FALTA DE HIGIENE EN COMERCIOS, BILLETES DE CIEN PESOS MARCADOS, ABUSOS E IRREGULARIDADES QUE LOS “DUEÑOS” DE DESPACHOS NO CORRIGEN
Numerosas personas me han entregado pruebas y comentado que la Capital Federal es el “mundo del revés”, situación que se agrava porque los funcionarios públicos de diferentes áreas (no generalizo) ejercerían sospechosa tolerancia y darían luz verde a la impunidad en abusos, delitos e irregularidades que están a la vista.
1) Las grandes cadenas de supermercados sufren decenas de hurtos por día, es decir, mimetizadas como clientes ingresan señoras que recorren las góndolas -algunas veces con niñas que las ayudan- y esconden en corpiños y bombachas (pegado a la piel) diferentes productos: fiambres cortados, caramelos, frutas, carne, bandejas de queso, chocolates, etc., arrancando las etiquetas, pero en su mayoría son descubiertas en la línea de cajas, a la salida por lectores electrónicos de códigos, observadas por personal de seguridad o público y como no pueden ser revisadas partes íntimas, los encargados o gerentes piden la colaboración de empleadas para que las señoras delincuentes entreguen lo robado (deja de ser hurto la mercadería con envoltorios violentados), estos actos delictivos no se realizan por hambre, son sinvergüenzas “amigas de lo ajeno”, a sabiendas que los gerentes de sucursales no llaman a la policía, salvo circunstancias especiales.
Según quince o veinte empleados consultados en la cadena de supermercados “Disco” de zona Palermo, Congreso, Barrio Norte y Centro, la empresa “no quiere sumar pérdidas” y la orden sería envasar nuevamente las bandejas rotas de fiambres cortados, queso de máquina, carne, frutas, etc., y regresarlas a las góndolas, pero acerca de otra mercadería con envoltorios de fábrica no dicen qué hacen (caramelos, chocolates, etc.). Pregunto: ¿Los clientes deben consumir productos que señoras que podrían estar enfermas han tenido apretados en partes íntimas?
2) El lunes 22 de abril pasado alrededor de la hora 21,40, tres mujeres mayores se quejaron ante el gerente de la sucursal de “Disco” de avda. Entre Ríos y Belgrano al observar que dos empleados de limpieza estaban “higienizando” el sector de los quesos y otros comestibles (en el suelo habrían depositado mercadería) pasando sobre los estantes un trapo que también usan para el piso, mojado en un balde con agua turbia; hubo enojo en las testigos que tomaron fotografías con un teléfono celular y el supuesto gerente prometió “sancionar” a los jóvenes. En presencia de clientes -aseguran los informantes- les hizo limpiar el sector con trapos limpios. Datos extra resultan repugnantes.
3) Recibí información de dos abogados y luego lo comprobé personalmente concurriendo con colaboradores, que en la parrilla y restaurant “Niña Bonita” de avda. Corrientes 1715, el cajero nocturno de posible nombre Roberto (señor bajo y de aspecto robusto), se dedica a marcar con dos líneas de bolígrafo todos los billetes de cien pesos ($100) que recibe en su turno, lo que raya el delito y estaría haciendo desde mucho tiempo, dinero que sería depositado en banco de la zona u otra parte y volvería a circular.
No entiendo cómo los proveedores y bancos que reciben diariamente los billetes de cien pesos marcados en esa parrilla no han denunciado la irregularidad. Sería “costumbre” del cajero, con posible aval de los dueños; en el lugar comen centenares de personas todos los días y me parece que un juez federal tendría que haber tomado cartas en el asunto ¿O van a pedir pruebas tardías después de esta publicación? ¿La prensa independiente debe ocuparse de todo lo que deben hacer los que cobran sueldos de arcas públicas?
4) La pescadería “Colucci” (Luchomar S.A.) de calle Montevideo 270 emite ticket supuestamente controlado por AFIP y desde hace meses -los informantes me entregaron originales- la fecha de venta aparece impresa sobre el número de serie de cada comprobante fiscal. No digo que estén evadiendo impuestos, llama la atención que las autoridades de aplicación pasen por alto este “defecto” de la registradora ¿o será una picardía “criolla”?
5) En los restaurantes el pan que llega a las mesas es muchas veces tocado por los que atienden al público, luego los clientes revisan si es fresco, hablan encima del mismo y al retirarse, el mesero recibe dinero, entrega el vuelto, guarda la propina, lleva el pan sobrante y lo suelta en un cajón, aparece en escena otro empleado (son varios los que atienden las mesas en todas partes), mete las manos, coloca panes en bandejas, los deposita frente a clientes, los sobrantes vuelven al cajón y así sucesivamente. Con los envases de sal pasa lo mismo, las tapas están negras y humedecidas de tantas manos que las giran. ¿El Gobierno de la ciudad ignora estos descuidos y falta de higiene? ¿no hay tiempo oficial -distraído demasiado en campañas para conseguir cargos más elevados- para reglamentar que la sal se entregue en bolsitas individuales y que el pan llegue envasado y precintado desde las panaderías?
6) La línea de farmacias “Azul” vende la cinta adhesiva “Nexcare” -Micropore suelta porque según médicos denunciantes serían compradas “más baratas”, mientras otras farmacias las entregan con la correspondiente cajita cerrada en la parte superior e inviolable. ¿Los fabricantes de productos para uso en medicina negocian sin escrúpulos? ¿Los dueños de farmacias pueden trabajar de esa manera poniendo en riesgo la salud de las personas? ¿Salud Pública y otros organismos oficiales competentes miran para otro lado? ¿No arbitran medidas para evitar focos sépticos? Las mencionadas cintas adhesivas van colocadas en la piel junto a heridas de personas operadas o accidentadas, muchas graves o ancianas y al estar sin envoltorios especiales son trasladadas con manos sucias de empleados que tocan dinero, recetas de hospitales y de enfermos; cintas adhesivas que amontonarían en cajas expuestas a cucarachas, polvillo, ácaros, etc., y así llegan al consumidor.
7) La farmacia “Went” sita en avda. Corrientes 901, propiedad de un conocido señor, entrega tickets que el cajero raya en el medio, como si quisiera anularlos, colocando en la parte superior un sello circular desdibujado (¿no tienen tinta para la almohadilla?), donde se alcanza a leer “…ADO” que podría significar “pagado”, por eso el empleado de caja -presuntamente autorizado- arruinaría los comprobantes, asunto que alguna autoridad de aplicación debería revertir. Cuando el sello está completamente ilegible las rayas aumentan y cruzan por el medio dicha constancia de pago de los productos ¿harán lo mismo con los paralelos que quedan asentados en registradora? ¿a qué se debe este raro método de entregar facturas de compras que parecen anuladas? ¿negligencias de los cajeros o más picardía “criolla”?
8) Se realizaron investigaciones acerca facturaciones y prestación de servicios de telefonía celular. El material es abundante y largo de detallar, todas las empresas reciben centenares de quejas de usuarios, caso de los “módem” de “Claro” para computadoras que no tienen señal en el centro y sólo sirven en balcones a la noche, engaño que se descubre después de firmar contrato y los usuarios se ven obligados a pagar más de $ 130 por mes, pero como algunas empresas podrían tener aval de poderosos “dueños” de escritorios públicos o haber aportado dinero para campañas políticas, sería total la impunidad. Sin ir más lejos, por denuncias de diferentes personas, hicimos comprar diez líneas de “Personal” (teléfonos de tarjeta) para un chequeo durante más de dos años, archivando en cajas las tarjetas que fueron usadas, agregando con marcadores las correspondientes fechas, todo a efectos de detectar abusos que se dan en especial cuando los consumos son muy altos; líneas usadas para llamadas sin importancia y de tipo “familiar”, controlando duraciones, desaparición de créditos (minutos no usados), gastos excesivos, promociones falsas, reiteradas “caídas del sistema” o imposibilidad de cargar tarjetas en algunos horarios (escuchando la grabación: “perdón, en este momento no podemos…”), recargas no acreditadas, demoras en conectar con números marcados, largas explicaciones grabadas cuando se quiere conocer el saldo o recargar, etc. Una promoción de “Personal” del año pasado referente a acreditación “doble” durante un mes, no coincidió con la realidad y cada línea que tenían los observadores de prensa eran cargadas varias veces a la semana comprobando siempre la falsa promoción (conste: el grupo de investigación resultó damnificado), después llamaron a Atención al Cliente dos o tres veces y las empleadas respondieron que había miles de reclamos y la empresa no podía acreditar las tarjetas, que los reclamos debían hacerse en Casa Central y “demostrar que verdaderamente las tarjetas se habían usado en líneas de ‘Personal’ durante ese mes”. Hasta un niño sabe que el público no guarda las tarjetas usadas y tampoco las archiva con fechas (no se mencionó que los observadores tenían todo bajo control), entonces respondieron que es difícil para la empresa solucionar la lluvia de reclamos (más o menos esa fue la respuesta), reconociendo dos empleadas que la cantidad de quejas de usuarios por el mismo problema eran miles; el asunto es más amplio, pero este pequeño detalle sirve para poner en la balanza irregularidades que el Ente Regulador no tendría en cuenta. Por un lado habría millares de perjudicados y por otro empresarios presuntamente enriqueciendo sin transparencia.
9) Crecen los locutorios en el centro y alrededores sin expendedores de constancias para los usuarios, es decir, no entregan comprobantes acerca de las comunicaciones realizadas y los dueños sólo tienen una pantalla interna indicadora para poder cobrar. Serían locutorios “truchos” que funcionan desde meses atrás y las autoridades competentes los permitirían por inconfesables razones ¿quién habilita esas múltiples cabinas de teléfonos públicos en kioscos, etc.?
10) Para esconder el periódico aumento de precios de las mismas mercaderías, en el radio céntrico entregan comprobantes fiscales que no detallan lo comprado, por ejemplo, una zapatería de buen nivel de calle Montevideo a cincuenta metros de Bartolomé Mitre, extiende facturas que sólo señalan el precio y número de artículo (?); cuando las clientes piden que asienten que son sandalias de cuero o zapatos, la propietaria dice “mejor compre en otro lado” (constatado junto a testigos). En librerías dan comprobantes “autorizados” por AFIP que repiten la palabra librería y el precio; las verdulerías ponen a todo “frutas” (sin señalar, por ejemplo, lechuga, zanahorias y tampoco el peso de la compra), en varios supermercados, ferreterías, almacenes, parrillas y otros comercios no imprimen dirección, nombre del local ni rubro, únicamente nombre de la sociedad, cuit y repiten al lado de cada precio la palabra “producto”, “ferretería”, “varios”, “almacén”, artículo N°…, etc. ¿Lo aceptarán oficialmente para no dejar pruebas de la inflación y que el público no pueda saber el precio de lo que compró y compararlo una semana después?
No trato de cuestionar el buen nombre y honor de personas que puedan sentirse aludidas, no tengo amistad ni enemistad en los lugares mencionados, sé que todos son comercios de primer nivel (no los locutorios) y me he limitado como periodista a servir a la verdad en bien de posibles damnificados y a efectos que estas irregularidades no proliferen con impunidad.
Sintético pantallazo (pequeñeces, comparado con asuntos más graves que se ventilan y la ética en la función pública no aparece) basado en testimonios confiables, documentación y comprobaciones personales de hechos innegables que no resisten desmentidos creíbles y si apareciera defensa de lo indefendible se extenderán investigaciones de prensa y reunirán pruebas más contundentes para difundir.
CARLOS ESTRADA *escritor, ex periodista parlamentario y de revistas jurídicas, ex cronista especial de semanario político y de revistas nacionales y provinciales, periodista de investigación con documentada trayectoria pública desde 1970.
Buenos Aires, Argentina, 2 de mayo de 2013.
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