miércoles, 23 de mayo de 2012

La expedición que organizó el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, a la Republica de Angola en el continente africano, terminó tal cual como cualquier persona medianamente sensata podía suponer: con pobres resultados y un enorme bochorno.


El carnaval, la murga y la comparsa argentina se trasladó a Angola

 
Por el Dr. Alfredo Raúl Weinstabl
  
Llama la atención que Cristina elija justamente Angola para aumentar las exportaciones y mejorar la balanza comercial de nuestro país. Angola está catalogado como uno de los países más corruptos del mundo. Su presidente, José Eduardo Dos Santos, lleva más de treinta años en el poder y aparte de la corrupción generalizada y la mala gestión de gobierno, se lo acusa de violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos.
 
En realidad no debería llamar la atención ya que unos pocos años atrás con el mismo objetivo, Cristina recibió la visita del dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasango, lo que originó una fuerte polémica y provocó el repudio de la oposición por el agasajo con honores al visitante.
 
Dentro de la lista de sus socios comerciales además de los dos mandatarios africanos, está Castro, Chavez y en su momento, Kadafi.  
 
Pareciera que uno de los pilares políticos del gobierno de la Sra. de Kirchner, el de los Derechos Humanos, se suspende más allá de las fronteras de la Argentina.
 
¿Habrá una identificación ideológica de Cristina con estos dictadores, será que la grave situación económica permite utilizar cualquier medio para lograr sus fines o el proceder de la presidente, es una más, de sus permanentes contradicciones?
 
Probablemente la conjunción de los tres puntos mencionados.
 
Pero esta visita presidencial tiene otras características vergonzantes:
Prácticamente en toda su visita la presidente no se comportó como se supone que debe comportarse un presidente en visita oficial a otro país. No hubo seriedad ni solemnidad en ningún momento. Sabemos la animadversión de Cristina por las normas de gente civilizada, tal como la puntualidad y el protocolo. En circunstancias similares, demostró su inadaptación a la conducta que rigen las normas internacionales.
 
Pero en este caso la gota rebalsó la copa. Lo grotesco, vulgar y absurdo dio vergüenza ajena. Millones de argentinos se avergonzaron cuando vieron el triste espectáculo que nos daba “nuestra” presidente bailoteando u oficiando de promotora y feriante en un país extranjero.
 
Parecía una persona de la farándula que se sumaba desorbitada, poseída, al baile con las mujeres que cantaron a su alrededor mientras dejaba la ofrenda floral en el Monumento a las Heroínas de la Independencia y posteriormente en otros lugares y ocasiones.
 
En su discurso ante la Asamblea Legislativa hizo un paralelo entre Angola y Argentina que no resiste ningún análisis serio. Aprovechó para exaltar al tristemente famoso guerrillero argentino, el asesino serial, el “Che” Guevara, repitió por milésima vez su enfoque sobre la renta financiera y “su” modelo económico de acumulación y destacó hoy la complementariedad económica y política entre una Argentina "emergente" y una Angola "en reconstrucción". ¿¿??
 
No recibió a los opositores de este régimen totalitario y sanguinario en un país sumido en la miseria generalizada y donde las violaciones a los Derechos Humanos son perpetradas en forma cotidiana. No se atrevió a “retar” al dictador Dos Santos como lo hizo en el año 2008, con el mandatario de Guinea Ecuatorial.
 
Pero la frutilla del postre de este safari angoleño fue su actuación como feriante en la feria argentina en Luanda. ¿Exposición, feria o kermese? Más parecía una kermese barrial.
 
Allí eufórica, prácticamente desquiciada, volvió a bailar candombe y se tomó dos horas para recorrer cada uno de los casi 200 stands y anunciar gesticulando y a viva voz desde un atrio, con Moreno como apuntador, pañales, manzanas, vacas, remeras, heladeras y zapatos, electrodomésticos y otros productos que se exhibían en la feria.
 
Entre sus anuncios y promociones destacó prendas y elementos de “La Salada” que ofrecían empresarios de ese lugar. No se puede entender que estos “empresarios” hayan integrado la comitiva, como representantes de la industria argentina.
Todo fue chabacano, de bajo nivel y pésimo gusto. Cristina volvió a cruzar los límites: como feriante excelente, como presidente de la Argentina patético, lamentable y vergonzante.
 
El espectáculo fue caótico y confuso. Posteriormente los ánimos se calmaron, cuando los empresarios y la presidente se reunieron en un restaurant para comer un asado.
 
Como todo lo que hace el gobierno es hermético, confuso y de muy dudosa credibilidad los objetivos de la visita no son claros. Según una versión de un medio, no obedecería solamente a una simple intercambio comercial de productos de ambos países, sino a la adquisición mediante un ardid de la triangulación a través de ese país, de armas de poderoso calibre para las fuerzas de choque kirchneristas. ¿? Probablemente la oferta de un crédito por 100 millones de dólares al gobierno angoleño, que, curiosamente, es uno de los países con mayor reserva de petróleo y diamantes en el mundo, tenga algo que ver con lo expuesto.
 
Entre los muchos hechos bochornosos de estos dos días de la visita presidencial se agrega el reparto de medias, por un militante oficialista, con la leyenda “Clarín Miente” a niños descalzos de Angola. El utilizar niños pobres de Angola para ventilar asuntos internos de nuestro país causó un verdadero repudio, inclusive dentro de gente del oficialismo.
 
Conclusión, una visita presidencial para el olvido, la investidura presidencial dañada y otro mal ejemplo para la comunidad internacional.

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