jueves, 14 de marzo de 2013

El balance cerrado en el 2012 deja ver señales alarmantes en el mundo ganadero de Argentina, incluida lógicamente La Pampa.


Pedro Alvarez Bustos“No galopee que hay ‘aujeros’, le dijo un guapo a un prudente” (refrán criollo).

Pese a lo que se pregona, en el mundo oficial, el stock bovino diezmado por políticas nefastas tardará mucho más de lo previsto en recobrarse. La retención de hembras que se avizoraba y en torno a la cual batían parches se está diluyendo, lentamente pero sin pausa. La cantidad de vacas y vaquillonas remitidas a faena ha venido creciendo (13% y 40%, respectivamente). Sólo en diciembre (2012) llegó al 42,6% frente al 38,7% del diciembre anterior (2011). El proceso de recuperación se desvanece.

Exportaciones

Ya como se puntualizara, en columna anterior, en el 2012 solo se exportó el 7,26% (185.000 toneladas) de la producción cárnica (2,55 millones de toneladas), mientras la faena aumentó un 6% respecto al 2011. Antes del intervencionismo estatal, en el 2005, nuestro país había destinado a la comercialización exterior el 25% de su producción, sin afectar “la mesa de los argentinos”. Ese 7,26% fue el porcentaje más bajo a contar desde 1914, con la sola excepción del 2001; el año del brote de la fiebre aftosa.
Aún más, las carnes termoprocesadas cayeron en el 2012 un 57% y en directa relación, con toda la temática exportable, 12.000 puestos de trabajo se perdieron.
A mayor abundamiento, procede acotar que para Bautista J. Mendioroz, “de los casi 500 frigoríficos habilitados para el tránsito federal en Argentina entre el 2005 y 2007, en el 2012 quedaban 189, de los cuales solo 58 funcionan con normalidad” (Diario Río Negro, jueves 07 de marzo de 2013).
Lo habíamos previsto cuando, antes de ahora, hacíamos referencia a “los cuentos chinos”, sin olvidar a Azerbaiján, donde también concurriera Guillermo Moreno con una nutrida comitiva de “empresarios amantes del turismo”, que paga “Juan Pueblo”.
Empero, ello no implica que la demanda mundial de carne desaparezca; todo lo contrario, irá en permanente aumento, pero para satisfacerla habrá que tener producto.

Criadores

Los criadores continúan sufriendo, en especial los pertenecientes a la zona del caldenal pampeano. Los precios estancados desde hace más de dos años y en esta zafra, sin duda, habrá algún relativo aumento de cabezas respecto a la anterior. Va de suyo que, por otro lado, los insumos agropecuarios no han abandonado el “ascensor” y la mínima rentabilidad que recibe el criador compromete su subsistencia, no frenando la desaparición de los pequeños y algunos medianos.
En general -los destetes- presentan buen estado de gordura y desarrollo, como consecuencia de las abundantes pasturas y rodeos achicados.
El valor a pagar va a depender, en cierta escala, de los feedlots; en especial, de los que cuentan con granos propios.
El pasto natural es aún el recurso más argentino, seguido por verdeos y pasturas perennes.

¿Qué gusto tiene la carne?

Hasta el sabor de la carne está cambiando. Se está perdiendo calidad culinaria y degustativa.
La carne es el tejido animal, especialmente muscular, que se consume como alimento. Se obtiene de animales ungulados; domesticados para proveer alimento.
Las carnes curadas-reposadas y las puestas en salazón (cecina, charqui) mantienen su sabor.
Quienes desde la tierna infancia acostumbraron comer carne pastoril, de pastos naturales, donde se emplean técnicas limpias, sustentables y respetuosas de la biodiversidad del caldenal, sin recurrir al uso de sustancias hormonales, anabólicos, herbicidas, pesticidas, fertilizantes de síntesis química, antibióticos o cualquier esencia que estimulare el crecimiento o la producción fuera de los parámetros naturales, observan día a día como el “sabor” va cambiando para mal.
Actualmente, a una carne como la descripta, se la llama orgánica o biológica o ecológica y hasta tiene un precio diferencial, porque su producción requiere controles y certificaciones. Puede que a quienes no la conocieron les agrade, incluso más, la que para sus paladares no tiene “gusto a pasto”, por los “suplementos y aditivos” que, englobados “a modo de medicamentos, le introducen aceites omega tres, para prevenir el colesterol y las placas de ateroma”, al decir de Daniel Besso; a quien no le agrada ese futuro.
Así han aparecido, por ejemplo, las carnes vacunas con gusto a cerdo como consecuencia del sistema de engorde, en base a “concentrados con composiciones de ácidos grasos que contrastan con la de las pasturas y pueden modificar el sabor de la carne” (conf. Investigación de Enrique Paván, de INTA Balcarce).

Consectario

La carne es un alimento muy nutritivo. Contiene proteína, hierro, zinc y vitaminas del grupo B. Su producción requiere más recursos que un alimento vegetal.
Se hace necesario ameritar sus características sensoriales, terneza, coloración, jugosidad, aroma y sabor. Flavor se denomina a la combinación de aroma y sabor, observándose más en el animal adulto (novillo pesado o de exportación), por el aumento de la grasa intramuscular.
En síntesis, Argentina debe formular una Política de Estado (0 en retenciones y 0 en intervencionismo, como Brasil y Uruguay con sus gobiernos socialistas) que conlleve el apoyo a la “fábrica de terneros”, recomponer en forma urgente su stock e incrementarlo, expandir sus exportaciones con productos cárnicos de los que ahora no abundan y defender a ultranza el sabor de sus carnes naturales, orgánicas o biológicas.
La Pampa no puede ser ajena, habida cuenta que aquí están los mayores exportadores argentinos de carne pastoril o ecológica, desde hace más de una década.
“Lo difícil se hace, lo imposible se intenta y de lo fácil no se habla”. (Napoleón).
Pedro Álvarez Bustos
Productor agropecuario de tercera generación, abogado y escritor

No hay comentarios:

Publicar un comentario