miércoles, 20 de marzo de 2013

Vale es una empresa de origen brasileño, especializada en minería, que en la provincia de Mendoza está instalando una fábrica de potasio.



Por Juan Carlos de Pablo (*)
Lleva invertida la tercera parte del presupuesto inicial, y genera entre 6.000 y 6.800 puestos laborales directos.
Las actividades fueron paralizadas el 22 de diciembre pasado. La empresa acaba de anunciar que no sigue instalando el proyecto, y dio orden de indemnizar al personal.
¿Explicación? Los costos en dólares aumentan de manera continua, medidos por el tipo de cambio oficial y el sector público argentino no está proporcionando ninguna compensación.
Como dije, no conozco los detalles pero me parece que capté la esencia del problema.
No estamos delante de una cuestión de “clima de negocios”, porque Vale no solamente había decidido instalarse en Argentina, sino que estaba “hundiendo” capital preparando la infraestructura.
¿Qué falló? No haber anticipado que el “cepo cambiario” le obligaría a vender los dólares necesarios para financiar la inversión, en el segmento oficial del mercado de cambios, teniendo que sufragar erogaciones que aumentan según la tasa de inflación bien medida.
Los directivos de Vale prefieren perder lo invertido, a seguir invirtiendo en estas condiciones, esperando que la situación se revierta. A menos que el “parate” sea el principal elemento de negociación. Veremos.
Algo parecido a lo que le ocurre a Vale les pasó a quienes estaban haciendo inversiones en infraestructura en 1990-1991. En aquel entonces, físicamente DEPABLOCONSULT funcionaba en Alsina al 800. Consiguientemente soy testigo de la construcción del edificio donde funciona el hotel Intercontinental. Cuyo esqueleto se levantó a gran velocidad, luego de lo cual la construcción estuvo parada durante un año. Eventualmente se terminó.
¿Qué había pasado? Que los últimos 10 meses de 1990, mientras el dólar en términos nominales prácticamente no se modificó, los precios internos se duplicaron, de manera que el poder adquisitivo de cada dólar cayó a la mitad. Los constructores de la obra en cuestión tuvieron que explicarle a los alemanes que los costos ¡en dólares! se habían duplicado.
A comienzos de la década de 1990 esto se debió a una recuperación de la confianza, en la actualidad a la existencia del cepo cambiario, más precisamente, a la obligación de liquidar los fondos que ingresan para invertir, al tipo de cambio oficial.
Cuando les pregunto a mis alumnos cuál es el problema me contestan que es el hecho de que los costos de Vale aumentan mucho más que el tipo de cambio oficial. Pero entonces les respondo que eso hoy también le está ocurriendo a cientos de miles de empresas. Me miran.
La respuesta es que una cosa es una empresa en funcionamiento, y otra una inversión que está en proceso de construcción.
Nadie cree que, a raíz de esto, se modificará la política cambiaria. Aunque por lo menos debería pensarse, dado que el problema no sólo le afecta a Vale.
¿Algún parche, es decir, que el gobierno (Nacional, el provincial no creo que tenga fondos suficientes) se haga cargo de la diferencia? Veremos.
(*) Director de Contexto y miembro del Consejo Asesor de Carta Política.

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