El 4 de septiembre de 2010 moría Fernando Siro. Actor
Quisieron lincharlo en una esquina céntrica en nombre de una república y de una democracia que nunca le ofreció el abrazo cálido de la justicia. Y eso que república y democracia conocen bien a esta clase de animales ponzoñosos que trafican sus odios en Argentina a plena luz del día. Son los mismos que con cara de piedra dicen “nosotros nunca intentamos la justicia por mano propia”…pero le reventaron la cabeza a Fernando Siro, enfermo de cáncer terminal, y molieron a golpes a su esposa Elena Cruz, de 70 años. Los que a Miguel Etchecolatz le destrozaron todos los vidrios de su casa, le tiraron abajo el portón, se subieron a lo techos, le cortaron la electricidad y la línea telefónica, y el gas. Le tiraron alquitrán y, como no pudieron incendiar la casa golpearon a su esposa.
Los mismos que intentaron linchar a Roberto Alemnan, mientras caminaba por las calles de Buenos Aires. Que acosaron al ex Juez Leopoldo Russo a la salida de un juicio por la verdad (que es mentira), hasta provocarle un infarto…los mismos que en patota de “100 valientes”, acorralaron a Julio Simón en una confitería, hasta romperle los huesos.
Son los que vociferan tolerancia, pero echan a Fernando Siro y a su esposa Elena Cruz de la Asociación de Actores para dejarlos sin obra social.
Es que Siro y Cruz cometieron un pecado imperdonable en esta democracia de salvajes ponzoñosos: Opinar.
Fernando Siro murió aquí, a la vuelta de la esquina. Murió de cáncer.
Siro murió sin ley, en una Argentina que no tolera casi nada.
Fernando Siro... descanse en paz
Argentina es a la que no dejan descansar en paz los intolerantes de siempre. Los que han lucrado con las cenizas de jugar con el fuego de la violencia.
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