Por Jorge R. Enríquez
El Senado de la Nación aprobó esta semana un proyecto de ley que declara la emergencia social y alimentaria, aumenta en un 15% las asignaciones sociales e instruye al Poder Ejecutivo a crear un millón de puestos de trabajo. La iniciativa, que pasa ahora a la Cámara de Diputados, contó con una amplia mayoría: 45 votos a favor y 13 en contra. Además del previsible voto favorable de los senadores peronistas de diverso pelaje, fue apoyada por el senador bonaerense Jaime Linares, del GEN.
La más crasa demagogia anima a este proyecto. Si no fuera una expresión de puro cinismo, enternecería este tardío descubrimiento del kirchnerismo de la pobreza que en tantos años de gobierno logró consolidar en niveles insólitos para un país que se benefició de una bonanza externa inédita en un siglo.
Pero la pobreza no se combate con declaraciones de emergencia. Estamos enfermos de declaracionismos. Nos sobran las palabras y nos cuesta una enormidad enfrentarnos a los problemas con soluciones concretas. Se ha citado infinidad de veces, pero no está de más volver a recordar aquella admonición que nos dirigiera en 1939, en La Plata, José Ortega y Gasset: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!”.
Las cosas no se resuelven por mero voluntarismo. El mayor disparate de este disparatado proyecto es su pretensión de que el Poder Ejecutivo cree un millón de puestos de trabajo. Pero qué fácil sería todo si bastara una ley para obtener ese resultado. Y si así fuera, ¿por qué no la crearon quienes aprobaron el proyecto durante los doce años que gobernaron? Ya que estamos, se quedaron cortos. Si el Presidente puede crear empleos, que en vez de un millón cree dos. O cuatro.
Llama la atención que el GEN se haya asociado a esta burda manifestación de populismo. Pero se sumó también a aquel proyecto de doble indemnización. Margarita Stolbizer presta un invalorable servicio a la República con sus denuncias sobre corrupción, pero su partido debería ser más serio a la hora de pronunciarse sobre los graves problemas económicos y sociales que el kirchnerismo dejó como legado.
No hay soluciones mágicas. Los puestos de trabajo se crearán a medida que la Argentina crezca, para lo cual es imprescindible que se realicen inversiones. Estas, por su parte, requieren condiciones favorables y seguridad jurídica. El gobierno nacional está haciendo enormes esfuerzos por revertir la pésima imagen internacional que nuestro país tenía hasta el 10 de diciembre pasado. Asimismo, genera los incentivos tanto económicos como institucionales para que las empresas puedan invertir. Mientras llega el fruto de esas inversiones, no se queda de brazos cruzados y atiende a los más necesitados con un notable refuerzo de la asistencia social.
Tal es el verdadero progresismo. Lo otro es de una irresponsabilidad imperdonable. No es más que una chicana de baja politiquería para intentar que el Presidente deba pagar el precio de un veto. Pero Cambiemos vino a gobernar con la verdad, es decir, a tomar a los argentinos como personas adultas y no como niños a los que se los puede engañar todo el tiempo con fábulas.
Si una emergencia fuera necesario declarar, sería la emergencia del populismo.
Viernes 18 de noviembre de 2016
Dr. Jorge R. Enríquez
El Senado de la Nación aprobó esta semana un proyecto de ley que declara la emergencia social y alimentaria, aumenta en un 15% las asignaciones sociales e instruye al Poder Ejecutivo a crear un millón de puestos de trabajo. La iniciativa, que pasa ahora a la Cámara de Diputados, contó con una amplia mayoría: 45 votos a favor y 13 en contra. Además del previsible voto favorable de los senadores peronistas de diverso pelaje, fue apoyada por el senador bonaerense Jaime Linares, del GEN.
La más crasa demagogia anima a este proyecto. Si no fuera una expresión de puro cinismo, enternecería este tardío descubrimiento del kirchnerismo de la pobreza que en tantos años de gobierno logró consolidar en niveles insólitos para un país que se benefició de una bonanza externa inédita en un siglo.
Pero la pobreza no se combate con declaraciones de emergencia. Estamos enfermos de declaracionismos. Nos sobran las palabras y nos cuesta una enormidad enfrentarnos a los problemas con soluciones concretas. Se ha citado infinidad de veces, pero no está de más volver a recordar aquella admonición que nos dirigiera en 1939, en La Plata, José Ortega y Gasset: “¡Argentinos, a las cosas, a las cosas!”.
Las cosas no se resuelven por mero voluntarismo. El mayor disparate de este disparatado proyecto es su pretensión de que el Poder Ejecutivo cree un millón de puestos de trabajo. Pero qué fácil sería todo si bastara una ley para obtener ese resultado. Y si así fuera, ¿por qué no la crearon quienes aprobaron el proyecto durante los doce años que gobernaron? Ya que estamos, se quedaron cortos. Si el Presidente puede crear empleos, que en vez de un millón cree dos. O cuatro.
Llama la atención que el GEN se haya asociado a esta burda manifestación de populismo. Pero se sumó también a aquel proyecto de doble indemnización. Margarita Stolbizer presta un invalorable servicio a la República con sus denuncias sobre corrupción, pero su partido debería ser más serio a la hora de pronunciarse sobre los graves problemas económicos y sociales que el kirchnerismo dejó como legado.
No hay soluciones mágicas. Los puestos de trabajo se crearán a medida que la Argentina crezca, para lo cual es imprescindible que se realicen inversiones. Estas, por su parte, requieren condiciones favorables y seguridad jurídica. El gobierno nacional está haciendo enormes esfuerzos por revertir la pésima imagen internacional que nuestro país tenía hasta el 10 de diciembre pasado. Asimismo, genera los incentivos tanto económicos como institucionales para que las empresas puedan invertir. Mientras llega el fruto de esas inversiones, no se queda de brazos cruzados y atiende a los más necesitados con un notable refuerzo de la asistencia social.
Tal es el verdadero progresismo. Lo otro es de una irresponsabilidad imperdonable. No es más que una chicana de baja politiquería para intentar que el Presidente deba pagar el precio de un veto. Pero Cambiemos vino a gobernar con la verdad, es decir, a tomar a los argentinos como personas adultas y no como niños a los que se los puede engañar todo el tiempo con fábulas.
Si una emergencia fuera necesario declarar, sería la emergencia del populismo.
Viernes 18 de noviembre de 2016
Dr. Jorge R. Enríquez
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