domingo, 29 de abril de 2012

Para terminar con la pobreza, hay que matar a todos los pobres...


“La ONU legitima el control demográfico de los pobres porque comen y no producen” dice Michael Schooyans

Michel Schooyans, de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, habla para LA RAZÓN



El profesor Michel Schooyans es profesor de la Universidad de Lovaina y Miembro de distintas instituciones vaticanas como la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, así como Consultor del Pontificio Consejo para la familia. Recientemente estuvo en Madrid, participando en el V Congreso de Católicos y Vida Pública. Michel Schooyans viene denunciando desde hace tiempo, en artículos, libros y conferencias una nueva política en torno a los derechos humanos promovida por la ONU a través de un documento titulado Carta de la Tierra, al que sólo se opone la Iglesia católica

David Amado - Madrid.-

Michel Schooyans, que recientemente estuvo en Madrid en el V Congreso Católicos y Vida Pública, ha aceptado hablar con LA RAZÓN sobre la política de Derechos Humanos de la ONU.


¬ ¿Qué es la Carta de la Tierra?

¬ Es un instrumento ideológico utilizado para legitimar políticas de control de la población a escala mundial, especialmente de los más pobres, pues comen y no producen. En algunos documentos de la ONU se habla del aborto como método de control de la natalidad.


¬ ¿Cuáles son sus fundamentos ideológicos?

¬ Desde hace 30 años hay una nueva teoría según la cual los Derechos Humanos deben someterse a los imperativos de la Tierra. Se trata de una reformulación de la doctrina maltusiana que dice que no hay suficientes recursos para alimentar a todos los hombres. La Carta de la Tierra es una cosa ridícula: sumisión del hombre a la Madre Tierra. Sólo sirve a los intereses de los países ricos y de los anticristianos.

¬ Eso suena a una cierta adoración de la Tierra...

¬ Sí, se trata de rendir culto a la Tierra. Es un monismo panteísta que considera que el hombre apenas es el producto de la evolución material y que va a desaparecer un día. Hoy se traducen esas premisas en recomendaciones que tienden a afirmar que los hombres que sufren son inútiles.


¬ ¿Se puede decir que el hombre es un peligro para la Madre Tierra?

¬ No. El único recurso en realidad es el hombre. Los naturales se agotan, pero el hombre, con su inteligencia, descubre nuevas maneras de producir riquezas.

¬ ¿Cuál es el objetivo de la Carta de la Tierra?

¬ Sirve para «justificar» (una falsa justificación anticientífica) políticas que no quieren revelar su verdadera cara: «No queremos una población vieja, de minusválidos y enfermos».


¬ Y ¿qué pasa con el hambre?

¬ Sus grandes causas son las deficientes políticas, las catástrofes naturales inevitables y la ignorancia y la corrupción. Desde el siglo XIX se sabe que el maltusianismo es falso. Los trabajos serios en demografía desmienten los postulados de la ONU.

¬ Y ¿nadie le hace frente?

¬ El mayor obstáculo al triunfo de esta visión es la Iglesia que continúa afirmando la primacía del hombre.

¬ En la práctica, ¿qué consecuencias concretas tiene el documento?

¬ Muchas. La OMS insiste más sobre la salud de la sociedad que la del individuo. La UNICEF preconiza un programa de educación sexual al margen de los padres y pide el libre acceso de los adolescentes a los anticonceptivos y el aborto de espaldas a los padres [nuestro país no queda al margen de esta imposición internacional, baste ver Piden preservativos para escuelas primarias] . También la UNESCO tiene un programa educativo centrado sobre la Carta de la Tierra.

¬ Usted ha señalado que esta ideología parte de una nueva concepción del derecho.

¬ El derecho se impone. Es un sistema jurídico totalmente amoral. La ley no tiene nada que ver con la justicia. De esta manera pronto el aborto y la eutanasia serán un nuevo «derecho humano».

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