Opinión | |||
-Una lluvia de noticias no positivas | |||
Por Pepe Eliaschev
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Para el Gobierno son demasiados noticias “no positivas”. Nunca mejor evocada la frase que Julio Cobos canonizó el 17 de julio de 2008, cuando pulverizó en el Senado el proyecto presidencial de aumentar el impuesto a los productores agrarios. Aquella madrugada inolvidable, el mendocino no dijo que su voto era “negativo”. Dijo que votaba “no positivo”. Esta semana al gobierno de Cristina Fernández le llovieron acontecimientos del mismo talante: no positivos.
Es curioso que recién ahora el gobierno en funciones hace exactamente nueve años y medio salga a diferenciar entre paros y cortes. Efectivamente, el poder de fuego del 20N estuvo concentrado en la capacidad de cortar accesos y paralizar el transporte, pero es sencillamente increíble que el kirchnerismo objete ahora una metodología que santificó y formalizó durante casi una década, incluyendo el demencial piquete de Gualeguaychú que mantuvo bloqueada la frontera con Uruguay durante casi cuatro años (entre el 20 de noviembre de 2006 y el 19 de junio de 2010), explícitamente avalada por Néstor Kirchner, que la denominó “causa nacional”. Hugo Moyano y los jefes sindicales que permanecen en torno de él no cambiaron. Son lo que eran, con algunas deserciones obscenas, como la del rico empresario del taxi, Omar Viviani. Pero cuando el Gobierno se lamenta de la violencia que supone cortar la vía pública con intención claramente intimidatoria, tiene razón. El problema del kirchnerismo es que no cuenta con legitimidad moral para ser creíble, porque viene fastidiando con la monserga puritana de “no criminalizar” la protesta social y por eso la toleró, avaló y hasta estimuló desde que se apoderó de las palancas del Estado. ¿Tiene acaso mucha más credibilidad Hugo “Clarín miente” Moyano? Claro que no, pero la trayectoria del líder camionero patentiza los estilos del peronismo de toda la vida. Mientras él y los Kirchner se necesitaron, todo fue posible: bloquear empresas, robarles afiliados a sindicatos más pequeños o avanzar directamente contra el Grupo Clarín, que para el Gobierno es el principio y el fin de todos los males argentinos. RAZONES Sin embargo, el paro del martes 20 no fue exitoso sólo por los cortes y piquetes. Por cierto, la propia Presidenta necesitó humillar de nuevo en público al incombustible Juan Manuel Abal Medina (hijo) que, deseoso de halagarla, la noche del paro salió a definirlo con lenguaje muy poco “progre”: lo denominó “piquetazo”, por lo cual fue mandado al rincón por la Presidenta. El cumplimiento del paro fue importante y se potenció con los cortes; el martes 20 fue un día de parálisis nacional, sin bancos, clases ni recolección de residuos. Imposible no registrar la exhibición de fatiga popular que dejó como saldo una jornada de ese tipo. Si las montañas de sal que arroja sobre las infecciones sociales el elenco mas verborrágico del Gobierno no hubieran sido suficientes, Aníbal Fernández salió a derramar todavía más sustancias tóxicas sobre el propio discurso oficialista. En su pretensión de endilgarle el mote fascistoide de “traidor” a Moyano, justo desde un Gobierno que ha optado por jefes sindicales como Cavalieri y Rodríguez entre otros, el senador bonaerense lo mencionó al secretario de la CGT como “Augusto Timoteo” Moyano. Es imposible algo más torpe y autodestructivo. Vandor era el caudillo metalúrgico asesinado en junio de 1969 por un grupo comando que poco después se encuadró en Montoneros. Tras ese crimen, pública y vociferantemente reivindicado por la Juventud Peronista, esa guerrilla fue asesinando a los sindicalistas José Alonso, Dirk Kloosterman, Rogelio Coria y José Rucci. Las consignas más populares de las gigantescas marchas de la Jotapé eran en aquellos años “Rucci traidor, a vos te va a pasar lo que le pasó a Vandor”, seguida luego por “Lorenzo (Miguel) cuchi, cuchi, a vos te va a pasar lo que le pasó a Rucci”. Rucci tenía 49 años cuando fue acribillado a balazos por Montoneros en octubre de 1973, 48 horas después de que Juan Perón ganase la presidencia con el 62% de los votos. Miguel murió de una enfermedad en 2002 a los 75 años. Mucho más notable aún es que el actual secretario de la CGT aliada al Gobierno, Antonio Caló, es el jefe de los metalúrgicos, cuyos líderes históricos Vandor y Rucci fueron asesinados por la izquierda guerrillera. ¿A quién se dirigía Fernández y cuál era el blanco verdadero de su “misilazo” contra Moyano? La Casa Rosada calló, pero el mal estaba hecho. Mucho dice de la aguda penuria argentina que un asesinato político perpetrado hace 43 años sea hoy el eje conceptual de la retórica de un personaje como el senador quilmeño, que no es un incontinente, ni una figura con juego propio. Sus enormidades, su vociferación constante, sus diatribas soeces, forman parte de la artillería oficial y nadie quiere acotarlo. Es de la misma estirpe que Carlos Kunkel (“Mauricio Macri hace política porque es un b… con plata”) y Guillermo Moreno (“¡métanse las cacerolas en el o…!”). INSEGURIDAD Noticias no positivas, entonces, hubo varias. La más grave y preocupante es la decisión del juez Thomas Griesa de Nueva York ordenando al gobierno argentino que incluya en su próximo pago de cupones por los bonos defaulteados en 2002 y canjeados con fuertes quitas entre 2005 y 2007, los intereses correspondientes al 7% de los bonistas que no habían aceptado aquellas quitas. Se trata de US$ 1330 millones, pero esta medida judicial pone en jaque a la totalidad de lo acordado en 2005/2007 y perjudica muchísimo a la Argentina. Es el resultado previsible del manejo imprudente y poco profesional de un problema que ha hecho recidiva porque no había sido completamente resuelto. De hecho, la Argentina mantiene en pie su deuda con las naciones del llamado Club de París. Hace cuatro años, el 2 de septiembre de 2008, Cristina Fernández anunció que la Argentina le pagaría al Club de París 6.706 millones de dólares. Días más tarde, el diario Página 12 estimaba que “según cifras de la subsecretaría de Financiamiento, al 30 de junio de este año 2008 la deuda vencida con el organismo trepaba a US$ 6.153,6 millones, de los cuales 5.016,8 corresponden a capital y 1.136,7 a intereses. Allí no se incluyen los punitorios, los cuales están cerca de US$ 600 millones, de acuerdo con las últimas estimaciones oficiales”. Pasó hace cuatro años, y no sólo la deuda no se pagó, sino que los punitorios e intereses siguieron creciendo. Para el juez Griesa es evidente que la Argentina, uno de los incumplidores seriales más connotados del planeta, no merece confianza Para el juez Griesa es evidente que la Argentina, uno de los incumplidores seriales más connotados del planeta, no merece confianza y su seguridad jurídica es harto problemática. Abundaron en cambio las habituales chicanas y consignas de bajo nivel desde el Gobierno, al estilo barrabrava. Julio de Vido salió a decir que “la culpa” de lo que denominó “cesión de soberanía” era de Martínez de Hoz, Cavallo y todos los que lo siguieron, por haber admitido que la colocación de bonos se haga según el marco legal de tribunales de los Estados Unidos. Por eso, fue ilustrativo enterarse, gracias a la columna de Francisco Olivera en La Nación de ayer sábado, que el contrato para la compra de 20 aviones a la estatal brasileña Embraer en 2009 fue firmado por Julio Alak y Ricardo Jaime en el marco jurisdiccional de los tribunales de Nueva York. En el colmo del infantilismo, Hernán Lorenzino, ministro formal de Economía, reaccionó diciendo que “ahora lo único que falta es que nos manden la Vª Flota”. La Vª Flota de la Armada de los Estados Unidos, con base en Bahréin, es responsable de las fuerzas navales norteamericanas en el Golfo Pérsico, el Mar Rojo, el Mar Arábigo, y la costa de África del Este hacia el Sur hasta Kenia. En su estilo pendenciero y reduccionista que abreva en el imaginario retórico de los años ’70, para el gobierno de la Argentina el juez Griesa y el Pentágono son lo mismo. Ahora se ven los resultados de tanta imprudencia y altanería. Cuando las noticias son no positivas, es porque son negativas. No hay vuelta que darle. Pepe Eliaschev Twitter: @peliaschev |
domingo, 25 de noviembre de 2012
El poder de fuego del 20N estuvo concentrado en la capacidad de cortar accesos y paralizar el transporte.
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