miércoles, 24 de octubre de 2012

Tatiana ya está muerta. En pocos días dejará de ser noticia. La bestia está con vida, y también dejará de ser noticia en pocos días.


¡Que la prisión perpetua sea a perpetuidad!

by Ricardo Jorge Pareja

Carlos Robledo Puch es el condenado a perpetuidad que más años lleva en prisión, cuarenta (40). Puede Ud. visitarlo en el Penal de Sierra Chica. La palabra perpetuidad, en primera acepción, implica “duración sin fin”. Si Ud. me está leyendo, entiendo innecesario agregar algo más que sólo sirva para encarajinarle y encarajinarme. Punto.
¿Será acaso que estamos en presencia de un hecho discriminatorio impulsado por la propia justicia? De acuerdo a los antecedentes, me animaría a decir que sí. ¿Estoy solicitando la libertad definitiva de Robledo Puch? De ninguna manera. Le estoy recordando simplemente a la justicia, y a los legisladores, la definición del término. Ocurre que he leído y escuchado el alegato de muchos tribunales, decretando la prisión o reclusión perpetua del reo. Sin embargo, el reo, excepción hecha de Robledo Puch, a los 20 ó 25 años máximo, recupera su libertad de manera definitiva o transitoria.
¡Y ya que es noticia!, porque de lo pasado solemos olvidarnos fácilmente, Tatiana Kolodziey hoy estaría con vida, si ese terrible hijo de puta le estuviera haciendo compañía a Robledo. O dicho de otra manera, si estuviera cumpliendo con la condena que se le impusiera. ¿Quién se hará cargo ahora de esta muerte absurda, cruel, impiadosa, y por sobre todo PREVISIBLE. Porque el único error que tenía que cometer Tatiana era abordar ese automóvil remise, que la dejaba a merced de semejante bestia humana, IRRECUPERABLE.
Tatiana ya está muerta. En pocos días dejará de ser noticia. La bestia está con vida, y también dejará de ser noticia en pocos días.
Cuando la Constitución habla de la reinserción del sujeto en la sociedad, no se refiere justamente a este hijo de puta, y los tantos otros hijos de puta reincidentes en los delitos de homicidio, violación, o violación seguida de homicidio; tampoco de otros que no vienen al caso, así vengan al caso. ¿Estaba esta bestia en “condiciones” de reinsertarse en la sociedad a la que ya había herido de muerte? Los hechos, o el hecho puntual en sí, confirman sin lugar a dudas que NO. ¿Quién se hará cargo entonces de la violación y asesinato de Tatiana? ¿El Estado? Le recuerdo que Ud. y yo, formamos parte del Estado. ¡Es cierto; Ud. me recuerda a mí, que en esta Argentina en la que vivimos y sufrimos, siempre ha sido el Estado el encargado de enmendar hasta lo que prácticamente resulta imposible de enmendar. ¡Vuelvo a recordarle, entonces, que el Estado, somos Ud. yo, y el resto de los ciudadanos del país que vivimos ajustados a derecho. ¡Algo así como una descalificadora tocada de culo! ¿Qué quiere que le diga?
Debo imaginar que S.Sa., el Dr. Eugenio Zaffaroni, estará en este momento abocado a temas que hacen a los DD.HH. Me queda entonces la tranquilidad de saber que no habrá de leer este modesto editorial que pueda impulsarlo a rasgar sus vestiduras.
Ricardo Jorge Pareja

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