Hace un mes y medio que no escribo "La botella al mar". No he recibido ninguna pregunta sobre la causa de ese silencio, lo cual prueba que este periódico es algo "con el cual y sin el cual, todo sigue tal cual", como dice el refrán italiano. Eso no me extraña ni me disuade de retomar la pluma apenas me es posible, cosa que recién hoy ocurre.
Han pasado muchas cosas en la Iglesia, en el mundo y en el país que merecerían un comentario, pero son tan parecidas a las que han pasado antes de ese lapso de tiempo, que no me parece útil tratarlas visto el vacío en que han caído los comentarios anteriores sobre los mismos asuntos. Más bien hagamos algo así como una trepanación incruenta en la cabeza del “argentino 2015” a ver qué hay ahí adentro, si es que hay algo.
Lo primero que se ve es un agujero negro que corresponde al lugar privilegiado en que debería estar Dios y la Fe católica. Es evidente que los argentinos no creen que Dios exista o, en todo caso, que sea Todopoderoso y que habrá de premiar a los buenos y castigar a los malos después de esta vida según que hayan cumplido o no con Su ley eterna.
Si esas ideas no hubieran sido tragadas por un agujero negro sería imposible por ejemplo, que ayer 26 de Abril, 1.740.000 habitantes de Buenos Aires, hayan votado por el Partido de Macri, el de la usurpadora presidencial y los de otras alimañas políticas todos ellas abortistas, pro-homonomio e inmorales. Si la gente tuviera aquellas buenas ideas debería rechazar in limine la sola posibilidad de que semejante ralea pudiera aspirar a ocupar cargos de gobierno porque, sin duda alguna, todo poder que tuvieran lo usarían, como lo han hecho ya, para ofender a Dios.
Si esos votantes no temen ofender a Dios, que es todopoderoso y cuyos castigos eternos son tremendos, es porque no creen que Él exista. Luego, son apóstatas como los define el canon 1325 del viejo Código de Derecho Canónico y, menos claramente, el 741 del nuevo Código.
Veremos además otro agujero negro y es el que corresponde al lugar del pensamiento. No se advierte actividad intelectual alguna en ese páramo. Sólo sensaciones, idioteces y cálculos utilitarios de muy corto alcance. Por eso es que cuando uno intenta razonar con un argentino, es lo mismo que hablar con la pared. Las ideas rebotan en su cavidad craneana y no queda en ella registro de que haya habido algún intento de comprensión.
Si aplicamos estas dos constataciones a la política, nos veremos forzados a concluir que el pueblo argentino está compuesto por apóstatas idiotizados y, consecuentemente, mientras eso no cambie, estaremos siempre gobernados por gente de la peor calaña, con las peores ideas y la más absoluta deshonestidad. No importa que la usurpadora se vaya. Hay muchos otros que la pueden reemplazar -entre ellos Macri- sin que las cosas mejoren en lo más mínimo.
Cosme Beccar Varela
Lo primero que se ve es un agujero negro que corresponde al lugar privilegiado en que debería estar Dios y la Fe católica. Es evidente que los argentinos no creen que Dios exista o, en todo caso, que sea Todopoderoso y que habrá de premiar a los buenos y castigar a los malos después de esta vida según que hayan cumplido o no con Su ley eterna.
Si esas ideas no hubieran sido tragadas por un agujero negro sería imposible por ejemplo, que ayer 26 de Abril, 1.740.000 habitantes de Buenos Aires, hayan votado por el Partido de Macri, el de la usurpadora presidencial y los de otras alimañas políticas todos ellas abortistas, pro-homonomio e inmorales. Si la gente tuviera aquellas buenas ideas debería rechazar in limine la sola posibilidad de que semejante ralea pudiera aspirar a ocupar cargos de gobierno porque, sin duda alguna, todo poder que tuvieran lo usarían, como lo han hecho ya, para ofender a Dios.
Si esos votantes no temen ofender a Dios, que es todopoderoso y cuyos castigos eternos son tremendos, es porque no creen que Él exista. Luego, son apóstatas como los define el canon 1325 del viejo Código de Derecho Canónico y, menos claramente, el 741 del nuevo Código.
Veremos además otro agujero negro y es el que corresponde al lugar del pensamiento. No se advierte actividad intelectual alguna en ese páramo. Sólo sensaciones, idioteces y cálculos utilitarios de muy corto alcance. Por eso es que cuando uno intenta razonar con un argentino, es lo mismo que hablar con la pared. Las ideas rebotan en su cavidad craneana y no queda en ella registro de que haya habido algún intento de comprensión.
Si aplicamos estas dos constataciones a la política, nos veremos forzados a concluir que el pueblo argentino está compuesto por apóstatas idiotizados y, consecuentemente, mientras eso no cambie, estaremos siempre gobernados por gente de la peor calaña, con las peores ideas y la más absoluta deshonestidad. No importa que la usurpadora se vaya. Hay muchos otros que la pueden reemplazar -entre ellos Macri- sin que las cosas mejoren en lo más mínimo.
Cosme Beccar Varela



En nuestro país existen dos listados oficiales de “víctimas del Estado”. Uno, de 1984, publicado por la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) durante el gobierno de Raúl Alfonsín. El otro, elaborado durante el gobierno de Néstor Kirchner, por la Secretaría de Derechos Humanos -veintidós años después (2006)-, que según su prólogo “revisó, corrigió, amplió y actualizó” el Informe de 1984.
Se inician con la novelización de uno de los hechos reales investigados. No todos conocieron aquellos años de plomo y su clima; no todos los que los vivieron recuerdan. Por ese motivo, la novelización se incorpora con la finalidad de traer aquellos días al presente. En cada capítulo, a su vez, se encuentra la prueba documental de los casos allí agrupados que muestra las contradicciones de la historia con el Informe oficial.
El capítulo siguiente, “¿Represión ilegal?”, presenta casos de guerrilleros que, durante un gobierno constitucional -integrando organizaciones declaradas ilegales por dicho gobierno-, fueron abatidos en enfrentamientos con fuerzas legales y sin embargo, en el Informe 2006, la Secretaría de DDHH los registró como “víctimas del accionar represivo ilegal del Estado”.