Proclama del 24 de marzo de 1976 |
“Agotadas todas las instancias de mecanismo constitucionales, superada la posibilidad de rectificaciones dentro del marco de las instituciones y demostrada en forma irrefutable la imposibilidad de la recuperación del proceso por las vías naturales, llega a su término una situación que agravia a la Nación y compromete su futuro. Nuestro pueblo ha sufrido una nueva frustración. Frente a un tremendo vacío de poder, capaz de sumirnos en la disolución y la anarquía, a la falta de capacidad de convocatoria que ha demostrado el gobierno nacional, a las reiteradas y sucesivas contradicciones demostradas en las medidas de toda índole, a la falta de una estrategia global que, conducida por el poder político, enfrentara a la subversión, a la carencia de soluciones para el país, cuya resultante ha sido el incremento permanente de todos los exterminios, a la ausencia total de los ejemplos éticos y morales que deben dar quienes ejercen la conducción del Estado, a la manifiesta irresponsabilidad en el manejo de la economía que ocasionara el agotamiento del aparato productivo, a la especulación y corrupción generalizadas, todo lo cual se traduce en una irreparable pérdida del sentido de grandeza y de fe, las Fuerzas Armadas, en cumplimiento de una obligación irrenunciable, han asumido la conducción del Estado. Una obligación que surge de serenas meditaciones sobre las consecuencias irreparables que podía tener sobre el destino de la Nación, una actitud distinta a la adoptada. ”Esta decisión persigue el propósito de terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo, y sólo está dirigida contra quienes han delinquido y cometido abusos del poder. Es una decisión por la Patria, y no supone, por lo tanto, discriminaciones contra ninguna militancia cívica ni sector social alguno. Rechaza por consiguiente la acción disociadora de todos los extremismos y el efecto corruptor de cualquier demagogia. Las Fuerzas Armadas desarrollarán, durante la etapa que hoy se inicia, una acción regida por pautas perfectamente determinadas. Por medio del orden, del trabajo, de la observancia plena de los principios éticos y morales, de la justicia, de la realización integral del hombre, del respeto a sus derechos y dignidad. Así la República llegará a la unidad de los argentinos y a la total recuperación del ser nacional, metas irrenunciables, para cuya obtención se convoca a un esfuerzo común a los hombres y mujeres, sin exclusiones, que habitan este suelo, tras estas aspiraciones compartidas, todos los sectores representativos del país deben sentirse claramente identificados y, por ende, comprometidos en la empresa común que conduzca a la grandeza de la Patria. ”Al contraer las Fuerzas Armadas tan trascendente compromiso formulan una firme convocatoria a toda la comunidad nacional. En esta nueva etapa hay un puesto para cada ciudadano. La tarea es ardua y urgente, pero se la emprende con el absoluto convencimiento de que el ejemplo se predicará de arriba hacia abajo y con fe en el futuro argentino. ”La conducción del proceso se ejercitará con absoluta firmeza y vocación de servicio. A partir de este momento, la responsabilidad asumida impone el ejercicio severo de la autoridad para erradicar definitivamente los vicios que afectan al país. Por ello, a la par que se continuará sin tregua combatiendo a la delincuencia subversiva, abierta o encubierta, se desterrará toda demagogia. ”No se tolerará la corrupción o la venalidad bajo ninguna forma o circunstancia, ni tampoco cualquier trasgresión a la ley en oposición al proceso de reparación que se inicia. ”Las Fuerzas Armadas han asumido el control de la República. Quiera el país todo comprender el sentido profundo e inequívoco de esta actitud para que la responsabilidad y el esfuerzo colectivo acompañen esta empresa que, persiguiendo el bien común, alcanzará con la ayuda de Dios, la plena recuperación nacional.” Jorge Rafael Videla, Tte. Gral., Comandante Gral. del Ejército; Emilio Eduardo Massera, Almte., Comandante Gral. de la Armada; Orlando Ramón Agosti, Brig. Gral., Comandante Gral. de la Fuerza Aérea. |
Al leer esto, muchos levantaran la voz contradiciendome.
Pero lo que afirmo es producto de la observción de hechos irrefutables.
En esa fecha, y por primera vez en nuestra historia, el 100% de las fuerzas militares y de seguridad, sin excepciones, asaltaron el poder al que asumieron en su totalidad.
No es cierto que haya sido civico-militar, de ninguna manera.
A diferencia de fragotes anteriores, comenzando por el golpe cívico militar del 30 o del 55 que incluyó una mini guerra civil, en este caso no hubo resistencia alguna.
Y aquí hay que destacar que la falta de manifestaciones de oposición muestra de manera palmaria el hartazgo de la población por la rémora peroncha y las bandas armadas que nos asolaban.
Está claro que no reivindico el golpe.
Lo que pretendo es superar la propaganda y analizar la historia.
Hay una responsabilidad de la población muy fuerte que con facilismo aplaudió el golpe de manera irresponsable.
En cuanto a las FF.AA, hubo de todo como en botica.
Pero hay hechos irrefutables.
Videla se fué de esta vida sin un solo reproche por haberse robado nada en la función pública, cosa que se pasa por alto alegremente.
No se trata de repetir lugares comunes.
Se trata de pensar el pasado seriamente.
En una isla lejana un tipejo fumaba un habano mientras miraba a la distancia nuestro incendio nacional con una sonrisa.
Solo fuimos un peón en un tablero muy complejo que el atorrantazgo politiqueril y el peronchismo inmundo dirigido por una descerebrada y un enfermo mental no supieron jugar.
Triste.
Las montañas de cadáveres fueron las piezas del juego.
Ellos son la verdadera historia que la corrupción y la desmemoria conocen.
En memoria de todos los caidos.
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