sábado, 23 de noviembre de 2013

Una geografía que aún se desgaja tras los moldes de un sistema internacional.

AMÉRICA LATINA



 
(AW) El autor de esta nota asegura que, con más claridad que nunca, los procesos de integración en América presentan proyectos conceptualmente dísímiles, desde los intereses que los sustentan hasta la extensión pretendida.
 
Sugiere que se los vislumbra como recuperando la impronta fundacional de los mismos, allá por 1823, con la Doctrina Monroe (AW-que tuvo un sentido desconolonizador y de dominio de las Américas ) y con el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 (AW donde las ausencias de varios países fueron notorias y Estados Unidos envió de mala gana dos representantes para abordar sólo la cuestión comercial. Ni exclavitud ni economía ni políticas). (atención Ecoportal.net)
Por MG. Claudio L. Tomás
Así como en los años '90 el regionalismo abierto fue la matriz teórica de un mundo moldeado por el Consenso de Washington, las sucesivas crisis del mundo en desarrollo desde la segunda mitad de esos años, promovieron desde los inicios del '00 la búsqueda y el diseño de nuevos esquemas superadores: el ALBA, la UNASUR la CELAC y el Mercosur reversionado, fueron quebrando la lógica estrictamente económico-comercial para comenzar a implementar esquemas inscriptos en el regionalismo autónomo posliberal.
La síntesis pareció haberse logrado con la firma del Tratado de Brasilia en 2008 dando origen a la UNASUR en la que la subregión latinoamericana emergía como proyecto propio y se consolidaba inmediatamente con la conformación de la CELAC en 2011, cuyo embrión debe rastrearse en el ALBA; pero no, el regreso de la primacía de la dimensión económico-comercial vuelve para desgajar los postergados intentos de integrar la gran nación al sur del Río Bravo deliberadamente separada, a instancias de las variables externas que moldean el Sistema Internacional y de las variables internas, léase proyectos políticos de las elites locales, cuyo desvelo siempre fueron las luces de Europa y posteriormente, de Estados Unidos.
¿Cómo sigue la Historia?
El espejismos de la integración amplia y no sólo aquella enmarcada en los postulados de la economía liberal de mercado, en pos de un proyecto regional autónomo se fue desvanenciendo a medida que las economías del Pacífico Sur junto a México, volvieron a desempolvar las recetas magistrales fracasadas para aggiornar un nuevo regionalismo abierto de la mano de la ALIANZA del PACIFICO, probablemente como respuesta al avance progresista en la subregión como a la neutralización del ALCA en 2005 traccionada por el MERCOSUR.
Algunas preguntas para profundizar el análisis:¿cuál es el inconveniente de tener proyectos políticos de distinta intención y perspectiva? ¿Son mutuamente excluyentes?¿Pueden ser complementarios? ¿Es factible y viable intentar pensar en estos términos?
Las respuestas a ensayar serán de las más variadas pero lo que no cabe lugar a dudas son las diferentes concepciones que se pretenden para la región en un mundo regionalizado; mientras la mirada de la UNASUR es sintetizadora, endógena y autonómica la propuesta de la ALIANZA del PACIFICO es lineal, exógena y dependiente del mercado mundial; mientras la primera promueve el desarrollo hacia adentro, la segunda continúa satisfaciendo las necesidades del mercado global capitalista, cual impronta de la decimonónica división internacional del trabajo que nos viene reservando el rol implacable de productores de materias primas. Probablemente, en estas consideraciones encontremos la respuesta.
A propósito del Desarrollo
Integración, desarrollo e inserción internacional, indudablemente, de la elección del proyecto de integración dependerá el tipo de desarrollo y la inserción internacional de la región; el nuevo regionalismo abierto consolidaría la tendencia originaria de 'ofrendar´ al mundo nuestros ingentes y vitales recursos; el regionalismo autónomo posliberal todavía debe superar la lógica extractivista y generar un desarrollo que considere a la naturaleza y sus virtudes como bienes comunes y no como recursos estratégicos mucho menos como mercancías, cual enfoqueneoregionalista abierto.
América Latina, en función de los proyectos en pugna como por la biodiversidad y bienes comunes ostentados, cual leyenda de 'El Dorado', se debe un urgente debate sobre el modo de desarrollo de la región, que trascienda y supere al extractivismo pero sin perder la perspectiva de una inserción colectiva en el Sistema Internacional; por un lado, resultaría muy auspicioso y pertinente incluir en el debate al Buen Vivir Sumak Kawsay, propio de la primigenia tradición ancestral de nuestra América originaria y por el otro, Brasil, debería definir cuando va a tomar la firme decisión de traccionar a la región no sólo con su capacidad exportadora-importadora y de inversión sino por su definición a partir de asumir el liderazgo político de la región portando la voz regional en todos los espacios diplomáticos del mundo, ya que hoy más que nunca, América Latina se va definir, en los términos planteados hasta ahora, según hacia donde lo haga Brasil.
Tres cuestiones a revelar:
1- ¿Hasta donde permitirá Estados Unidos, en el marco de la reconfiguración de su hegemonía global, que los Estados del Sur avancen con su derrotero autonómico?
Rupturas institucionales en varios de los nuestros, bases militares próximas a los recursos naturales comunes y vitales...
2- ¿Será, el espionaje, motivo del disgusto de la presidente brasileña el disparador de la asunción del liderazgo autonómico de Brasil, como voz lider de la región?
3- ¿Habrá llegado la hora de discutir estructuralmente otro modelo de desarrollo basado en la armonía socioeconómica y ambiental en la región, con el valor agregado del Buen Vivir?
Entonces, se entiende que será fundamental elegir el esquema de integración apropiado que no sólo busque soluciones autonómicas a sus conflictos subregionales sino también que entienda al desarrollo como la forma identitaria de ser y estar en un mundo donde la multipolaridad comienza a ser el perfil que paulatinamente comienza a configurarse.
El proyecto regional debería apuntalarse a partir de una integración amplia, que consolide nuestra historia común y nos reivindique frente a un mundo que desde hace tiempo, escogió un rol y una función para nosotros; pero el camino a recorrer y a desandar, está en manos nuestras. O al menos este es el argumento para comenzar a reescribir la Historia desde el Sur, con el cielo al revés.

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