NARCOTRÁFICO LA GRAN HIPOCRESIA Y DESIDIA DEL ESTADO
Una década de inacción y de negación del Kirchnerismo nos crea una duda es por incapacidad…?, o por complicidad con el narcotraficante…?, yo creo que es por complicidad
Nunca se le dio importancia a este problema y por eso ahora explotó. No quiero decir que sea tarde, pero se ha dejado avanzar al narcotráfico al punto de tener bandas de otros países que vienen a instalarse y hacer negocios. Si en los 80 podíamos ser un país de tránsito por excelencia, hoy tenemos un mercado de consumo muy, muy importante, aquel diagnóstico de país de tránsito de los años 80 acabó siendo una suerte de excusa para la autocomplacencia de las autoridades y organismos del Estado por mucho tiempo; un tiempo perdido irrecuperable para la prevención y la lucha contra este flagelo.
No importa en qué grado de crecimiento esté el narco en una sociedad, hay que preocuparse por atacarlo en vez de preocuparse en qué punto se está. En Colombia, cuando se quisieron acordar, ya manejaban el negocio y habían corrompido la policía y la Justicia. Cuando menos lo pensaron ya tenían cárteles que habían convertido a ese país en un narco-estado.
No hay duda de que Argentina se consolida como una ruta importante de drogas hacia Europa, donde se paga el mejor precio para la cocaína –basta recordar el caso Juliá: en enero de 2011 un avión privado que salió de Buenos Aires fue requisado en Barcelona con 944 kilos de cocaína-.
Las razones por las cuales nos hemos convertido en un país accesible a la operatoria de esos grupos hablan de nuestra debilidad institucional, fronteras sin controles ya que la Gendarmería y Prefectura no está donde debe estar, la política de radares es una gran deuda del estado, recuerdo cuando en el año 2004 ante el aumento de vuelos clandestino ingresando drogas a nuestro país, el Presidente Néstor Kirchner firmo el decreto para la instalación de 69 radares en todo el país, esta iniciativa aún está lejos de cumplirse, también la oposición planteó la necesidad de sanción una ley de derribo, recuerdo las afirmaciones de Aníbal Fernández en aquel entonces Jefe de Gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, dijo que la “Ley de Derribo” es similar a la pena de muerte. “La radarización en sí misma no resuelve absolutamente nada”, dijo. “Es una de las tantas zonceras argentinas”.
El sistema tiene bajos los anticuerpos, 90% del espacio aéreo sin radarizar, nuestros pasos fronterizos son fáciles de atravesar, hay una debilidad intrínseca del Estado que hace que sea muy fácil operar acá.
No es exagerado decir que las avionetas ya llegan hasta el conurbano bonaerense, tiran la droga sin bajar todos lo saben, también todos saben que hay más de 1500 pistas de aterrizaje clandestinas, pero nadie hace nada.
La villa 1-11-14 está dividida por la avenida Riestra, y cada cual tiene su zona, pero cuando se quieran expandir, estallará la violencia, como ya ha sucedido en algunos casos. En un mismo barrio puede haber varias banditas de no más de 10 a 15 personas que trafican entre 500 y 100 kilos de marihuana por semana. Tan fácil como un tipo acá y otro en Paraguay, cruzan la droga por Wanda (Iguazú), Misiones, sin el menor control, en tandas de 200 kilos, y cuando tienen una cantidad importante la mandan en camión. La marihuana viene del Paraguay y es más fácil para ellos conseguirla. En cambio la droga que sale al exterior es obra de bandas de argentinos o de colombianos. Salvador Maza, en Salta, frontera con Bolivia, es otro colador. Son coladores todas las fronteras.
La falla es política, porque no hay decisión de encarar el tema. Es como la inflación: si se
niega la realidad, es imposible enfrentarla En segundo lugar el sistema de seguridad es un descalabro. Traen gendarmes y prefectos de la frontera a las ciudades, las fronteras están poco cuidadas por falta de personal, últimamente han usado a militares para cubrir esos agujeros, lo cual es violatorio de la ley de seguridad interior... y además el personal de la Fuerzas Armadas no esta capacitado para esa tarea. O sea, un despropósito. Si cada uno hace lo que se le ocurre y las fuerzas de seguridad están desbordadas, no podemos tener otro resultado que el actual.
Según la encuesta anual de la ONU, el 2,8% de la población adulta (entre 15 y 64 años) de Argentina consume cocaína, lo que equivale a casi un millón de personas mientras que 7,5% consumen marihuana. Es un mercado de consumo muy significativo. Un kilo de cocaína en Buenos Aires vale 10 mil dólares, si una persona consume 50, 100 gramos al mes, estamos hablando de un negocio de más de mil millones al año.
Como verán es un negocio que no pueden estar ajenos los gobernantes y que seguramente les da pingües beneficios.
Diez años de gobierno es un tiempo más que razonable para fijar una política seria de seguridad.
Carlos Alberto Espiño
C.A.B.A. Noviembre 10 del 2013
Nunca se le dio importancia a este problema y por eso ahora explotó. No quiero decir que sea tarde, pero se ha dejado avanzar al narcotráfico al punto de tener bandas de otros países que vienen a instalarse y hacer negocios. Si en los 80 podíamos ser un país de tránsito por excelencia, hoy tenemos un mercado de consumo muy, muy importante, aquel diagnóstico de país de tránsito de los años 80 acabó siendo una suerte de excusa para la autocomplacencia de las autoridades y organismos del Estado por mucho tiempo; un tiempo perdido irrecuperable para la prevención y la lucha contra este flagelo.
No importa en qué grado de crecimiento esté el narco en una sociedad, hay que preocuparse por atacarlo en vez de preocuparse en qué punto se está. En Colombia, cuando se quisieron acordar, ya manejaban el negocio y habían corrompido la policía y la Justicia. Cuando menos lo pensaron ya tenían cárteles que habían convertido a ese país en un narco-estado.
No hay duda de que Argentina se consolida como una ruta importante de drogas hacia Europa, donde se paga el mejor precio para la cocaína –basta recordar el caso Juliá: en enero de 2011 un avión privado que salió de Buenos Aires fue requisado en Barcelona con 944 kilos de cocaína-.
Las razones por las cuales nos hemos convertido en un país accesible a la operatoria de esos grupos hablan de nuestra debilidad institucional, fronteras sin controles ya que la Gendarmería y Prefectura no está donde debe estar, la política de radares es una gran deuda del estado, recuerdo cuando en el año 2004 ante el aumento de vuelos clandestino ingresando drogas a nuestro país, el Presidente Néstor Kirchner firmo el decreto para la instalación de 69 radares en todo el país, esta iniciativa aún está lejos de cumplirse, también la oposición planteó la necesidad de sanción una ley de derribo, recuerdo las afirmaciones de Aníbal Fernández en aquel entonces Jefe de Gabinete de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, dijo que la “Ley de Derribo” es similar a la pena de muerte. “La radarización en sí misma no resuelve absolutamente nada”, dijo. “Es una de las tantas zonceras argentinas”.
El sistema tiene bajos los anticuerpos, 90% del espacio aéreo sin radarizar, nuestros pasos fronterizos son fáciles de atravesar, hay una debilidad intrínseca del Estado que hace que sea muy fácil operar acá.
No es exagerado decir que las avionetas ya llegan hasta el conurbano bonaerense, tiran la droga sin bajar todos lo saben, también todos saben que hay más de 1500 pistas de aterrizaje clandestinas, pero nadie hace nada.
La villa 1-11-14 está dividida por la avenida Riestra, y cada cual tiene su zona, pero cuando se quieran expandir, estallará la violencia, como ya ha sucedido en algunos casos. En un mismo barrio puede haber varias banditas de no más de 10 a 15 personas que trafican entre 500 y 100 kilos de marihuana por semana. Tan fácil como un tipo acá y otro en Paraguay, cruzan la droga por Wanda (Iguazú), Misiones, sin el menor control, en tandas de 200 kilos, y cuando tienen una cantidad importante la mandan en camión. La marihuana viene del Paraguay y es más fácil para ellos conseguirla. En cambio la droga que sale al exterior es obra de bandas de argentinos o de colombianos. Salvador Maza, en Salta, frontera con Bolivia, es otro colador. Son coladores todas las fronteras.
La falla es política, porque no hay decisión de encarar el tema. Es como la inflación: si se
niega la realidad, es imposible enfrentarla En segundo lugar el sistema de seguridad es un descalabro. Traen gendarmes y prefectos de la frontera a las ciudades, las fronteras están poco cuidadas por falta de personal, últimamente han usado a militares para cubrir esos agujeros, lo cual es violatorio de la ley de seguridad interior... y además el personal de la Fuerzas Armadas no esta capacitado para esa tarea. O sea, un despropósito. Si cada uno hace lo que se le ocurre y las fuerzas de seguridad están desbordadas, no podemos tener otro resultado que el actual.
Según la encuesta anual de la ONU, el 2,8% de la población adulta (entre 15 y 64 años) de Argentina consume cocaína, lo que equivale a casi un millón de personas mientras que 7,5% consumen marihuana. Es un mercado de consumo muy significativo. Un kilo de cocaína en Buenos Aires vale 10 mil dólares, si una persona consume 50, 100 gramos al mes, estamos hablando de un negocio de más de mil millones al año.
Como verán es un negocio que no pueden estar ajenos los gobernantes y que seguramente les da pingües beneficios.
Diez años de gobierno es un tiempo más que razonable para fijar una política seria de seguridad.
Carlos Alberto Espiño
C.A.B.A. Noviembre 10 del 2013
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