miércoles, 25 de mayo de 2016

La patria es una entelequia inasible.



Al respecto de cómo el Estado manipula la mente de los débiles para que se tiren por un precipicio cuando la ley lo disponga, me despacho a mis anchas con las palabras que a continuación adjunto.
Muchas personas se quejan con sólidos argumentos cuando la ley dispone el aumento del 1% en la alícuota de algún impuesto, pero a la vez dicen que es un honor morir por la patria; en términos de lógica esto es equivalente a quejarse ante el parrillero porque aumentó 10$ el precio de la porción de asado, pero concordar con él que sería un honor que te pegara un tiro en la nuca.
Es entendible que el Estado maquivélicamente manipule la mente de jóvenes inexpertos para que obedezcan órdenes suicidas en pos de la dudosa consecución de un objetivo que le es ajeno; lo patético es que sucumban a tales relatos persuasivos personas adultas con experiencia.
La patria es una entelequia inasible. Por otro lado nadie puede estar a favor o en contra de ríos, valles, montañas o ciudades. Sólo tiene sentido amar u odiar a las personas en función a los méritos o vicios que posean. Amar a gente porque nació dentro de determinado límite geográfico es tan disparatado como amar a un árbol u odiar a una roca. El patriotismo es un mito afín a las personas que subordinan su propia felicidad a un relato mitológico, creyendo que es mas importante la extensión de un territorio que no se posee que la salud y el bienestar de sus hijos. El colmo de la estupidez humana es morir por el color de una bandera, el escudo de una solapa o el lugar por donde pasa un límite geográfico.
La felicidad del ser humano está relacionada con la concreción de sus propios ideales, que tendrán el tamaño de la propia inteligencia, cultura y ambición: poner un negocio, comprarse un auto, escribir un libro, fundar una multinacional, aprender a tocar el violín, cepillarse a la rubia de la esquina. Sólo un fanático o un estúpido cambia esos ideales por morir en una guerra para que un país tenga en lugar de dos millones setecientos mil kilómetros cuadrados, un kilómetro cuadrado más. La principal instrucción de un soldado es lavarle la cabeza para hacerle creer que es mas importante recuperar las Malvinas que cepillarse a la rubia de la esquina. Haciéndole creer que un inglés es su enemigo por nacer en Inglaterra, y un argentino su amigo por nacer en Argentina. Es entendible que a un niño se lo engañe con semejantes tonterías; lo lamentable es que se las crean personas adultas.
En la fotografía vemos a una persona que si no estuviera ahí estaría en el sofá de su casa abrazando a su novia mientras miran una película por Netflix.

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