Carta abierta a la Sra. Presidente de la Nación Argentina, Dra. D. Cristina Fernández de Kirchner.
Mendoza, 29 julio de 2012.-
Señora Presidente:
Pertenezco a la generación de “educandos” de aquella ESCUELA PÚBLICA ARGENTINA que fuera ejemplo para el mundo y de la cual seguramente pudo abrevar en su niñez y adolescencia.
Allí nos enseñaron, y lo recordará, a respetar profundamente la INVESTIDURA PRESIDENCIAL, fuera quien fuese el que detentara la máxima dignidad en el gobierno de la Nación.
Hoy, ese respeto ha desaparecido en mí, como consecuencia de que en usted ya ha desaparecido. Arranca a jirones con sus actitudes esa investidura y deja al descubierto sólo a una “mujer desnuda, vestida de negro”, soberbia y débil; grande y pequeña; temeraria y asustada; valiente y cobarde; apasionada y fría, custodiada y sola…
Sólo eso, una mujer, y a esa mujer me dirijo, como a una más de mi “género”. Dos mujeres: usted y yo. Una joven y una vieja, una rica y una pobre, una fea y una linda ¿?, una “con la suma del poder público” y la otra, simple ciudadana. Dos mujeres a las cuales sólo las une el mandato evangélico: “AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS”.
Los jirones de su INVESTIDURA PRESIDENCIAL los ha ido dejando a través de sus reiteradas apariciones en eso que ha dado en llamar “CADENA DEL MIEDO Y LA SUMISIÓN” y que yo llamo “CADENA DE LA VERGÜENZA NACIONAL”.
Cuando ante los micrófonos y las cámaras desgarra su investidura con alusiones vulgares de pésimo gusto, cuando hace sonrojar a sus ministros, que esbozan sonrisas bobas, ya sea por su nombre, el “bonete”, o su aspecto imberbe, cuando grita destemplada a un camarógrafo, cuando entona ridículos estribillos “Teresa, poné la mesa” y “cómo me gustan tus milanesas…”, cuando chechea a personajes, cuando ridiculiza a sus obsecuentes aplaudidores, cuando se contonea con la “scola”, cuando escarniza a funcionarios extranjeros… aquella dignidad con que la distinguiera un 54% incógnito se estrella en mil pedazos en las pantallas de TV, aunque a usted le importe “un pito…”
Pero esas serían nimiedades al lado de sus grandes anuncios, en que todos y todas quedamos involucrados y expectantes. Cree erróneamente que es la maestra ciruela de los 40 millones de todos y todas, que poblamos esta tierra de bendición que Dios nos diera y es así como temas urgentísimos: la Salud, la Educación, la Inseguridad, quedan relegados ante promesas y cifras y porcentajes incomprensibles, de difícil cumplimiento y peor implementación. Inventa vuelos semanales a MALVINAS, pide la exhumación de cadáveres de “tumba de guerra”, disparates internacionales que afectan la heroica grandeza de una GUERRA JUSTA. La Economía ultrajada por la corruptela al más alto nivel. Danza de dólares y pesos que afecta a un “abuelo amarrete” pero hace sonreír a quienes, desde la prebenda de dudoso origen, pretenden emular a los poderosos de la tierra, poniendo de manifiesto, lamentablemente aquel viejo dicho: “LO QUE NATURA NON DA…”
Y es así como, por la “CADENA DE LA VERGÜENZA NACIONAL”, corrige, desmiente, miente, exagera, denosta, escracha, confunde, se victimiza, abruma, aburre, induce al odio y la venganza, promete y se refugia en los aplausos oportunistas de sus incondicionales seguidores para regocijo de una oposición opaca a la que va sacando de su ostracismo con un “elefante rosa”.
Tal vez olvida usted que esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL que detenta es el fruto de una DEMOCRACIA recuperada con la sagrada vida de argentinos, que siguiendo su BANDERA, en el dolor de la guerra, en el cumplimiento del deber, en su entrada sublime a la GLORIA, en su postrer beso a la CRUZ, gritaron desde el 2 de abril del 82 y para siempre, en aquel pedazo irredento, bello, frío, indómito de MALVINAS: ¡¡¡VIVA LA PATRIA!!!
Para todos los argentinos, entre los cuales está usted, a quien se le otorgó la custodia de esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL, para respetarla y hacerla respetar. Y entre los que estoy yo, que desgraciadamente ya perdió el respeto a esa INVESTIDURA PRESIDENCIAL…
Ruego a la STMA. VIRGEN DE LUJÁN, PATRONA DE LA ARGENTINA, recuperemos, usted y yo y todos y todas, ese respeto perdido en las tinieblas de la incomprensión y que en un pasado no muy lejano fuera paradigma de un futuro mejor “para todos los hombres del mundo”…
A esa “mujer desnuda, vestida de negro”, vaya mi reflexión.
María Delicia Rearte de Giachino
Madre del Sr. CFIM (p.m.) D. Pedro Edgardo Giachino
DNI 1.605.228
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