectivo?
  Es que en el medio está la historia posconciliar. Está la reforma de la Compañía de Jesús efectuada por el Padre General Pedro Arrupe, que transformó ciento ochenta grados la Orden creada por San Ignacio de Loyola. Quien quiera informarse acabadamente al respecto, que lea el libro de Malachi Martin, “Los Jesuitas contra la Iglesia”. Diversas intervenciones, dispuesta por Juan Pablo II no pudieron torcer ese signo progresista. Lo cierto es que los jesuitas han liderado la revuelta eclesiástica para acomodar la Iglesia al Mundo.
  Pues, Bergoglio es un jesuita. No típico, no. Ha tenido sus más y sus menos con la conducción impuesta por Arrupe; pero, en definitiva, ni ha sido echado  de la Compañía, ni él se ha sublevado contra esa orientación.
  El periodista Claudio Fantini observa: “Sucede que el trayecto de Bergoglio hasta el trono de Pedro no fue por la vereda del ala reaccionaria de la iglesia… nunca fue un acérrimo enemigo de los curas tercermundistas. Y en las dos contiendas que lo tuvieron como papable, se encolumnaron tras él los sectores más renovadores, mientras que lo enfrentaron los más recalcitrantes” (idem, p.34).
  De ahí que sea un progresista “moderado”, que, en principio, no esté pronto a reimplantar las tesis latinoamericanistas de Medellín y Puebla, sino muy tamizadas. Y que su tercermundismo, también muy moderado, haga relucir el slogan de la “opción por los pobres”, pero sin la consiguiente revolución de las “estructuras” capitalistas. Configuración que dejará muy contentos a los “bien-pensantes”, del tipo de Mariano Grondona. No es muy muy, ni tan tan.
  Es probable que quiera mostrar su ruptura con la tradición papal, adoptando actitudes de hombre llano, cercano a la gente común (como dejando de usar los zapatos rojos que corresponden a su cargo, para continuar con sus viejos zapatos negros). En ese tipo de conducta, Bergoglio ya ha dado muestras de singular astucia demagógica (viajando en subterráneo, en lugar de un taxi, etc.).
 Bergoglio tiene una excelente relación con el judaísmo. Hay mil pruebas al respecto, varias de ellas consignadas en el libro “El Jesuita” (del 2010), del que son autores Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti. Obra de lectura necesaria hoy; pero siempre que esté seguido de las glosas de Antonio Caponnetto, en su libro “La Iglesia traicionada”.
 Hace poco, al promover la entrega del doctorado honoris causa al rabino Abrahan Skorka en la UCA (Universidad Católica Argentina), Bergoglio permaneció impasible cuando el doctorando concluyó anunciando que “todos ahora esperaban la venida del Mesías” (Bergoglio no sólo no interpuso su objeción, sino que aplaudió al orador. Además, ha acrisolado esa amistad con el libro “Jorge Bergoglio y Abraham Skorka: sobre el Cielo y la Tierra”, y compartiendo con Skorka un programa televisivo, durante el 2012).
 Quizás eso explique que la primera felicitación que partió de la Argentina, días atrás, fuera la de la DAIA, y que el primer político que lo saludó fuera Daniel Filmus (quien, a diferencia del resto de sus conmilitones, que estuvieron esperando la reacción de la Presidenta, para luego imitarla, se adelantó por su cuenta y riesgo, a enviar su telegrama).
 Si a esto se le añade la felicitación que le remitió a Bergoglio la Masonería Argentina, posiblemente el cuadro ideológico complete su color.
  Antonio Caponnetto atribuye el sionismo entusiasta de Bergoglio al ansia de hallar aliados en la pugna que mantiene con su enemigo jurado, Horacio Vertbisky. Este sujeto, que desde el CELS ejerce un poder inmenso en la actualidad, en diversas oportunidades ha denunciado a Bergoglio de haber contribuido a la detención de los jesuitas pro-montoneros Orlando Yorio y Francisco Jalics. Como las principales tratativas de Bergoglio al respecto se dieron con el Alte. Emilio Masera, ya muerto, el asunto no parece fácil de aclarar. En todo caso, lo que llama la atención son los testimonios vertidos a favor de Bergoglio. Adolfo Pérez Esquivel, el “Chino” Fernando Navarro, la atea militante Graciela Fernández Meijide, Monseñor Hessayne, Alicia Oliveira, Eugenio Zaffaroni, Miguel La Civita, y tantos más, cuyas simpatías izquierdistas son obvias, han salido de inmediato en defensa del Cardenal argentino.
  De esa suerte, el inefable Verbistky, tan temido, ha quedado casi en solitario con su denuncia (ha recibido un tibio apoyo de Estela de Carlotto y Hebe de Bonafini). Ni el kirchnerismo más radicalizado, que lo suele consultar, pareciera estar dispuesto a acompañarlo en su aventura (de hecho, el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Mariotto, referente de “la Cámpora”, se ha declarado satisfecho con la elección del Cónclave).
  No obstante, dada su conducta habitual, es probable que la ultra-izquierda prosiga con sus ataques al Papa electo.
  Casi se diría que en estas condiciones, esa agresión le viene bien a Bergoglio, porque contribuye a situarlo en la “centro-izquierda” del espectro político, que es donde él desea estar, para ser considerado “políticamente correcto”.
  Una buena pregunta es: ¿cómo fue posible que Bergoglio consiguiera la mayoría de los votos en el Cónclave?
  Volviendo al comienzo de esta nota, digamos que existían otros candidatos con mayor aprobación.
  El citado Fantini indica: “está claro que la curia romana prefería a Angelo Scola, también favorito de Comunión yLiberación, la organización más poderosa de la Lombardía que, como el Opus Dei, tiende a mirar con recelo a los jesuitas…Pero el “partido de la curia” también tuvo sus favoritos entre los papables extra europeos. El brasileño Odilio Scherer tenía más apoyo en la burocracia de Roma que entre los sacerdotes y obispos de su país. También el canadiense Mark Ouellet era aceptable para los enemigos de las reformas. La opción más radical del reformismo era el norteamericano Sean O´Maelly, mientras que la más moderada fue Bergoglio, quien finalmente se convirtió en Papa” (idem, p.35). A pesar del consabido hermetismo que rodea el Cónclave, la periodista María Antonieta Calabro, del “Corriere della sera”, ha podido penetrar en ese enigma del cambio del escrutinio. En tal sentido ha escrito que: “Pero ¿con qué acuerdos, alianzas y paquetes de votos de los “grandes electores” se logró la elección del cardenal Bergoglio? Por decirlo de una manera un poco sintética y brutal, el nuevo papa es fruto de un acuerdo entre el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, aunque no sea elector; el cardenal Giovanni Battista Re;  la curia del actual secretario de Estado, Tarcisio Bertone (que había apuntado a Odilio Scherer, pero que después de las críticas de Scherer al cardenal Re en la congregación general debió “retirar” su candidato) y los cardenales norteamericanos… Los italianos sólo se unieron para excluir al arzobispo de Milán, Angelo Scola…, el gran favorito de un grupo de cardenales reformistas, que buscaban limpieza y transparencia después de un período de escándalos” (“En el cónclave, un acuerdo que ayudó a superar los 90 votos”, en: “La Nación”, cit., p. 8).
  Por peleas internas, y por  el temor a investigaciones en la Curia, se dejaron de lado los candidatos “normales” se diría. Así los hombres fuertes de la Curia, unidos a los cardenales norteamericanos consiguieron volcar la votación, y producir este resultado asombroso.
  Algo queda en claro.
  Por supuesto que no todos salen ganando con la elección de Bergoglio.
  Los católicos ortodoxos, los cristianos tradicionalistas, nada pueden esperar del Pontificado de Bergoglio. No hablamos de los “sede-vacantistas” o los “lefevristas”, que ya arrastraban sus problemas con la Santa Sede. No. Acá mentamos la extensa gama de movimientos laicales y religiosos, nacidos en  estas últimas décadas, y que, a pesar de la falta de apoyo episcopal, han tenido un desarrollo extraordinario. No los vamos a individualizar para no aumentar su congoja y el peligro que pueden correr. Pero cualquiera que haya estado atento a las regulaciones en esta materia, de la Comisión Episcopal del país, en tiempos de la conducción de Bergoglio, habrá enseguida advertido que el Cardenal y sus adláteres han hecho cuanto han podido para hacer desaparecer esos movimientos. No sólo por detestarlos ideológicamente por no ser progresistas, sino, principalmente, por celos. En efecto: mientras los movimientos tradicionales colectan abundantes miembros y seminaristas, los Seminarios episcopales- salvo unos tres o cuatro, que, precisamente, no son progresistas- están vacíos. Y esos Obispos no han querido sacar la conclusión obvia que cualquiera en su lugar sacaría: esto es, que si ellos también adoptaran las mismas normas formativas filosóficas y teológicas clásicas que los aludidos movimientos, tendrían, como ellos, sus vocaciones. Pero eso, jamás. Creen que basta con cerrar el paso de los jóvenes a esos movimientos, para que  no les quede otro camino que ir a sus desiertos seminarios. Tampoco advierten otra nota evidente: que para hacer antropología o sociología en los barrios marginales, o reclamar por los derechos humanos en los ámbitos políticos- especialidades progresistas-, no hay necesidad de ser célibes, es decir, sacerdotes. Bueno, sin posar de agoreros, creemos que asistiremos al agravamiento de la Crisis de la Iglesia Católica, que desató el Concilio Vaticano Segundo. Para quienes creían que ya había pasado lo peor, le dejamos ese aviso.
  Por supuesto, más allá de estos análisis está la obra del Espíritu Santo, que puede escribir derecho sobre renglones torcidos. En este sentido nos viene a la memoria el caso histórico del Pontificado de Pío IX. Mastai Ferreti subió al trono papal entre las aclamaciones de los masones quienes lo consideraban uno de los suyos. Y luego, por obra sin duda alguna del Espíritu Santo, cambió de dirección, dictó el “Syllabus” y la “Quanta Cura” contra el Modernismo, y así, hoy, está en los altares. En todo caso sobre esa acción del Espíritu Santo, por naturaleza desconocida por nosotros, resulta interesante  la siguiente aclaración del cardenal Joseph Ratzinger, efectuada años atrás. Le preguntaron sobre el dato de si era el Espíritu Santo quien elegía al Papa. Respondió: “No diría que es así, en el sentido de que es el Espíritu Santo quien elige… su rol debería ser entendido en un sentido más laxo… probablemente como única garantía de que la cosa no se arruine por completo” (”La Nación”, cit., p. 8). O sea: una reiteración de la promesa de que las puertas del Infierno no prevalecerán.
  Mientras tanto, y para que no impugnen con facilidad este somero examen, asentamos expresamente nuestro acatamiento a la Sede Apostólica, y rezamos para que Dios ilumine la gestión de Francisco.

Tte.Cnel.Prudencio  Garvás

Claudia Rucci: “Todos los crímenes son crímenes”



 
Escuché con asombro y una cuota enorme de tristeza sus declaraciones de hoy por la mañana. También con preocupación, ya que habló de una época que –como usted misma reconoce- tiene todavía heridas abiertas. Muchas heridas tan igualmente dolorosas como todas las heridas. Yo esperaba que usted opinase que “todos los crímenes son crímenes”. No imaginé que iba a escuchar que se considerase a la violencia de los años ´70 (gran parte de la cual fue producida en el seno de la fuerza política de la que formo parte por una mera disputa de espacios y de direccionamiento político) tan justa como la de la guerra por nuestra independencia.
En una carta que publicó el diario Tiempo Argentino en Septiembre de 2011 http://tiempo.infonews.com/notas/respuesta-de-claudia-rucci) expuse mi opinión sobre la violencia de aquellos años y sobre la “Teoría de los Dos Demonios” que no comparto como justificación de la salvaje represión de Estado. Desde la tranquilidad de haber hecho pública mi postura, le escribo a usted sin la preocupación de recibir las respuestas que habitualmente se reciben cada vez que se habla de algo que como usted afirma, “no merece ninguna explicación”. Su lucha de tantos años por verdad y justicia es admirable. La recuperación de tantos niños secuestrados entonces es una de las demostraciones más conmovedoras de la lucha por una causa justa. Y espero pueda culminarse el día que no haya un solo niño sin recuperar en manos de usurpadores.
Pero cuando aborda otro tema, el de la violencia política en los ´70, el de la violencia como una herramienta posible para imponer objetivos políticos permítame decirle, con todo respeto, que usted expresa una formidable confusión. Teniendo en cuenta que hay miles de jóvenes que la escuchan con atención, que toman como válidas sus reflexiones, me parece imprescindible entonces dar un punto de vista diferente y si eso promueve un debate que hasta ahora no se ha dado (por lo menos en los últimos diez años no parece haber habido interés en promoverlo) me sentiría reconfortada de que puedan escucharse otras voces sobre lo que entiendo representa una tragedia para los argentinos.
Refiriéndose a la violencia llevada adelante por grupos armados durante la década de los ´70 usted dice "esa violencia es la que tuvieron San Martín y los héroes cuando defendieron la Patria". San Martín y los héroes que defendieron la Patria lucharon contra un ejército extranjero, español, con el objetivo de independizar a nuestra Nación. En ese marco, en combates frontales e incluso en acciones guerrilleras –como las de Güemes en el norte- combatieron contra un régimen injusto del único modo que se podía hacerlo, ya que no existían otras vías para obtener esa legítima reivindicación. Me parece oportuno recordar que en Marzo de 1973 hubo elecciones generales parcialmente libres en nuestro país (Perón no pudo presentarse y debió elegir un representante). Y en Septiembre del mismo año, después de 18 años de proscripción, Perón fue reelecto con el 62% de los votos de los argentinos. O sea que entre el 25 de Mayo de 1973 y el 24 de Marzo de 1976 vivíamos en democracia, con numerosos conflictos por cierto, pero en un país gobernado por un gobierno elegido por el pueblo. Como ahora. Y que durante esos casi tres años de democracia hubo un incremento formidable de la violencia política en nuestro país.
¿Qué tenemos que dar explicaciones a esta altura?, dice usted. Seguramente no es usted quien deba explicar las acciones violentas de entonces, deberían hacerlo quienes sí han tenido responsabilidad en las mismos. Pero entonces-me parece-no debería hablar con tanta liviandad del tema, que implica entender –y explicar, lo que es aún más grave- que la violencia de los revolucionarios que liberaron a la Patria de la dominación española se equipara a la llevada adelante –incluso en democracia, con un pueblo que había elegido indudablemente otro camino- por un grupo de argentinos que se autoasumió como vanguardia esclarecida, lúcida, dueña de todas las verdades, y que asumía la misión de hacer de la Argentina algo muy distinto de lo que los argentinos querían. Y matar para eso.
Le adjunto un material que seguramente le será de mucha utilidad para este análisis, Es “Evita Montonera” número 5, de Julio de 1975, órgano oficial de Montoneros. Julio de 1975. El protagonismo de los trabajadores acababa de expulsar del gobierno al nefasto José Lopez Rega y, sin ninguna duda coincidirá conmigo, las Fuerzas Armadas ya estaba preparando el golpe militar. Le sugiero leer la editorial de página 2 titulada “Se fue el brujo Lopez Rega. Ahora le toca a la Martinez”. La Martinez a la que se refiere –obviamente- es la entonces presidenta de la Nación, Isabel, quien por imperio de la Constitución reemplazaba al fallecido Juan Perón. Alli se propone “exigir la renuncia de la presidente Martinez”. Lo que hoy se denominaría “actitud destituyente”. En el análisis, los Montoneros se asumen “como los auténticos peronistas”, y definen a amplios sectores (precisamente del peronismo como la conducción de la CGT y las 62 Organizaciones) como “traidores y burocráticos”. Por eso estimo, en la página 18, reivindican como “actos de Justicia Popular” el asesinato de mi padre, José Ignacio Rucci, ocurrido en Septiembre del ´73, y el de varias personas más. Pero –como usted sabrá- no bajo la acusación –por ejemplo- de “colaborar con naciones extranjeras para sojuzgar al pueblo argentino” o de “contribuir a la invasión de potencias extranjeras a nuestra Patria”. Nada de eso. Lo reconoce como acciones de venganza, por entenderlos responsables de la muerte de integrantes de su organización. Sin expresar ningún argumento que dé certeza a esas afirmaciones.
¿Estas son las acciones equiparables a las de San Martín, Belgrano, Guemes y tantos otros? ¿Son entonces para usted acciones reivindicables, dignas de ser imitadas? ¿No le parece que en un clima de potenciación del enfrentamiento entre argentinos puede ser interpretado equivocadamente por jóvenes que hoy también puedan sentirse exponentes de una vanguardia lúcida, con derecho a ejercer justicia desde su condición de “esclarecidos”? ¿No podrían entender esos jóvenes como razonable atacar por cualquier medio a los “enemigos de la causa Nacional y Popular” habida cuenta que se asumen como los expresión y garantes de dicha causa?
No es así, señora de Carlotto. La Argentina todavía merece explicaciones de quienes tienen la responsabilidad de darlas. La mayoría de los cuales no sufrió ni cárcel, ni secuestro, ni tortura ni muerte. Están en condiciones de aportar con sus testimonios a esclarecer a todos –y en especial a los jóvenes- el por qué de las decisiones que tomaron. Es otra época cronológica, es otra parte de nuestra historia trágica. Por eso no corresponde emparentarla caprichosamente con la “teoría de los dos demonios”. Como dice frecuentemente Julio Bárbaro la represión no puede hacer lúcidos a los equivocados, ni convertir los errores en aciertos.
Yo como usted por su hija, también estoy orgullosa de mi padre. Que luchaba por sus ideales, el principal de los cuales era la vuelta del General Perón primero, y la defensa de su gobierno democrático después. Y que un grupo de personas que en nada se parecen a San Martín, Belgrano o Güemes asesinó para mostrarle poder al Presidente recientemente electo, para forzarlo a acompañar sus estrategias. Por eso es que sigo insistiendo con mi reclamo de memoria, verdad y Justicia.
Estoy convencida que sus expresiones de hoy obedecen solamente a un momento de confusión. Y que desde el lugar de respeto y admiración que muchos argentinos le reconocemos, propondrá un rechazo a la violencia como herramienta de la lucha política para que nunca mas se repitan hechos que promuevan tanto dolor.
Con mucho respeto. Claudia Rucci

martes, 26 de marzo de 2013

La Carlotto gaguea y muestra la hilacha.


EL CUENTO DE LA ABUELITA

 
La abuela Estela de Carlotto, pese a haber sufrido tiempo atrás una vergonzante derrota en su criminal intento de inculpar sin fundamento alguno por apropiación de hijos de desaparecidos, y saboreando aún el amargo gusto en la boca que le provocara su nuevo y reciente traspié al pretender difamar a nuestro Papa, basándose exclusivamente en las calumnias de Verbitsky difundidas por el ordenanza Juan Pablo Cafiero, no escarmienta y ha vuelto al ruedo con otro disparate. Esta vez su eterno odio lo utiliza para justificar la violencia de los militantes terroristas de los '70 asegurando “Nosotros reivindicamos el valor de una lucha que sí la hubo armada, aunque no estamos con la violencia, pero que esa violencia es la misma que tuvo San Martín o los héroes para defender la patria. Lo hicieron a su manera, con errores, virtudes y defectos. Nosotros no idealizamos, ponemos la conducta fiel y total de cada uno”. Y semejante dislate ofende el honor de la historia patria. Comparar esa banda de asesinos financiados y entrenados en los "paraísos comunistas" con nuestros padres es una afrenta a la Nación. Ellos no sólo que no defendieron la Patria sino que se alzaron en armas contra ella, pretendiendo trocar la gloriosa celeste y blanca por el rojo pendón, quedando incursos en el delito de infames traidores. Mal que le pese a esta señora, quienes nos defendieron y defendieron a la Patria, cumpliendo órdenes del Presidente de la Nación, fueron justamente las Fuerzas Armadas. Cuanto más pretendan imponer el relato, más evidentes serán sus mentiras y sus odios irracionales. Juan Manuel Otero

lunes, 25 de marzo de 2013

Día de la memoria.

24 de marzo: Día de la memoria, la verdad y la justicia
República Argentina
Poder Ejecutivo Nacional
Presidencia del Dr. Raúl Alfonsín
Decreto 157 del 13 de diciembre de 1983
Considerando:
Que en el mes de mayo de 1973 los órganos constitucionales de la legislación sancionaron una amplia y generosa amnistía, con el propósito de poner punto final a una etapa de enfrentamientos entre los argentinos, y con la aspiración de que esa decisión de los representantes del pueblo sirviera como acto inaugural de la paz que la Nación anhelaba.
Que el cumplimiento de ese objetivo se vio frustrado por la aparición de grupos de personas, los que, desoyendo el llamamiento a la tarea común de construcción de la República en democracia, instauraron formas violentas de acción política con la finalidad de acceder al poder mediante el uso de la fuerza.
Que la actividad de esas personas y sus seguidores, reclutados muchas veces entre una juventud ávida de justicia y carente de la vivencia de los medios que el sistema democrático brinda para lograrla, sumió al país y a sus habitantes en la violencia y en la inseguridad, afectando seriamente las normales condiciones de convivencia, en la medida que éstas resultan de imposible existencia frente a los cotidianos homicidios, muchas veces en situaciones de alevosía, secuestros, atentados a la seguridad común, asaltos a unidades militares de fuerzas de seguridad y a establecimientos civiles y daños; delitos todos estos que culminaron con el intento de ocupar militarmente una parte del territorio de la República
Que la dimensión que alcanzaron estos flagelos en la sociedad argentina no puede explicarse sólo por motivos racionales, debe reconocerse la existencia de intereses externos que seleccionaron a nuestro país para medir sus fuerzas.
Que la instauración de un estado de cosas como el descripto derivó asimismo en la obstrucción de la acción gubernativa de las autoridades democráticamente elegidas, y sirvió de pretexto para la alteración del orden constitucional por un sector de las fuerzas armadas que, aliado con representantes de grupos de poder económico y financiero usurpó el gobierno y, mediante la instauración de un sistema represivo ilegal, deterioró las condiciones de vida del pueblo, al cual condujo además al borde de una crisis económica y financiera, una guerra y a la derrota en otra, y sin precedentes.
Que la acción represiva antes aludida, si bien permitió suprimir los efectos visibles de la acción violenta y condujo a la eliminación física de buena parte de los seguidores de la cúpula terrorista y de algunos integrantes de ésta, sin perjuicio de haberse extendido a sectores de la población ajenos a aquella actividad, vino a funcionar como obstáculo para el enjuiciamiento, dentro de los marcos legales, de los máximos responsables del estado de cosas antes resumidos, la preferencia por un sistema basado en la acción directa de órganos autorizados por la autoridad instaurada no dejó margen para la investigación de los hechos delictivos con arreglo a la ley.
Que la restauración de la vida democrática debe atender, como una de sus primeras medidas, a la reafirmación de un valor ético fundamental: Afianzar la justicia; con este fin, corresponde procurar que sea promovida la persecución penal que corresponda contra los máximos responsables de la instauración de formas violentas de acción política, cuya presencia perturbó la vida argentina, con particular referencia al período posterior al 25 de mayo de 1973.
Que con la actuación que se preconiza se apunta, simultáneamente, al objetivo de consolidar la paz interior.
Que esa persecución debe promoverse por lo menos, en orden a los delitos de asociación ilícita, instigación pública a cometer delitos, apología del crimen, otros atentados contra el orden público y rebelión; todo ello sin perjuicio de los demás delitos que se pongan de manifiesto en el transcurso de la investigación, y en los que las personas a quienes se refiere el presente decreto hayan intervenido directamente, o como autores mediatos, instigadores o cómplices. No puede ser obstáculo para esta persecución la circunstancia de que algunas acciones hayan acontecido en el extranjero, en virtud de lo dispuesto por el art. 1 inc. 1 de Código Penal.
Que para promover la investigación de los hechos, es aconsejable solicitar la intervención del procurador general de la Nación. Este órgano, que integra la Corte Suprema de Justicia (arts 6 de la ley 27 y 21 del dec. ley 1285/58) y es por tanto independiente del Poder Ejecutivo, tiene a su cargo la dirección superior del Ministerio Público Nacional (art. 116, inc. 3 del Código de Procedimientos en Materia Penal), y posee, en consecuencia las atribuciones necesarias para instrumentar, por medio de los procuradores fiscales de primera y segunda instancia, los distintos aspectos de la encuesta informativa a practicarse y del ejercicio de la acción pública (art. 118, inc. I del Código de Procedimientos en Materia Penal).
Que con el objeto de facilitar la puesta en marcha de la persecución penal, ha de disponerse que todas las dependencias de la administración pública nacional, donde exista información relativa a las actividades ilegales de las personas a quienes se refiere este decreto, le remitan directamente al señor procurador general de la Nación o a la oficina que éste disponga.
Que, asimismo, corresponde requerir la colaboración de los señores gobernadores de Provincias (art. 110 de la Constitución Nacional), solicitándoles que dispongan idéntica remisión desde las administraciones provinciales.
Que por otra parte, ha de tenerse en cuenta que la persecución penal de los hechos a que se refiere este decreto interesa a todos y a cada uno de los habitantes, en particular a las víctimas, los que podrán, en uso de sus derechos, realizar aportes informativos dirigidos al esclarecimiento de esos delitos y al acopio de elementos probatorios contra sus autores.
Que con la finalidad de atender a estos requerimientos es necesario practicar los ajustes presupuestarios destinados a permitir que la oficina que en definitiva resulte comisionada para recibir la información referida cuente con el equipamiento de personal y elementos que hubiere menester.
Por ello el Presidente de la Nación Argentina decreta:
Art.1 Declárase la necesidad de promover la persecución penal, con relación a los hechos cometidos con posterioridad al 25 de mayo de 1973, contra Mario Eduardo Firmenich (L.E. 7.794.388); Fernando Vaca Narvaja (L.E. 7.997.198); Ricardo Armando Obregón Cano (L.E. 2.954.758); Rodolfo Gabriel Galimberti (C.I. 5.942.050); Roberto Cirilo Perdía (L.E, 4.399.488); Héctor Pedro Pardo (L.E. 7.797.669); y Enrique Heraldo Gorriarán Merlo (LE. 4.865.510) por los delitos de homicidio, asociación ilícita, instigación pública a cometer delitos, apología del crimen y otros atentados contra el orden público, sin perjuicio de los demás delitos de los que resulten autores inmediatos o mediatos, instigadores o cómplices.
Art. 2. Póngase esta decisión en conocimiento del señor procurador general de la Nación, a quien se solicitará que expida las directivas necesarias para organizar la investigación que corresponda y ejercer la acción pública.
Art. 3. Todas las dependencias de la Administración pública nacional remitirán a la oficina que indique el procurador general de la Nación, dentro del plazo de quince (15) días hábiles de la fecha, toda la información de que dispongan respecto de las actividades ilegales de las personas a que se refiere el art. 1.
Art. 4. Invítase a los señores gobernadores de provincias a disponer análoga remisión a la prescripta en el artículo anterior.