jueves, 12 de noviembre de 2015

EL PERONISMO Y SU AGONIA BASTARDA.


Tucumán, Merlo, Malvinas Argentinas, Quilmes..., casi podría relevar a todo el conurbano, más lo que hay por venir,
ponele milagro sala al acecho. Esto es lo que queda del peronismo bastardo que fué degenerandose. Degenerandose?. Bueno, estamos asistiendo al espectáculo más medular del peronismo: el vandalismo y el saqueo.
Durante años, décadas, se han dedicado a ello. Si querés Wilson hacé la lista vos, yo no me engancho en esa, pero no hay uno solo que zafe. Tal vez quedan afuera tipos nobles, honestos, que creyeron que el peronismo era una alternativa de construcción política. Nada que ver. Solo le sirvió al general que no era general, con aires de estadista, y su consorte capitana, que por supuesto, tampoco era capitana. Es curioso, el peronismo, un movimiento más cultural que político, gestado en los vientres militares, pasó su vida enfrentado con ellos, y muchas veces perseguido, mutilado, clandestino, sus seguidores, más cerca del fundamentalismo que del entendimiento, llamaban a sus respectivos líderes "general y capitana". Bizarro ciento por ciento.
No hace falta ya revisar la antología de las debacles alumbradas por este malón de asaltadores. Ni uno, ni siquiera el susodicho general, en el ocaso de su vida física y su vida política pudo escaparle al estigma que él mismo acuñó: El saqueo y el vandalismo como variable de ajuste. En una época donde la devaluación, la emisión del dinero, donde la economía golpeaba pero no se la identificaba (la culpa siempre fue de los demás, otro estigma peronista), la única variable era la esperanza. O mejor dicho, la espera. Todos esperaban. Esperaban que venga el general, o la capitana, y saque a patadas en el culo a "esos" que venían a oprimir a vándalos y saqueadores honestos con el partido, y los prohíba de por vida y también de por muerte. Así funcionaban los resortes de aquello que ellos dieron en llamar "justicia social".
Han pasado muchos años, han quedado en el camino muchas personas postergadas por la pretensión del vándalo, por el egoísmo desmedido del saqueador. Hoy todos podemos ver con claridad que fué lo que nos pasó. Y eso es bueno, porque basados en esa bisectriz tomaremos, casi por primera vez en nuestra historia contemporánea, una decisión que tenga que ver con nosotros, con nuestra idiosincracia hacia adelante. No importa lo que fuimos, no importa como fuímos, importa lo que queremos ser e importa mucho más lo que NO queremos ser. Y ahí si le tenemos que agradecer al peronismo.
En estos últimos días hemos notado mucho de eso. Hemos observado como sin ningún reparo, las hordas residuales de este peronismo en franca agonía irrumpieron bárbaramente arrasando con instalaciones institucionales sin que se les mueva un pelo por el sacrilegio democrático que estaban cometiendo. Así de bárbaros son. Irrumpieron en hospitales y se retiraron (oficialmente claro) todo lo que podían, que en idioma de la gente, el tuyo, el de los otros, el mío, es lisa y llanamente un robo, un acto de delincuencia, una acción punible y tipificada en ese mamarracho delineado por el terrorismo mal llamado código penal. No obstante, estas acciones se enmarcan en un ilícito. No le importa al bárbaro, acomete igual. Y eso es lo que estuvo dominando el país durante los últimos cincuenta años. Eso nos mantuvo cautivos, presos, rehenes de nosotros mismos y de nuestra atónita perplejidad.
Ahora con el panorama más claro, después de los ataques, de todo el repertorio del "miedo", ahora aparece Yoli tratando de emular a San Ceferino. Una muestra más de lo mismo de siempre. Victimización, vandalismo y saqueo. Un silogismo bien autóctono y bien depredador claro.
Pero ahora es distinto, porque el terrorismo disfrazado de paraíso terrenal ha desenterrado los muertos que el peronismo había sepultado. Y si, el populismo terminó por convertirse en el verdugo y sepulturero de sus padres, un..., parricidio se le dice?. Graciadió.
Bueno, esta vez Wilson es cortita la bocha viste? Mis amigos se quejan de que escribo mucho. Yo les explico que es un defecto del oficio. Como qué oficio?, na..., otro día Wilson, ahora llueve y Meena me canta Put YOur Hands Out of My Pocket..., imaginate...

Kozmyc Blues.

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