El kirchnerismo en su hora más crítica
El gobierno denuncia un complot de la derecha para imponer un ajuste brutal sobre los trabajadores, lo cual es enteramente cierto. ¿Y qué hace entonces? Pone a la Presidenta a anunciar que los jubilados recibirán en marzo la miserable suma de $ 2700, al tiempo que amenaza a la clase media que compra patéticos 200 dólares con retirarle el subsidio a los servicios de luz, gas y agua; y a los dirigentes gremiales los reconviene para que no reclamen aumentos salariales.
Verdaderamente, si algo necesitaba la derecha para seguir avanzando, son estas respuestas del kirchnerismo ante la ofensiva que denuncia. En vez de recurrir a los trabajadores para frenar a los conspiradores, los castiga descargando sobre ellos el ajuste que le exige la propia derecha.
Es lo que hizo Isabel Perón en 1975: “los militares no me van a derrocar porque yo voy a aplicar el programa que ellos reclaman”. Así le fue. En tiempos de crisis, si no avanza la revoluciòn, avanza la contrarrevolución.
Es absurdo combatir los aumentos de precios llamando a una “huelga de consumidores”. Un gobierno nacional-popular y revolucionario movilizarìa a las masas trabajadoras y, apoyàndose en ellas, estatizaría las empresas de servicios públicos, nacionalizaría el comercio exterior, expropiaría a la burguesìa agraria e impondrìa el poder de policìa sobre los formadores de precios, y sobre los manipuladores de la opinión pública, como Clarìn y La Nación. Pero, ¿no es demasiado osada tal propuesta? ¡Claro que lo es! Para retomar el camino de la Revoluciòn Nacional abierta el 17 de octubre de 1945, profundizada en mayo de 1969 y continuada el 2 de abril de 1982, no hay que actuar como burócratas achanchados sino patriotas revolucionarios, como los que escribieron con su sangre las mejores páginas de la historia argentina.
La pregunta es: ¿el gobierno no hace lo que debe hacerse debido a meras “limitaciones” o “errores”, o debido a su naturaleza de clase, es decir, a determinaciones estructurales? Quienes se inclinen por la primera alternativa deben someterla a prueba exigiendo dar la pelea a fondo contra el enemigo al acecho. ¡Ha llegado el momento de que agrupaciones oficialistas como La Cámpora den cuenta de su razòn de ser bajando desde los despachos hacia la calle, para dar la batalla contra el enemigo antinacional y antipopular! Quienes creemos que las “limitaciones” del kirchnerismo obedecen a que nunca llegò a conformar una expresión de Frente Nacional Antiimperialista, debemos llamar a construir una organización política independiente, con un programa que articule las tareas de emancipaciòn nacional con las de emancipaciòn social.
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