lunes, 13 de mayo de 2013

ARGENTINA FRENTE A LA POLITICA DE PODER.




  
LA INDEFENSIÓN ARGENTINA FRENTE A LA POLITICA DE PODER 

El Estado, para mantener su independencia, se encuentra permanentemente confrontado con agresiones de naturaleza diferente. En los días que corren hoy, la “Paz de las soberanías respetadas e intangibles”, ya no constituye una realidad concreta del mundo contemporáneo. 

Por lo tanto, la clásica distinción entre Paz-Guerra se ha desfigurado considerablemente en nuestros días. Ha sido reemplazado por una realidad donde las amenazas son permanentes, y en donde las pruebas de fuerza no se desarrollan únicamente en los campos de batalla, sino fundamentalmente en los sectores más importantes de las actividades humanas. 

La “Política de Poder” está ligada íntimamente a la “lucha por el poder”, porque es parte de la realidad histórica y también un hecho innegable de la experiencia universal. Estos párrafos clarifican y definen qué es la “Política de Poder”, a la que permanentemente hemos estado enfrentados sin saberlo o con poca voluntad de enterarnos: 

“Poder, significa supervivencia, aptitud para imponer a los demás la propia voluntad, capacidad de dictar la ley a los que carecen de fuerza y posibilidad de arrancar concesiones a los más débiles”. 

“...los estados existen a cuenta de su propia fortaleza o de la fortaleza de los estados protectores, y si desean mantener su independencia, deben orientar su política exterior en primer lugar a conservar y mejorar su situación de poder. Las naciones que renuncian a la lucha por el poder, y optan deliberadamente por la impotencia, dejarán de influir en las relaciones internacionales, y correrán el riesgo, con el tiempo, de ser absorbidas por estados más poderosos." 

“La comunidad internacional no garantizó jamás a los estados miembros ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad, ni la búsqueda de la felicidad” 

“El objetivo fundamental de la política exterior de todos los estados es la conservación de la integridad territorial y de la independencia política” 

“La “lucha por el poder” se identifica con la lucha por la “supervivencia”. Por eso, el mejoramiento de las posiciones relativas de poder conviértese en el designio primordial de la política interior y exterior de los estados” 

Nicholas Spikman, “Estados Unidos Frente al Mundo”, 1941. 

LA EXTINCIÓN DE LAS FF.AA ARGENTINAS 
Santiago Roque Alonso 
Como fuera anunciado y advertido reiteradamente desde el 2001, a partir de que me hiciera cargo de la dirección de Patria Argentina, finalmente se ha consumado la extinción de las Fuerzas Armadas Argentinas. 

En efecto y así de simple: la Argentina esta indefensa, y la población Argentina desconoce absolutamente esta realidad, aunque participa mayoritariamente – por complicidad activa o pasiva o por ignorancia inadvertida- en este proceso de total “indefensión”. 

Ahora bien, la “extinción de las Fuerzas Armadas Argentinas” no es un hecho espontáneo ni producto del azar o de la casualidad, sino que expresa la sumatoria de las “consecuencias o efectos” de varias “causas” acontecidas a lo largo del devenir histórico, las cuales fueron provocadas por la voluntad inteligente de los hombres que debieron intervenir en cada época histórica. A su vez, las citadas consecuencias y efectos parciales de cada período histórico, fueron agravando sucesiva y acumulativamente las condiciones existenciales preexistentes de las instituciones armadas hasta provocar su colapso o extinción. 

Ni el tiempo ni el espacio disponible nos permiten realizar - en esta modesta publicación - un ensayo histórico-político-militar de las “causas” y sus respectivos “efectos”, de por lo menos los últimos 60 años, que concluya con la extinción o colapso de las Fuerzas Armadas Argentinas. Sólo podemos intentar señalar algunas de las “claves decisivas” de las “causas” que motivaron el lamentable y muy grave fenómeno que nos ocupa. 

La “Clave Material y Formal” 

Si seguimos los rudimentos de la Metafísica en lo relacionado con el estudio de la “Causa”, surge que la “clave material” de las FF.AA. está determinada por su componente humano, las dotaciones de equipamiento militar para el cumplimiento de sus misiones específicas, un óptimo adiestramiento para la guerra, una conducción jerárquica eficaz, capacitada y responsable, una doctrina de guerra nacional actualizada y realista, amalgamado todo ello por un alto espíritu militar y de cuerpo, comprometido y consubstanciado con la idea de morir con honor y gloria. 

La “clave formal” que origina la “extinción o colapso de las Fuerzas Armadas Argentinas” reside principalmente en dos factores de naturaleza espiritual y moral y en uno de carácter humano-material, que pueden identificarse en diferentes fases: 

· Primera Fase: separación definitiva del pueblo de sus Fuerzas Armadas 

Ello implicó la condena histórica, jurídica y moral por la violación de los “derechos humanos” y por la comisión de supuestos “crímenes de lesa humanidad”, en lo actuado contra la subversión durante la guerra civil revolucionaria durante el proceso militar (años 70/80). Está siendo materializada a través de los juicios políticos a más de 1200 jefes, oficiales, suboficiales y agentes civiles. 

· Segunda Fase: quiebra de la unidad y cohesión solidaria de las generaciones de oficiales y suboficiales. 

La absoluta quiebra de la solidaridad moral y espiritual por parte de las generaciones de oficiales y suboficiales que no actuaron en dicha guerra, respecto a las generaciones de oficiales y suboficiales que si debieron hacerlo por vivir en ese momento histórico (Ver RECUADRO “La derrota final y definitiva de las Fuerzas Armadas”) 

· Tercera Fase: eliminación de efectivos y desguace material. 

· La exigüidad de los efectivos (entre 60 y 80 soldados del ejército donde debería haber 700 efectivos) y la obsolescencia, inoperabilidad o simple carencia de gran parte de la dotación de armamento, munición, transporte, equipos y sistema de armas. 

· El inocultable “ahogamiento presupuestario”, ejecutado desde hace más de 30 años. 

La “Clave Eficiente” 

La extinción de las Fuerzas Armadas Argentinas y la constatación de que la Argentina está indefensa, comienza a ser visible a partir de la derrota nacional en la Guerra de Malvinas, como consecuencia de la “Trampa anglo-norteamericana”. Ella constituye categóricamente la “Clave Eficiente” de la “extinción o colapso de las Fuerzas Armadas Argentinas” 

La derrota en Malvinas ocasionó: 

· “La felicidad de la democracia” (Canciller Guido Di Tella). Y que gracias “al coraje y el coraje de nuestros bravos muchachos” llegara la democracia a la Argentina (Ministro del Foreign Office David Steel). Ello, como fue dicho, permitió la condena histórica, jurídica y moral y la instrumentación de la persecución jurídica y política de cientos de miembros de las FF.AA. 

· La consolidación de la “deuda externa” como un tributo de vasallaje permanente, eterno, a la usura y al imperialismo internacional del dinero; y eliminación de las posibilidades del desarrollo de un proyecto nacional independiente y soberano. 

· El desmantelamiento de la capacidad científica-técnica, particularmente en el área nuclear. 

· El triunfo de la subversión bajo una modalidad cultural izquierdo-progresista con economía capitalista, que es común tanto a la izquierda como a la derecha dentro del Sistema o Régimen de dominación. 

· La pérdida acelerada de la identidad nacional y cultural, así como el sentido de pertenencia nacional; instauración de una nueva sociedad, distinta y antagónica a la histórica y tradicional sociedad nacional argentina. 

· El desarme de las Fuerzas Armadas Argentinas, así como el desprestigio de los conceptos de orden, autoridad y disciplina social, que justifican la existencia del Estado. 

La destrucción de las Fuerzas Armadas, implicó a su vez: desalojarlas del poder en forma inmediata, definitiva y sin condiciones, dejar inerme e indefenso al país, despojarlas para siempre de cualquier influencia en la historia, en la política y de cualquier prestigio moral sobre el destino nacional. 

En tal sentido debe quedar claro que: 

· La Argentina fue víctima de una magistral operación de “engaño” por parte de los “anglo-norteamericanos”, pero la responsabilidad principal recae sobre los Estados Unidos. El gobierno militar argentino y las autoridades de la Cancillería Argentina no están exentas de las suyas, por su ignorancia e incompetencia por no haber podido detectar y desconocer las especiales aptitudes de estos países para las acciones pérfidas. 

· No hay pruebas documentales del “engaño”, como es normal, pero si suficientes evidencias e inferencias que lo demuestran. 

· Estados Unidos en lugar de ser un “favorecedor” de la causa Argentina como se presentaba o un actor neutral, por el contrario, fue un aliado activo de Gran Bretaña, tomando la iniciativa de calificarnos como un “país agresor”, habilitando y apoyando así la “solución militar inglesa”. Como lo señala acertadamente el Dr. Enrique Díaz Araujo, “por tal decisión estadounidense, y no por la Res. 502/82 de la ONU, es que el Reino Unido se sintió habilitado para proceder al ataque militar en Malvinas. Además, lo hizo fundando su alegato belicista en el Art. 51 de la Carta de la ONU, de la legítima defensa, inaplicable a esa altura de la situación, cuando correspondía invocar los arts. 41 y 42 de dicha Carta sobre medidas conjuntas”. Además facilitó a Inglaterra, desde antes del 2 de abril, un apoyo irrestricto de inteligencia, logístico y de equipamiento militar, hasta ofrecerle el portaviones USS Eisenhower. 

Como se señaló más arriba, entre otras “causas” y sus respectivos “efectos”, deben considerarse como contribuyentes a la “Causa Eficiente” principal, la sistemática metodología de agresión que debió soportar la Argentina durante décadas, implementada por los poderes mundiales a través de sucesivos conflictos y confrontaciones dialécticas falsas, explotando y manipulando debilidades y contradicciones internas que nos fueran detectadas como sociedad nacional, en función de nuestra idiosincrasia y nuestra propia ignorancia, estupidez, rivalidades políticas-partidarias y, en muchos casos, desinterés colectivo por el destino nacional. Ello responde a una práctica de la política anglo-norteamericana, implícita en las obras del autor inglés sobre la Argentina, H. S. Ferns, que aconseja: “Hacerle hacer a nuestros enemigos lo que necesitamos que hagan para que se destruyan solos” o que “El arte de la diplomacia consiste en inducir a otros a tomar decisiones que uno desea que ellos tomen” (“Gran Bretaña y Argentina en el Siglo XIX”; H. S. Ferns; Ed. Solar; Bs. As.; 1992; Pág 296). 

En tal sentido, cabe destacar, entre otros: 

El absoluto desinterés por la Defensa Nacional 

No constituye ningún descubrimiento el afirmar que la Defensa Nacional, desde hace muchas décadas – particularmente desde la Reforma Universitaria -, ha pasado a ser progresivamente una cuestión ajena a las preocupaciones de los argentinos. En la actualidad son escasas las personas a las que les interesa o importa la existencia o no de ese componente del Poder Nacional. 

Lo que es peor, todos los gobiernos, cualquiera sea su color y olor político, con la eficiente colaboración de los “medios de comunicación privados e independientes” y el “activismo” de los sectores y partidos supuestamente “izquierdistas”, han logrado imponer al pueblo argentino la deformación ideológica, cultural y educativa de que la Defensa Nacional, al estar directamente emparentado con lo “militar”, es materia de repudio y debe ser objeto de repugnancia para cualquier argentino. En consecuencia, la Defensa Nacional termina siendo considerada como una actividad “superflua, innecesaria y, además, repugnante”. 

Por otro lado, se ha terminado de hacer creer y se ha instalado en el subconsciente colectivo, la idea de que en esta época de democracias y de existencia de la ONU ya no hay más guerras – excepto conflictos muy focalizados en otras latitudes – porque Sudamérica es un continente de la “eterna paz”. Consecuentemente, todo lo relacionado con la Defensa Nacional es percibido como un “gasto” inútil y parasitario, ya que primeramente debe solucionarse los problemas de la pobreza, la marginación, la exclusión social y de la distribución de la riqueza. 

En contraposición a lo señalado precedentemente, se transcriben en la tapa algunos párrafos de la obra “Estados Unidos frente al mundo”, del geopolítico norteamericano Nicholas Spikman, para que el lector pueda apreciar las diferencias de concepción entre el “realismo” de la Política de Poder respecto a las ensoñaciones ideológicas ingenuamente idealistas e irreales (cuando no cómplices), de la política de desmovilización y de desarme que anima a los políticos y a la dirigencia argentina, ya sean de derecha o de izquierda. 

El progresismo, la eliminación de las FF.AA. y del Estado 

En la actualidad, está en boga desde hace más de tres décadas, bajo el nombre de “progresismo”, no la vieja y clásica argumentación del marxismo-leninismo, que consideraba a las Fuerzas Armadas el brazo armado de la burguesía. Se trata de una nueva síntesis dialéctica entre el “nihilismo anarquista” y el “pacifismo libertario, del internacionalismo liberal-masónico”, cuyas pretensiones van desde el debilitamiento del Estado y su reducción a la mínima expresión hasta su simple destrucción, a los fines de instaurar el “mundo uno” o “gobierno mundial”. 

Ambas contradicciones dialécticas comparten en el orden espiritual un profundo “anticristianismo”, de origen e inspiración masónica, que se empeña en derrumbar definitivamente el edificio social erigido sobre la moral y la ética cristiana, para lo cual debe destruir los últimos vestigios y normas subsistentes de ese orden y reemplazarlo por otro orden esencialmente “contra natural”. 

Eliminado el Estado Nacional o debilitándolo a un nivel de cuasi inexistencia (con la consecuente desaparición de los ejércitos nacionales), se eliminan las diferencias entre las entidades estatales, desaparecen las jurisdicciones y la aplicación de los instrumentos jurídicos de cada nación; en otras palabras: se borran las fronteras y se termina así con el ejercicio de la “soberanía” y, con ello, la justificación de la existencia de las Fuerzas Armadas Nacionales. De esa forma se cumplirá lo que fuera profetizado por el Primer Ministro de Israel, David ben Gurión: “todos los continentes se unirán en una alianza mundial, a cuya disposición se encontrará una fuerza de policía internacional… Todos los ejércitos serán abolidos y no habrá más guerras…” (Revista LOOK MAGAZINE; USA, Enero 1962 - Pág. 16). 

Debe quedar bien en claro, en referencia al particular momento histórico que vive la Argentina, que el “progresismo” no es patrimonio exclusivo y excluyente del gobierno “kirchnerista” ni de los “Kirchner”, como nos quieren hacer creer algunos, sino que es una práctica y una cosmovisión común – en mayor o menor grado y diferencias menores de matices – compartida por todos los partidos y organizaciones políticas, sociales y culturales que conforman la “partidocracia” o se encuentran integradas al Sistema o Régimen de dominación. Comprenden a la izquierda y a la derecha, a los sectores marginales de las villas y a los ricos de la Recoleta, Puerto Madero y San Isidro (y otros tantos sectores de residencia de los encumbrados). 

Por eso cometen un grave error de apreciación quienes creen que estamos en presencia de una nueva oleada de revolucionarios “bolcheviques” al estilo soviético – ya sea trotskista o stalinista- o frente a los “rojos” de la Guerra Civil Española o de los “terroristas subversivos latinoamericanos” de la década del setenta. Ello no significa que no vaya a ser empleada la violencia y la crueldad. O que los sectores de la clase media y alta puedan ser opositores naturales a dichas tendencias. 

El conflicto seguirá existiendo, pero no se lo generará en nombre del Capital o del Manifiesto Comunista de Marx ni para reivindicar al proletariado. Porque la “dialéctica” seguirá constituyendo el “sistema operativo o el método para la acción” por excelencia de la Revolución (aunque cambie mil veces los contenidos de las tesis y antítesis o de las contradicciones). 

Es que todavía no ha sido comprendida cabalmente la repetida fórmula de Hegel - a pesar de todo lo acontecido y del tiempo transcurrido - por quienes pretenden colocarse a la cabeza de la Contrarrevolución o aspiran a ser su encarnación: “El conflicto provoca cambios. El conflicto planificado genera el cambio planificado”. 

La “Clave Final” 

“Del Fin dependen las otras causas” 

Por la vía de la disolución social y la desaparición del Estado (y de sus FF.AA.), la eliminación de las fronteras, el multiculturalismo y la ruptura de todo orden natural, se promueve y facilita la desintegración territorial y nacional. Éstas, a su vez, serán reemplazadas por una anodina y supuesta integración indiferenciada de la humanidad, consumándose así la tan anhelada fraternidad universal masónica y la imposición de una “única identidad común para toda la humanidad”, todo ello tendiente a instaurar el “mundo uno” o “gobierno mundial”, tal como fuera profetizado en los tiempos modernos por David Ben Gurion (Ver cita más arriba). 

INOPERABILIDAD DE LAS FFAA A 31 AÑOS DE MALVINAS 

Guillermo Rojas 

En principio, no se puede dejar de coincidir con un reciente artículo de La Nación, más allá de las reservas que nos merece su autor: “Se trata de una involución que comienza con la Guerra de Malvinas, se profundiza con la dimensión militar de las políticas neoliberales de los años 90, se agrava con las estrecheces presupuestarias emergentes de la crisis de 2001-2002 y culmina con los castigos a la corporación militar de los gobiernos posteriores a 2003. Quien quiera dedicarse a la politiquería puede culpar a este o aquel gobernante, pero un enfoque serio exige comprender que se trata de un largo proceso en el que estamos todos involucrados” (1). 

Según datos de 2009 del prestigioso Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), mientras los gastos militares anuales de Brasil equivalen a un 2,6% de su PBI, y los de Chile llegan al 2,7%, la totalidad del gasto argentino alcanza apenas un 0,8% de nuestro PBI. Estamos a la par de la República Dominicana en términos del porcentaje del PBI representado por nuestros gastos militares. 

El desarme argentino es particularmente notable si consideramos las importaciones de armas. Como observó el SIPRI en 2009: "El aumento en gastos militares ha financiado una multitud de compras de armamentos en años recien-tes, particularmente por parte de Brasil, Chile y Venezuela. Las transferencias de armas a Sudamérica fueron 94% más altas en 2004-2008 que en 1999-2003. (Después de los Estados Unidos), Chile fue el mayor importador de armas con-vencionales en las Américas en el período 2004-2008 (?). Su presupuesto de defensa casi se duplicó entre 1997 y 2007" (2). 

Además de estos datos verdaderos aportados por SIPRI, podemos decir que de ese escaso 0,8 % del PBI asignados a la Defensa Nacional por parte del gobierno, el 80 % de ese presupuesto va destinado a gastos en personal (pagos de sueldos, retiros, pensiones etc.) y solo el 20 % de ese 0, 8 del PBI se destinan al resto de las tareas, debiendo cubrir operaciones, mantenimiento, adquisiciones, etc. 

Como se puede observar, desde hace años no existen partidas presupuestarias para adquirir material o mantener el existente, con el agravante que la flota naval tiene 49 años de promedio de antigüedad, el equipamiento del Ejército cuenta 40 años de antigüedad y la Fuerza Aérea tiene un promedio de 30 años. 

Lo señalado significa - en palabras simples, aunque muy crudas - que la Argentina no dispone de FF.AA. operativas o simplemente que éstas son “inoperables”. 

La situación de la Armada Argentina 

Un informe que circula entre el bloque de diputados de la UCR alerta sobre el mal estado de la Aviación Naval (3), detalla lo siguiente: 

• De los 3 aviones Electra P3 Orion sólo 1 está en servicio para el control del tráfico marítimo. 

• Los Fokker F-28 están fuera de servicio. Compraron motores nuevos pero siguen parados en la Aduana. 

• La 1ª escuadrilla de ataque está sin aviones. Los AERO MACCHI de procedencia Italiana no fueron reemplazados. 

• De la 2ª escuadrilla de ataque solo vuela uno de los 7 Super Etendard. Se pueden reactivar; hay un proyecto pero los fondos no están. 

• La 3ª escuadrilla de ataque, que tenía A4-Q, se quedó sin material aéreo. 

• Los aviones B-200 que se utilizan para patrullajes marítimos, requieren actualización de equipos electrónicos. 

• La escuadrilla de búsqueda y rescate dejó de existir ya hace tiempo. 

• La escuadrilla aeronaval antisubmarina equipada con aviones Grumman Trakers, solo cuenta con uno en servicio. Podrían acondicionar posiblemente 3 más. No hay fondos para el proyecto. 

• Los helicópteros en servicio asignados a la exploración antisubmarina y tareas antárticas son solo 2. Pero este pobre equipamiento no alcanza para controlar ni la depredación de la plataforma continental ni el rescate si fuera necesario. 

• La escuadrilla de exploración -la que detectó al Atlantic Conveyor luego hundido por los Súper Etendard-tampoco existe. 

En otro informe reservado elaborado por un grupo de oficiales (4), se agregan las siguientes carencias y limitaciones: 

• Carencia de capacidad de proyección del poder Aeronaval al anularse sin reposición el Sistema Portaaviones. 

• Incapacidad absoluta de proyectar el poder naval de la Infantería de Marina al no haberse repuesto la capacidad anfibia, que hoy no existe. 

• Inexistencia de capacidad de Minado y Antiminado. 

• Inexistencia de buques aptos para la Patrulla Antártida. (El Aviso más moderno tiene 65 años). 

• Carencia de buques antárticos y la reparación del rompehielos es una ilusión, porque jamás saldrá del astillero. Las muy recientes y graves dificultades para el relevo y reabastecimiento de las bases antárticas son una conse-cuencia de la carencia mencionada. 

• No existen Transportes Navales. Tampoco Aeronavales. 

• Capacidad nula tanto para el patrullaje marítimo como para el control de pesca furtiva, que ha sido derivado a los también obsoletos medios de la Prefectura. 

• En este momento no hay ningún submarino que pueda sumergirse. Por un mínimo de dos a tres años, no ten-dremos submarinos operables, por la obsolescencia de los sistemas TR 1400 y TR 1000, todos en reparaciones de media vida. 

• El destructor “Santísima Trinidad”, aunque estaba en proceso de “canibalización” para equipar con algunas de sus partes a otros buques, fue hundido por falta de mantenimiento, debido a la corrosión de su casco, dado que desde hace años no se lo ponía en un dique seco (corresponde hacerlo cada cuatro años), para que se efectúe la inspección y reparación que demande. 

• Carencia de capacidad antisubmarina y de combate de superficie, por la desarticulación y por carencia de re-puestos de los sistemas Hércules, y por la obsolescencia y falta de repuestos de los sistemas Meco 360, 140 y más acentuado del sistema A-69. No se han repuesto Exocet y el taller está desactivado, lo que anula los siste-mas Aspide de las Meko y los Tiger Cat de la IM. 

• El CINAR (Complejo Industrial Naval Argentino) tiene hace 5 años la Lancha Rápida INDÓMITA, que seguirá siendo lancha, con dos motores GM en lugar de los cuatro MTU de 3600 HP cada uno que le corresponderían, Tampoco tendrá electrónica confiable ni podrá lanzar más misiles o torpedos. 

• La Infantería de Marina mantiene cohesión y una reducida capacidad de combate en dos de sus Batallones, aunque carece de buques anfibios, vehículos anfibios, de exploración, unidad de comunicaciones Además, toda su artillería de campaña se dio de baja y la artillería antiaérea quedó completa en Malvinas. 

• Incapacidad absoluta de proyectar el poder naval de la Infantería de Marina al no haberse repuesto la capacidad anfibia, que hoy no existe 

• No hay aeronaves de combate en toda la Patagonia. 

• La Infantería de Marina tuvo un fuerte drenaje de oficiales que se alistaron en la Policía Metropolitana, porque los sueldos de esta son mucho más altos. 

El autor Fernando Morales, en un artículo sobre la necesidad de contar con una Marina de Guerra, destaca que la extensión del Mar Continental Argentino es de 2.800.000 kilómetros cuadrados y “cuya riqueza en superficie, lecho y subsuelo es absolutamente nuestra” la cual estaría a punto de ampliarse “en más de un 50% en los próximos años, con lo que nuestra superficie marítima superará a la continental”. El autor, además, agrega: “Por estos días una publici-dad de una fundación dedicada al cuidado del mar repite sin descanso “el mar continental es tan tuyo como las calles de tu barrio”. La pregunta sería entonces: ¿es racional que el Estado nacional dejara de custodiar y de ocuparse de las “calles” de ese barrio llamado Mar Argentino?” (5). 

La situación en el Ejercito Argentino 

Las unidades tácticas del Ejército están dotadas de medios materiales muy antiguos para las diversas funciones en el campo de operaciones: 

• Para el “combate cercano”, las organizaciones de infantería y caballería cuentan: 

 El material de transporte blindado de infantería, a excepción de dos unidades que tienen vehículos de la línea TAM, en su mayoría son M113 de la guerra de Vietnam, deficientemente repontenciados y con serios problemas en su tren de rodamiento por falta de zapatas (prácticamente inmovilizables) y de comunicaciones. 

 Los tanques de la línea TAM (fines de los años 70) requieren una modernización. La misma fue contratada con la empresa israelí Elbit Systems. Consiste fundamentalmente en cambiar el sistema de movimiento de la torre cuyo accionamiento actual es hidráulico que lo hace muy visible frente a una cámara térmica del enemigo. Otra de las mejoras es la instalación del sistema digital de dirección del campo de combate. El Proyecto se encuentra detenido por falta de presupuesto. 

 Los tanques livianos AMX-13 – de 1953 y de origen francés – prácticamente han llegado al final de su vida útil y los SK105 de origen austríaco de la década del 70 requieren una modernización, la cual no ha sido prevista. 

• Para el “apoyo de fuego”, las organizaciones de artillería de campaña y de artillería antiaérea, carecen prácticamente de munición. 

• Para el “apoyo de combate”, las organizaciones de ingenieros, de comunicaciones, y de inteligencia y aviación de Ejército, cuentan con material tecnológicamente obsoleto. Los helicópteros, si bien son de la época de Vietnam, se encuentran en buen estado de mantenimiento. 

• Para el sostén logístico, los “servicios para el apoyo de combate” (arsenales, intendencia, sanidad, veterinaria, justi-cia, entre otros), sufren graves restricciones presupuestarias y cuentan con medios obsoletos para cumplir con las funciones de abastecimiento, mantenimiento y transporte del material. 

• El ejército carece de armas antitanques modernas. 

• El comando y control de las operaciones mediante el empleo de medios comunicacionales, es inexistente. 

Situación de la Fuerza Aérea Argentina 

• Medios defensivos: los Mirage III EA de la Br Ae VI están completamente obsoletos. Deberían haber dejado de volar hace por lo menos 15 años. Se intentó intercambiar repuestos con Brasil debido a que es muy difícil conseguir-los por la antigüedad de los mismos y Brasil ya los desprogramó hace mucho tiempo. No es aceptado por otros paí-ses para participar en Ejercicios Combinados debido al equipamiento antiguo que posee. 

• Medios ofensivos: 

 M-5 /F/M-5 de la Br Ae VI se encuentran en la misma situación que los Mirage III EA. 

 A4-AR de la Br Ae V. Fue incorporado a fines de la década del 90 con la finalidad de ser reemplazado en diez años por un Sarms más moderno Hoy es lo más moderno que posee la FAA y está muy lejos de ser un avión de V Generación como el F16(Chile) M2000 (Brasil) MIG 29 (Perú) SU 31(Venezuela) etc. Sólo un puñado de cazas A4AR están en condiciones de volar. Lo que no significa tener capacidad de caza bombardeo, intercepción ni de nada. 

 Inexistente capacidad de bombardeo mediano al no haberse reemplazado el Sistema de Armas Canberra. 

• Apoyo de fuego: 

 Pucara IA -58 de la Br Ae III. Quedó totalmente desactualizado y obsoleto. Uno de los problemas que tiene es que los motores de origen Francés no solo no se fabrican más sino que la fábrica avisó a la Argentina que los repuestos tampoco los fabricarían más debido a la antigüedad del mismo y somos el único consumidor que queda en el mundo. El agravante es que se tomó la decisión de invertir millones de pesos en la remotorización y modernización del Pucará, cuando debería ser reemplazado por un avión más moderno y de otra performance 

• Transporte: 

 Boeing-707 de la Br Ae I. Desprogramado. Argentina perdió la capacidad de transportar gran número de personal en corto tiempo y de Proyección Estratégica del Poder Aéreo con aprovisionamiento en vuelo B-707. 

 C-130 de la Br Ae I. Solo 3 aviones en servicio. Limitación de la Capacidad de Proyección del Poder Aéreo Táctico, reducida a un avión KC 130, no siempre en vuelo. 

 Fokker F-28 de la Br Ae I. Con 2 /3 aviones en servicio. 

 Fokker F-27 de la Br Ae I y IX. Cumplió 50 años desde su incorporación a la FAA. Realizan tareas de lanza-miento de paracaidistas, transporte, búsqueda y salvamento, etc. Ni siquiera la fábrica Fokker entiende que estén aun volando. 

Twin Otter de la Br IX. Solo 3 aviones en servicio. 

 IA 50 de la Br Ae II. Desprogramado en el año 2007. 

• Otros aspectos: 

 Pérdida total de la capacidad de obtener Inteligencia en vuelo, al desaparecer los Sistemas B-107 

 Limitación al mínimo de la capacidad de Adiestramiento, por la obsolescencia de los aviones T-34 Mentor (Quedan dos) 

 Éxodo permanente de pilotos a la actividad civil (Hecho compartido con la Aviación Naval) 



Notas: 

(1) La Nación. Jueves 24 de enero de 2013, Publicado en edición impresa, “¿Somos un protectorado de Chile y Brasil?”, por Carlos Escudé. 

(2) Ídem 1 

(3) Por Daniel Santoro - Diario Clarín 

(4) Urgente 24; 21 de marzo de 2013, “Desprestigio & desmantelamiento: Otro duro golpe de Cristina a las fuerzas armadas”. Documento reservado elaborado en 2011 por un grupo de oficiales de la Armada y la Fuerza Aérea, que describe los resultados del desmantelamiento de la capacidad operacional de estas dos fuerzas, que se profundizó durante la gestión de Nilda Garré como Ministro de Defensa, que finalizó en diciembre de 2010 y fue reemplazada por Arturo Puricelli, quien continuó su labor. 

(5) Fernando Morales, “¿Argentina ya no necesita una marina militar?”; Febrero 19, 2013 

APARECIDO EN BOLEIN CCP ANEXO PATRIA ARGENTINA DE ABRIL DE 2013
 

Recomendamos la lectura de:

"¿La derrota final de las FFAA Argentinas?"

Boletin ccp 91 anexo a Patria Argentina 191 de ocubre 2003

"La Defensa Nacional y la Guerra de Resistencia"

Bolein ccp 122 de noviembre del 2006

o en www.sitio. patriargentina.org/blog 

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