sábado, 9 de junio de 2012

Eduardo Benedetto se enojó y dijo.

CARTA DE UN MÉDICO DEL HOSPITAL TORNÚ DE BUENOS AIRES
>>   > Mi nombre es Eduardo Benedetto (DNI 13.404.096). Mis amigos y familiares me  conocen y quizás se extrañan de que declare mi identidad como primera cosa  en este mensaje; pero mi intención es que difundan este mensaje y, por lo  tanto, estoy interesado en darle credibilidad al mismo. > Habitualmente les mando paisajes hermosos, la mejor de las músicas, datos  sorprendentes que nos acerca la ciencia o mensajes esperanzadores acerca de  los valores eternos que nos dan trascendencia como seres humanos. Hoy tengo  una finalidad menos grata, y por ello les pido disculpas por anticipado. > Lo que quiero es contribuir a desmentir la falacia conque nuestros  gobernantes tratan de confundirnos acerca de que lo que hay es sólo una  "sensación de inseguridad". Quiero contribuir, al menos, a desterrar esta  mentira de la mente idealista de algunos jóvenes -y no tanto- militantes que  defienden a los actuales gobernantes contra viento y marea. Militantes que  llegan a ofuscar su entendimiento para así no convalidar el discurso de los  que no opinan como ellos y presentan, como yo, pruebas contundentes de la > mendacidad, de la hipocresía y del abismal grado de degradación espiritual  de quienes, por desgracia, guían actualmente los destinos de nuestro país.
>> > Quienes me conocen saben que con mi esposa hemos formado una familia con  tres hijos bellos de cuerpo y espíritu. Hijos que estudian y trabajan,  respetuosos de los derechos ajenos, del pudor de los demás y de sus mayores. > Hijos criados en el marco de los valores cristianos que a su vez nos fueron  transmitidos por nuestras respectivas familias. Hijos que donan sangre para  gente que no conocen, que cuidan hijos ajenos cuyos padres han abandonado. > Tanto a ellos como a mi esposa y a mí nos han asaltado a mano armada en el  curso de estos últimos años, varias veces, incluso han entrado en nuestro  hogar haciéndonos pasar momentos terribles. La última vez fue hoy, a la  madrugada, cuando mi hijo, de 22 años, se despedía de unos amigos con los  que se había reunido; quizás para festejar el nuevo trabajo que había  conseguido por las suyas, o para distenderse después de tantos exámenes que  rindió con éxito recientemente en su carrera de ingeniero en sistemas, o > para contarles lo bien que la había pasado conmigo en un viaje inolvidable  de padre-hijo que hicimos hace un mes. La cosa es que unos tipos lo  esperaron a la salida de un boliche en Villa Devoto y lo atacaron salvaje,  cobardemente. Le golpearon la cara, la cabeza, el cuerpo; le robaron todo. > Gracias a Dios. no lo mataron, ni le rompieron nada, está sano y salvo en  nuestra casa, con algunas contusiones. También está desesperanzado (espero  que transitoriamente) y triste.
>> > Ante tamaños acontecimientos me sorprendo maldiciendo a los agresores,  deseándoles lo peor, como nunca lo había deseado. Me sorprendo pensando que  habernos quedado en la Argentina, no habernos ido en nuestra juventud, fue  un gran error.  Me sorprendo y me horrorizo al ver en qué me he convertido al  compás de los golpes que la violencia y la inseguridad que reina en nuestras  calles, me han asestado en estos últimos tiempos. La conversión fue lenta,  fíjense que la primera vez, cuando nos maniataron y vendaron los ojos a mis  dos hijos menores y a mí mientras nos amenazaban con armas de fuego de  verdad (no con "sensaciones" de armas), esa primera vez sentí pena por los  agresores y deseaba fervientemente que lograran cambiar el rumbo de sus  vidas hacia adelante, hacia arriba, hacia la luz.
>>  
>> Hoy, al despertarme a las  5 de la mañana para recibir el llamado de una buena persona que, gracias a  Dios apareció para salvar a mi hijo, recojerlo en su auto y traerlo hasta la  puerta de casa, hoy al abrir la puerta de mi casa para recibir a mi hijo,  que es un hombre bueno, el mejor del mundo, bañado en su propia sangre y  llorando, pidiéndonos perdón por el mal momento, hoy la verdad que no pude  sentir compasión por sus agresores.  Les pido perdón a ustedes y  fundamentalmente a Dios por eso.
>> > Hoy he descubierto que los violentos amparados por los aún más violentos de  nuestros incapaces gobernantes me han robado mi patria, han dañado a mi familia y me  han hecho más vil. Advierto, sin embargo, que me queda Dios, a Quien  agradecí mil veces en el curso de este día. No creo que puedan con eso. > Por consiguiente, aparte de desahogarme con la redacción de este mensaje,  les pido que lo difundan para que la gente no se deje confundir con eso de  la "sensación de inseguridad". > Hoy veo en el noticiero el entierro de un chico de 16 años que agonizó  durante una semana después de sufrir un ataque muy similar al que sufrió mi  hijo y vuelvo a dar gracias porque está vivo y sano; pero esto no puede ser,  la situación es desesperante. Quienes me conocen saben que no me guía  ninguna intención política ni pertenezco a ningún monopolio informativo.
>> Les  pido a todos que me crean, que sepan que en 6,7,8 mienten descaradamente. > Y les pido a los militantes, si alguno lee este mensaje, que se quiten la  venda de los ojos y les exijan a sus líderes que se dejen de proteger a los  delincuentes, que gobiernen para la gente que verdaderamente compone el  pueblo, el tejido social de la Nación, que paren de elaborar eslogans; como  el último que reza algo así como "Seguridad, obligación del Estado, obra de  todos".  Es mentira, yo no tengo que hacer la seguridad, eso es algo a lo que  tengo derecho, tiene derecho mi familia, ustedes, todos, es algo que debemos  exigir. ¿Qué significa que es obra de todos? ¿Me están diciendo que tengo  que comprarme un arma? ¿Que tengo que parar al que va a asaltar a la gente? ¿Que  tengo que hacer rondas nocturnas? ¿Que tengo que delatar? La seguridad es  algo que nos tienen que dar los gobernantes a nosotros. Nos tienen que dar  seguridad, entre otras cosas, y no fútbol o carreras de autos o dinero por > nada. No nos tienen que dar plata como quien da una propina, un soborno o  simplemente aplica una mordaza. Seguridad, no plata por nada. > Les pido a los militantes que les digan a sus líderes que con los eslogans  se limpien el culo, porque para el alma no les va a alcanzar. > Eduardo Benedetto. > > Buenos Aires, 29 de abril de 2012, día del Animal 

No hay comentarios:

Publicar un comentario