viernes, 30 de octubre de 2015

PANORAMA POLÍTICO AL 29 DE OCTUBRE DE 2015 .


   
Enrique Guillermo Avogadro

 

Ignacio Bracht

Y el vendaval se produjo, con una intensidad que sorprendió a propios y ajenos. Mauricio Macri no sólo llegó a la segunda vuelta a menos de tres puntos de Scioli, sino que en la avanzada noche del domingo, casi lunes, llegó a superar por un buen tiempo al candidato oficialista. Quedaron pulverizadas las encuestas vergonzosas que, semana atrás calificamos como encomiendas con remitente, y muchas voces de abonados opinólogos políticos de los medios de comunicación, que señalaban la pelea cabeza a cabeza de Macri con Massa para el ballotage. Estos voceros de algún interés político o empresarial, aseguraban que este último era el único capaz de vencer a Scioli en una segunda vuelta. También medios periodísticos de opinión, de canales no oficialistas vieron frustrados sus augurios de sabelotodos de lo políticamente correcto. Ni hablar del triunfo de María Eugenia Vidal, ese aire fresco, como lo definíamos antes de las elecciones, que doblegó un enorme y aparentemente imbatible aparato de gobierno, tanto nacional como provincial que buscaba consolidar lo más rancio de la política bonaerense. El corte de boleta a favor de Vidal fue una realidad logrando casi el 40% de los votos. En el “Frente para la Derrota”, la Presidente, armadora de todas las listas de diputados, senadores y gobernadores, en Buenos Aires ha sufrido una aplastante derrota en su despedida del poder, de la peor manera: rechazados sus candidatos en sectores que el clientelismo kirchnerista asumía como propio, supuestos resignados a las lógica del relato. No sólo las grandes ciudades de la provincia, del interior, sino sectores del conurbano bonaerense escribieron el epitafio del kirchnerismo la tarde del domingo pasado.
Los candidatos tuvieron diferentes reacciones: Macri, exultante y medido, llamando a los sectores que no lo habían votado pero que pugnan por un cambio. Massa, remarcando su discurso opositor, y dejando entrever a través de un documento con políticas de Estado, que su posición continúa siendo opositora, un mensaje claro para el ballotage. Scioli, ante un escenario con largas caras, sendos reproches y notables y silenciosas ausencias como Cristina, Aníbal y La Cámpora, apelando a un discurso ultrakirchnerista, errático y duro, algo que no siente, pero que sin dudas el corset del gobierno le ha impuesto; para al día siguiente sostener que: de ahora en más “será más Scioli que nunca”.
De aquí al 22 de noviembre, es el peor escenario para Scioli ya que no existen indecisos, los votos por él conseguidos (un punto y medio menos que en las PASO), es impensable imaginar que se nutrirán con los votos de Stolbizer, quien ya expresó que no votaría por Scioli, y el diputado Milman del GEN, que lo hará por Macri; del Caño y Rodríguez Sáa. Los votantes de Massa, son en general, profundamente antikirchneristas, más allá de que gran parte de ellos adhieren al peronismo histórico. ¿Entre Macri y Scioli, es posible que se traspasen al gobernador de Buenos Aires, junto a Zannini, La Cámpora, Cristina, Kicilloff, Hebe de Bonafini y Luis D’Elía, por citar próceres del Kirchnerismo más claro? Creemos que no, por el contrario, consideramos muy posible que nutran a Mauricio Macri en su mensaje amplio y convocante a todas las fuerzas políticas que buscan terminar con el “vamos por todo” de un modelo autoritario y hegemónico. La sociedad ha dicho basta a una crispación ejercida desde el poder durante doce años, al fracaso económico, la inflación, el aislamiento internacional y la discrecionalidad como norma de acción de gobierno. Lo sucedido en Córdoba, un hecho histórico, en Santa Fe, Jujuy, donde la mancha venenosa de Milagro Sala hizo del triunfo de Morales una paliza; en Entre Ríos, empatando la gobernación; en La Pampa y Chubut, donde el peronismo antikirchnerista se impuso, entre otros distritos, suman a el huracán de la Provincia de Buenos Aires, con la victoria de Vidal. ¿De dónde podrá sacar Scioli los votos?¿De los opositores?, casi una quimera, más aún cuando debería hacer un discurso opositor duro contra el gobierno nacional, algo impensado por el cepo en que se encuentra; donde su primer discurso, reiteramos, fue una cátedra de kirchnerismo puro y duro. Su intento por torcer el timón, diciendo que va a “ser más Scioli que nunca” fue rechazado por su compañero de fórmula y según dicen, amenazó que si el candidato a Presidente no va a ser fiel al “proyecto nacional y popular”, él renunciaba. Scioli se encuentra encerrado en la encrucijada, que él mismo forjó. Aún queda un mes, pero está claro que la sociedad habló en una dirección que promueve poner fin a este modelo gobernante. El drama que pesa sobre Scioli es que al haber aceptado todo lo que le impuso el kirchnerismo hoy, aunque iniciara un discurso opuesto al de la Casa Rosada, no sería creíble, además que lo enfrentaría como dijimos con su compañero de fórmula con el riesgo de que defeccione. Si por el contrario se vuelca a un duro discurso kirchnerista, que es impostado porque no lo siente, la ola de rechazo y cansancio profundizaría el abucheo de los independientes que votaron por el cambio. El brete en el que se encuentra Scioli lo acerca cada día más a la derrota del 22 de noviembre.
Partiendo de la base de que nadie es dueño de los votos, Massa sabe, mejor que nadie, que sus votantes son opositores al kirchnerismo, casi su razón de origen, y también sabe que un gobierno de Macri, se llevaría puestos al kirchnerismo y a los peronistas aliados de éste durante años. El, y podríamos agregar a Juan Manuel Urtubey, Omar Perotti, quedarían en pie para dirimir y encauzar la “renovación” del peronismo con perfil republicano, donde el kirchnerismo pasaría a ser un dato del pasado.
Si alguien tiene peso e influencia en Massa, es Malena Galmarini, su mujer militante. Antes de las PASO, en el programa Los Leuco, se le preguntó una y otra vez, a Malena: de no llegar su marido a la segunda vuelta a quién votaría y la respuesta fue clara: “no votaría a Scioli”. En un sistema político donde los partidos son móviles y no estructuras duras y nadie es propietario de los votos, vale rescatar que los dirigentes del Frente Renovador que volvieron al kirchnerismo con salto de garrocha ya se fueron. Y los que se quedaron junto a Massa, además de expresar su lealtad, marcaron su carácter opositor al oficialismo en una campaña dura en las consignas, logrando el 21% de los sufragios. Pensar que en esa fuente, Scioli puede pescar votantes es casi forzar la realidad, cuando todo indica que el cambio de rumbo es una ola imparable. Las declaraciones de Massa ayer fueron más que un indicio, una afirmación: “Yo no quiero que gane Scioli”.
¿Seguirá en pie el acto de auto despedida bolivariano de Cristina Kirchner junto a Evo Morales, Lula Da Silva, Dilma Rouseff, Rafael Correa, Daniel Ortega y el impresentable de Nicolás Maduro, previsto para los primeros días de noviembre, adonde seguramente concurrirá el candidato Daniel Scioli? Aún no lo sabemos, pero luego de las declaraciones del fiscal venezolano, Franklin Nieves, ahora exiliado en Estados Unidos, en que puso en claro que todo fue una falsedad digna de un canalla como Maduro, impuesta a él bajo amenazas contra su persona y su familia por parte del gobierno, para acusar y condenar así a Leopoldo López; el acto se parecería más a un funeral que a una alegre despedida. Pero con Cristina Kirchner, que mira la realidad con un prisma distorsionado, todo puede suceder, a costa de Scioli, a quien el kirchnerismo le colgará la cucarda de la derrota obtenida.
Los resultados alcanzados por Cambiemos dan la razón a Mauricio Macri, a Elisa Carrió y a Ernesto Sanz, a la que se sumaron el Momo Venegas, Graciela Ocaña, y otras fuerzas como la Democracia Progresista, los demócratas mendocinos, etc, que el camino iniciado hace un año era el correcto contra todos los promotores del fracaso. La presidencia de la Nación, está a tan sólo pocos pasos, y un nuevo aire de cambio recorre la Argentina dando luz a años de oscuridad y fracaso.
Si algo le faltaba a Scioli, fue el discurso a la militancia kirchnerista de Cristina, donde nunca fue mencionado pero estuvo presente en cada palabra de la Presidente para marcarlo con sus diferencias. Le faltó sólo pedirles a los concurrentes habituales del Patio de las Palmeras que, desgarrados como Horacio González, hagan de Scioli un estandarte, un héroe homérico, del modelo para el ballotage. Buscando sembrar con su concepción maniquea, el bien y el mal, la Patria de ellos y la Colonia de los otros (un 65% de los votantes); enumerando las acechanzas que se ciernen sobre la sociedad si triunfa otro modelo el 22 de noviembre, tuvo un cierto color de despedida “épica”del poder, incluyéndolo sin mencionarlo, a su candidato a Presidente.

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