domingo, 30 de diciembre de 2012

LA PRESIDENTE EN SU ÚLTIMO DISCURSO DEL AÑO. ADMITIÓ PARTICIPACIÓN DEL PERONISMO EN LOS SAQUEOS Y DESMANES DE DICIEMBRE DE 2001.

Opiniones en Libertad 


Por PEPE ELIASCHEV

para el Diario El Dia de La Plata

LA PRESIDENTA EN SU ÚLTIMO DISCURSO DEL AÑO. ADMITIÓ PARTICIPACIÓN DEL PERONISMO EN LOS SAQUEOS Y DESMANES DE DICIEMBRE DE 2001

Twitter: @peliaschev 

Tuvieron que pasar once años para que la presidenta de la Argentina reconociera que en el derrumbe del gobierno constitucional de Fernando de la Rúa, en 2001, fue determinante el papel del Partido Justicialista y de su aparato sindical y municipal. Tuvieron que pasar casi 24 años para que una peronista como Cristina Fernández admitiera que la salida forzadamente prematura del presidente Raúl Alfonsín del gobierno en 1989 fue precipitada a fuerza de saqueos por operaciones delictivas surgidas del corazón profundo de cacicazgos clientelísticos anidados en el Conurbano. ¿Ha llegado finalmente, entonces, la hora de proclamar “es el peronismo, estúpidos”?

¿GORILISMO?
 
En las afirmaciones de Cristina hay una peculiar y distorsiva impostura, por eso tardó 24 y 11 años, respectivamente, en picanear a su propio espacio político, sobre todo ahora, cuando en su gobierno son varias las palancas centrales en manos de personas cuya historia nada tiene que ver con el justicialismo realmente existente. Martín Sabatella proviene del Partido Comunista, Carlos Zannini (como Felisa Miceli) provienen de la maoísta Vanguardia Comunista, Juan Manuel Abal Medina y Débora Giorgi fueron protagonistas del Frepaso y de la Alianza con el radicalismo, Ricardo Echegaray y Amado Boudou se iniciaron y foguearon en la UCEDE neoliberal de Álvaro Alsogaray. Todo bien, nada del otro mundo, pero lo cierto es que el gobierno cristinista ha resuelto avanzar ahora a fondo contra la liturgia del peronismo, cuando le aprietan los zapatos en diferentes aristas.
Recién ahora habla la Presidenta de lo que pasó en 1989 y 2001 y las califica como dos fechas lúgubres de la Argentina

No antes; recién ahora habla la Presidenta de lo que pasó en 1989 y 2001 y las califica como dos fechas lúgubres de la Argentina, cuando el peronismo regresó al poder a empellones, de manera desnuda y vocinglera, asumiendo su convicción de que sólo desde la fuerza creada por Juan Perón se puede (y se debe) gobernar a la Argentina.
Tuvieron que pasar, además, ocho días de silencio sepulcral para que Cristina mencionara a los cuatro muertos por los saqueos en Rosario pero sólo para culpar a un sector del peronismo y del sindicalismo opositor. La Presidenta asegura de nuevo que quieren “desestabilizarla”. Pasó la Navidad y la Presidenta nada dijo, ni siquiera emitió palabras protocolares en vísperas de una Nochebuena que, siendo una celebración clave de la cristiandad, es también una fecha ecuménica a la que se asocian millares de familias, al margen de sus convicciones confesionales. Nada dijo. Para la Presidenta se trata de una conmemoración esencialmente generada por leyendas y personajes “extranjeros”.
Al jefe de la CGT no oficialista, Hugo Moyano le parece que a esta altura a él le quedan “muchas dudas” sobre el sentimiento peronista de la Presidenta. “Debería hacer un llamado a la unidad, a superar los inconvenientes que tenemos los argentinos. ¿Y qué hace? Salir a atacar a todos los sectores y a generar un clima de crispación muy fuerte. El peronismo jamás actuó como ella se refirió”, enunció.
Cristina aseguró que un sector del PJ y del sindicalismo encabezado por Moyano protagonizaron una “versión decadente y una mala copia” de la crisis de 2001 al cabo de la cual fue derrocado de hecho el gobierno de De la Rúa. Los mismos que buscarían “desestabilizarla”, alegó la Presidenta, alentaban saqueos contra Raúl Alfonsín. Nunca antes lo había dicho, ni sugerido.
Adolfo Rodríguez Saá, el hoy senador sanluiseño que fue presidente de una semana en 2001, se manifestó de manera personal a Cristina: “que la señora Presidenta no nos lleve de nuevo al infierno, que rectifique sus políticas. Cuesta mucho salir del infierno”. Al diputado peronista Eduardo Amadeo le impresionó que la Presidenta “no tuviera ninguna empatía con los muertos, ni con el dolor de sus familiares”. Su conclusión es devastadora: “no siente nada por el sufrimiento ajeno. Se ha masculinizado”. Amadeo negó participación de grupos opositores en los saqueos de la semana anterior y diagnosticó “como ante cualquier hecho que la desagrada, le echa la culpa al otro. Repite siempre la teoría de la conspiración. Parece que no le importan ni los muertos que dejaron estos hechos”. Hasta Daniel Scioli se preocupó por alejarse (no mucho, claro, como suele suceder con él) de la Casa Rosada en su intento de anillar los saqueos con un supuesto “efecto contagio”.

RADICALES
 
Fuera del peronismo, no deja de ser curioso (o llamativo) que el ¿ex? presidenciable radical Ernesto Sanz haya subrayado como algo positivo la confesión de Cristina, sobre todo respecto de “la autoría y participación desde adentro de su propio partido (el justicialismo) en los saqueos del 19 y 20 de diciembre de 2001”. El senador nacional por Mendoza tuvo el coraje de explicitar que “el final trágico, violento, turbulento del gobierno de Fernando De la Rúa tuvo mucho más que ver con factores ajenos, que con los del propio Gobierno, y que la Presidenta lo esté reconociendo me parece un acto de sinceridad elogiable. Me parece bien que Cristina reconozca algo que desde el radicalismo viene denunciando hace tanto tiempo”. En cambio, Ricardo Alfonsín apeló sólo al sarcasmo: “ironías de la vida. El PJ, a través de la Presidenta, reconoce la intencionalidad política de los saqueos de 1989. Presumo que estos últimos tampoco fueron espontáneos”. El presidente del radicalismo, Mario Barletta, finalmente, instó a la Presidenta a que “acuda a la justicia si tiene pruebas contra militantes sindicales”; además, la acusó de estar más “preocupada por ver de qué modo genera más confusión”. Para Barletta, los kirchneristas “estuvieron involucrados en la privatización de YPF y también estuvieron con Ítalo Lúder a favor de la amnistía de los militares”.

HECTÁREAS
 
El infortunio de que 2012 termine sin que la Justicia haya despedazado al Grupo Clarín, convirtiendo al mítico 7D en un mal chiste, pudo ser momentáneamente mitigado por la expropiación del predio que tenía la Sociedad Rural en Palermo. Apañado esta vez por la Justicia, que se negó a emitir una cautelar en defensa de los expropiados, el Gobierno se regocija de este “triunfo” ante su enemigo preferido, los productores agropecuarios. Con la expropiación de la Rural se han manejado criterios opuestos a los de una venta muy similar realizada al gremio de Armando Cavalieri

La Casa Rosada se valió en este tema de una decisión en primera instancia de un juez federal para quedarse con ese predio, vendido por el Estado hace 19 años en 30 millones de dólares. Es una decisión judicial que aún no está firme porque fue apelada a la Cámara Federal, pero el Gobierno alegó que la venta fue hecha a “precio vil”, anulando así por decreto el acto administrativo que convalidaba la operación. Sin embargo, en 1997 el Estado había vendido un inmueble muy parecido al de la Sociedad Rural, las 34 hectáreas que ocupaba el Parque Norte, junto a la Costanera, entregado a Armando Cavalieri y su Sindicato de Empleados de Comercio. Parque Norte y la Rural de Palermo son parcelas importantes, pero la que se le dio a Cavalieri triplica en superficie a las 11 hectáreas de la Rural. También fue parecido el procedimiento de la venta: ventas directas a quienes ocupaban cada uno de ambos predios, no sin una tasación anterior del Banco de la Ciudad. Respecto de las 11 hectáreas de Palermo, el gobierno de Carlos Menem pidió otras tasaciones al Banco Hipotecario y a un consorcio de seis importantes inmobiliarias. Según documenta el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, la tasación del Banco de la Ciudad (con la que se hizo la venta) fue de 43 pesos/dólares de 1997 el m2 para Parque Norte y de 263 pesos/dólares de 1991 el m2 para el predio de Palermo.
El juez que manejó lo de Parque Norte es Sergio Torres. El juez que intervino en lo de la Rural fue también el mismo Sergio Torres. Naturalmente, el perito que intervino es el mismo en ambos casos, el arquitecto Juan José Bialet Sala. El kirchnerismo, que exhibe densa y larga memoria, consiguió que Torres y Bialet Sala ahora cambiaran de criterio. Aunque el predio de Palermo se vendió a la Rural a 263 pesos/dólares el m2, con cargo a mejorar y ampliar los servicios que venía prestando y el de Parque Norte se vendió a Cavalieri 43 pesos/dólares el m2, sin ningún tipo de cargo adicional, uno fue objetado y al otro no se lo toca. Cavalieri es ahora amigo. Nadie le incautará su Tierra Santa.
La batalla de la liberación nacional por la definitiva transformación social de la Argentina encontró en esas 11 hectáreas de la “oligarquía” un escenario ideal. Así termina 2012 la Argentina, sin Navidad, pero con muchos feriados. 

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