
Con el robo de un automotor como excusa, delincuentes balean el rodado en el que va una pareja y le dan de lleno a la acompañante, una embarazada de 5 meses. La mujer permanece en grave estado (con respirador artificial) y los médicos intentan salvar a su bebé, contemplando una cesárea de urgencia para aumentar sus posibilidades de vida. Pese a que el bebé tendría sus probabilidades en contra (con 5 meses habría grandes chances de que quedara con secuelas de por vida por el adelanto forzozo del parto y la inmadurez gestacional), no pueden realizar la operación por el estado de la madre. Luego de mucho sufrimiento fetal, horas después de una tortura indecible, el bebé fallece. Y como una cruz extra a cargar, la madre deberá seguir llevándolo en su vientre hasta que se recupere lo suficiente como para una operación (si es que alguna vez sale del coma).
Mientras los defensores de los nuevos Derechos Humanos (esos que sólo protegen a los delincuentes) empiezan con sus alegatos típicos de “los ladrones no sabían que estaba embarazada” o “es la marginalidad en los que los pone la sociedad, pobrecitos”, asesinan a 2 hermanos comerciantes en Cañuelas. Aunque primero se cree que es en un intento de robo, la cosa es mucho peor. Uno de los ellos había sido asaltado y baleado hacía años, y él, el muy fascista, pudo hacer detener al agresor. La víctima había perdido un riñón en ese hecho, y aún no estaba recuperado del todo. Pero como la nueva Justicia argentina se empareja con los nuevos Derechos Humanos, el delincuente sale libre con una pena de 6 años, habiendo jurado venganza durante su estadía penitenciaria. Y al parecer, salió para cumplir su promesa, sin que ninguna de las Instituciones que nuestra Presidente ha jurado defender, haya respondido (ni en tiempo, ni en forma).
En el mismo momento en donde se produce una aparente pueblada por el hecho de Cañuelas (que dicho sea de paso, bajo su cartel de bienvenida a la ciudad se lee “Tierra de oportunidades”, ahora queda claro para quiénes), aparece otra embarazada baleada. En un video de seguridad que se conocería más tarde, se ve como ella y su marido estacionan el auto, se bajan, y son enfrentados por un delincuente armado (menor, por supuesto). El hombre, en una reacción lógica, intenta defenderse a sí mismo y a su pareja; pero el pobre exluído social, apunta directamente a la panza de la embarazada, y dispara antes de huír, justificando así que hoy matan y a veces roban, y no al revés. La suerte (o la falta de horas de asesinatos de entrenamiento), hace que el malviviente erre el tiro, dándole “sólo” en una pierna. Y eso ocurrió aunque ambas víctimas hayan seguido todos los pasos recomendados por las nuevas Fuerzas de Seguridad, que ya no se encargan de prevenir delitos ni de atrapar a los maleantes, sino de recomendar al público cómo ser menos robados, asesinados o violados, y que con éxito nos den 15 puñaladas en vez de 23. Aunque también sirven para destinar, en el partido Chacarita-Chicago (con sólo 6.000 hinchas del local), unos 900 policías (casi 1 efectivo por cada 7 hinchas); efectivos que nunca destinan para el ciudadano normal. Aunque tal vez haya en la calle menos de 7 personas, y por eso nunca veamos un policía.
Y mientras el jefe policial de Buenos Aires, la Intendente y demás funcionarios, piden “comprensión y paciencia” como si fuesen amigos de la infancia que nos avisan que van a llegar tarde a una fiesta, la cabeza de la nueva Política, nuestra Presidente, primero hace entrega de nuevos documentos para transexuales en Casa Rosada, y luego anuncia una colección especial de muñequitos de trapo entre los que están ella misma y su finado marido, con unas alitas de angelito re-monas (el relato nos sigue contando que está en el cielo…). En medio del incendio, la representante del Pueblo regala papeles para pocos, y vende trapos para algunos (que tengan $70). Papeles y trapos en medio de un incendio, podría ser una catástrofe. Salvo en lanueva Argentina, claro.
Como también hay una nueva sociedad, la gente de Cañuelas (que pide destituciones minoritarias a los gritos), finalmente cede a los pedidos de los nuevos políticos y espera explicaciones. Explicaciones. Aunque permanecen estoicos por horas en las afueras, entibian sus ánimos para recibir discursos que toda la plana kirchnerista debe estar escribiendo para conservar sus puestos, más no para producir cambio alguno. ¿Qué explicación sería satisfactoria? ¿”Murieron para que ustedes pudieran reclamar, gracias a las políticas libertarias que llevamos a cabo. ¡De nada!”? ¿”Son parte de los mártires con los que se apuntala este modelo”? ¿”Uppsss, juramos que no va a volver a pasar”? ¿”Hace 9 años que no los escuchamos, pero hoy lo vamos a hacer. Posta”? ¿”Esos dos hermanos tenían una infracción de tránsito y en los 70′s les vendían pan a los militares. Eran enemigos del modelo”? ¿”Estamos atareados aumentando nuestros patrimonios, pero por una semana vamos a derivar a uno de los efectivos que custodian nuestros caudales para que les den más seguridad en la calle”? ¿En serio quieren estas explicaciones?
Lo que comenzó como una horda de indignados que ocuparon la Municipalidad, que pedían la destitución de los responsables, y que clamaban un “nunca más” final, terminó como un hatajo de ovejas dispuestas a esperar un panfleto sensiblero de gente que no cumplió con el trabajo por el que se le paga, y que se llevó vidas (no dinero, no especies) en el trayecto. Tal vez el 60% de votantes por Cristina Kirchner en esa ciudad haya sido determinante, porque la nueva sociedad, el nuevo Pueblo, siempre antepone banderas y camisetas, a realidades patentes, innegables, e irrecuperables. Y también es mejor visto respetar a los irrespetuosos, y morir en un asalto a mano armada, que defendiendo la verdadera Patria. Con el cerebro y el corazón así de cagados nos han dejado.
Sé que puede sonar duro lo que digo y diré (de hecho, lo es y lo será), pero en tiempos desesperados, las medidas desesperadas son las que deben aplicarse. No estamos hablando de monedas en nuestros bolsillos, ni de ventajas académicas de unos sobre otros, ni siquiera sobre algún derecho menor vulnerado. Estamos hablando de vidas, de pasados olvidados, presentes ausentes, futuros inexistentes, familias completas sesgadas por siempre. Y de MUCHAS vidas, a diario, en todo el país. Los nuevos Justicia, Política, Derechos Humanos, y Seguridad, ya han dejado de representarnos; y lejos de contentarse con ello, van contra todos sus supuestos beneficiarios. Pero el nuevo Pueblo responde con pedidos de Justicia puntuales y retroactivas, intentando una empatía política que se aleja de la realidad de una sociedad destruída institucionalmente desde hace décadas, pero que éste Gobierno se ha encargado de corroer hasta el mismo sótano de las raíces patrióticas. Es un Pueblo gris, ajado, hipnotizado, que sólo mira el pasado, pero no contempla, jamás, el futuro. Y por ello es terreno fértil para el nuevo sistema, que se encarga de relatar y justificar el ayer, pero nunca planear o fortalecer el mañana.
Hoy todos intentan justificar racionalmente lo irracional, comprender a los que no nos comprenden, darles tiempo a los que no nos dan tiempo, perdonar a los que no perdonan, oír a los que no oyen, y aplicar constitucionalismos democráticos para quienes los desconocen de cara al pueblo. No voy a volver a hablar de la tibiezacobarde del argentino, pero quería recordarles a todos que no hay revolución real si la sociedad misma no aplica violencia o quebranta las leyes. Las páginas de la Historia se han encargado de justificar esa sentencia, no es una ocurrencia propia. Todo avance social siempre fue precedido por algún tipo de quebrantamiento o violencia. No hay un cambio verdadero sin destrucción ni derramamiento de sangre. Hoy recordamos la lucha económica por el boleto estudiantil como una acto heroico, pero vemos igual de valeroso y valioso el protestar esperando y caceroleando,pidiendo porfis a un gobierno delictivo que deje de matar inocentes. ¿Cuándo nos volvimos tan pelotudos?
Y para los indignados fashion de la queja sin peligros, les aclaro que no hace falta quebrar leyes o aplicar violencia al estilo Montonero (que dicho sea de paso, son reivindicados por el kirchnerismo, así que pueden imaginarse su manera de actuar y lo que se justifica bajo su patronato). Pueden concentrarse para hacer blanco en donde debe. Entren, pidan destituciones, caguen a palos a los políticos que se exceden en el incumplimiento de sus funciones, incendien las Municipalidades, rompan los autos de los representantes que no cumplen, línchenlos en plena plaza pública. Y cuando usted calme su “¡Oh! ¡Inaudito!”, verá que hay más lógica detrás de ese pensamiento, que en todo el nuevo modelo. Los edificios y los autos pueden ser repuestos; mejor que reconstruyan y compren, antes que se la lleven para sus propios patrimonios; mejor que vuelquen a la sociedad lo que iban a robarse (de todas formas, el dinero siempre provendrá de nosotros). Y con un linchamiento público, estaremos sacrificando una vida inútil (salvo por ser el promotor de llevarse otras vidas). ¿Prefiere víctimas inocentes o una responsable de esos decesos? Porque los muertos se suceden, usted lo quiera o no. Ya no hay posibilidad de “sin muertos, por favor”; son ellos, o nosotros. Una muerte direccionada puede parar con varias otras, y sirve también para aleccionar a los que vayan a ocupar esos puestos, y así empiecen a trabajar en serio para los que los elegimos y les pagamos el sueldo. Y si quiere ver la capacidad real que hay en seguridad, tome una comisaría o un penal, y mientras suelte a los presos, dénle a cada uno un listado de políticos con lo que cobran, sus bienes y dónde encontrarlos. Verán cómo las Fuerzas de Seguridad REALMENTE hacen seguras a las nuevas instituciones, la Justicia endurecería y haría cumplir las leyes, y la Policía no sería usada para dar recitales en las villas o para que Gendarmería dé “contención social”. Medios hay, lo que falta es ánimo de servir a la sociedad. Avivémosnos.
Violento, chistoso, asesino, inaudito, facho, nazi, Hitler, díganme lo que quieran,a esta altura, todo me chupa reverendamente ambos huevos. El nuevo sistemahace rato es una irraciolidad azaroza, digna de una lotería en la que los mejores números siempre los tienen los que delinquen o responden a cargos públicos, y en la que siempre pagan los que laburan, estudian, honran la moral, el honor y las buenas costumbres, e intentan hacer las cosas bien. Hoy tenemos varios muertos civiles más, pero ningún culpable por la tragedia de Once, las estafas de Sueños Compartidos, o asesinatos más graves como el de Candela. Estamos permitiendo que lo más salvable de la sociedad sea raleado a diario, en pos de gente que se encarga de perpetuar el mal en todos los estratos, y nos hacemos los ganadores morales cuando algún funcionario recula por un día, pero vuelve al siguiente con renovadas fuerzas para robar de manera directa y matar de la indirecta. Con un pueblo así de cobarde, así de tibio, así de permisivo, así de “correcto”, no es extraño que sigamos teniendo, año tras año, elecciones tras elecciones, partido tras partido, funcionarios que no respondan más que a sus propios intereses, aunque con ello se carguen varias vidas inocentes en el camino. Las víctimas pasadas, presentes, y futuras, se han quedado sin voz. Por eso, escuchamos a los que dan discursos y justifican boludeces, y no a los que ya no pueden reclamar, nunca más. A nosotros, como sociedad, nos tapan el sol con la mano. Y si acaso llegásemos a ver un poco de su luz, inmediatamente vamos a pedir, nosotros mismos, que nos lo tapen bien, como seguramente muchos me lo pedirán a mí también luego de que hayan leído este escrito.
Cuando los funcionarios juran, dicen “Que Dios y la Patria me lo demanden”. Dios no existe (o no aparece para destituír cargos), por lo que sólo queda el Pueblo, primer representante de la Patria. Pero el nuevo Pueblo, no parece muy comprometido con ese derecho, que es también una responsabilidad. Cuando aprendamos a demandar, tal vez empecemos a merecer otro tipo de instituciones. Si San Martín se hubiese levantado.. probablemente lo hubieran matado a las 2 cuadras para robarle el caballo. Y nosotros estaríamos marchando pacíficamente y pidiendoporfis que encuentren al menor asesino y lo detengan por 3 horas, para luego volver a casa a ver Bailando Sin Calzones o el último partido de fútbol pedorro, en espera de la nueva muerte movilizadora del día siguiente. No sólo no somos parte de la solución, sino que perpetuamos el problema. Nos merecemos todos y cada uno de los muertos que pesan sobre nuestra conciencia (si es que pesan, y no las justificamos como parte del nuevo sistema). Al parecer, no tenemos los huevos suficientes para trazar un límite cuantitativo, ni para hacerles justicia como ellos y nosotros mismos nos merecemos. Somos un pueblo que se alimenta de sangre, lástima que de la gente equivocada. Bien por la nueva Argentina. Sigamos así: por no ser bárbaros, nos está yendo bárbaro…
PLPLE
No hay comentarios:
Publicar un comentario