ROSARIO-JUICIO GUERRIERI II- COMUNICADO DE LA CADH |
Alicia Bernal, en su adolescencia feliz, junto a su padre Tito Messiez, pocos años antes del inicio de la dictadura cívico militar. Hoy, la militante que encabezó durante décadas la batalla por el castigo a los desaparecedores, es destacada referente de la lucha antirrepresiva y anticarcelaria.
(AW) En un reciente comunicado la organización antirrepresiva repudió "las expresiones agraviantes de los genocidas" que son juzgados por crímenes de lesa humanidad en los tribunales federales de Rosario. Al mismo tiempo, la Cadh subrayó el valor del amplio espacio que, durante décadas, se movilizó en torno a la exigencia de Justicia para Tito Messiez y logró sentar en el banquillo a criminales como el ex teniente Daniel Amelong. A continuación, el texto completo de los compañeros.
La CADH (Comisión Antirrepresiva y por los DDHH de Rosario) en el ENA (Encuentro Nacional Antirrepresivo) repudia las expresiones agraviantes escupidas ayer por genocidas de la última dictadura militar, autores de múltiples delitos atroces y aberrantes, en el juicio conocido como Guerrieri II sustanciado en los tribunales federales de esta ciudad. En particular, la CADH rechaza lo expresado por el represor Daniel Amelong, miembro de una familia de genocidas propietaria del Centro Clandestino de Detención “La Intermedia”, quien pretendió exculpar a los responsables de la desaparición del militante comunista Rubén Fernando Oscar “Tito” Messiez, con el remañido “argumento” de que todos los testimonios que inculpan a los desaparecedores “fueron armados y vertidos por miembros del Partido Comunista”. La desaparición del querido Tito Messiez, padre de nuestra compañera Alicia Bernal, referente de nuestra organización antirrepresiva y querellante en la causa judicial –quien recientemente declaró en este juicio-, fue perpetrada el 22 de agosto de 1977. El reclamo de Justicia para Tito fue impulsado, a lo largo de todos estos años, por su propia familia, por un sinfín de compañeros de disímiles orígenes políticos y sociales y por nuestra organización antirrepresiva. El recuerdo militante, revolucionario y activo, que nos legó Tito suma a luchadores de diversos ámbitos y, precisamente, eso es lo que irrita a Amelong y a los genocidas. No solo no pudieron desaparecerlo totalmente, sino que aún físicamente ausente Tito generó un espacio que se fue ensanchando política y socialmente. Esa amplitud en movilización inquebrantable es la que sentó a Amelong en el banquillo y por eso dispara contra ella, al tiempo que exhibe su macartismo rancio, reivindica los métodos de la dictadura asesina y alienta nuevos ataques y desapariciones
¡Castigo a los genocidas de ayer y de hoy!
¡Basta de persecución política y criminalización de los sectores organizados!
¡Basta de judicializar la pobreza!
¡Basta de ejecuciones de pibes con el “gatillo fácil” y detenciones arbitrarias!
¡Basta de asesinatos y torturas en los campos de concentración Siglo XXI!
CADH en el ENA
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